Polémica
Puig presenta la dimisión por asistir a una boda con cerca de 20 invitados
El portavoz del gobierno reconoce que estuvo en un banquete en el Catllar donde había más personas de las que están permitidas
El portavoz del gobierno municipal y concejal del Ayuntamiento de Tarragona, Xavier Puig, puso ayer su cargo a disposición del alcalde Pau Ricomà después de reconocer que el sábado había asistido al banquete de una boda. Se trata de una fiesta ilegal, ya que a la celebración se reunieron una veintena de personas cuando la Generalitat de Catalunya ya había prohibido las reuniones de más de seis.
El banquete tuvo lugar en el antiguo restaurante Cal Padrí de la urbanización Mas Vilet, en el término municipal del Catllar. Fueron diversos los vecinos que advirtieron al vigilante municipal y a los Mossos d'Esquadra que al chalet, situado en la calle Anselm Clavé, se estaba llevando una fiesta con más personas de las permitidas. Según explica un miembro de la Junta de la urbanización, que vive junto al lugar donde se celebró el banquete, fue hacia las 18 horas cuando los vecinos más próximos se dieron cuenta de lo que pasaba. Entonces le llamaron y él avisó al vigilante municipal del Catllar, que acudió y pidió a los asistentes a la celebración que desalojaran la casa. El miembro de la junta estaba presente y explica que el organizador de la fiesta, que era el novio, lo insultó y amenazó con agredirlo por haber avisado al vigilante de qué estaban celebrando el banquete con más asistentes de los permitidos. En una discusión un poco subida de tono, el vecino asegura que sólo le dijo que era un «delincuente» para hacer «una fiesta incumpliendo las leyes».
En todo caso, el vigilante municipal consiguió que, en cuestión de 15 minutos, todos los asistentes se marcharan. Fue entonces cuando el miembro de la junta de la urbanización vio que una persona se marchaba tapada con una americana sin poder ver de quién se trataba. Indica pero que se podría tratar del concejal de Esquerra Republicana.
Fue el mismo Puig quien ayer publicó un escrito a su perfil de Facebook en el cual reconocía el error, pedía disculpas y presentaba su dimisión para que sea Ricomà quien decida ahora si lo acepta o no. «El sábado pasado oficié la boda de mi mejor amigo y fui una de las personas invitadas a la comida de celebración en una casa particular. Era una celebración de pequeño formato, pero al llegar y ver que no se cumplían las limitaciones de aforo vigentes me tendría que haber marchado e instar a que lo hicieran el resto de invitados. No lo hice y fue un grave error por mi parte. Como ciudadano y como cargo público, es una irresponsabilidad, pido disculpas y asumo las consecuencias, por lo cual he puesto mi cargo a disposición del alcalde» decía Puig en el mensaje.
Por otra parte, el alcalde del Catllar, Joan Morlà, explica que el vigilante municipal hizo el informe correspondiente y «el lunes por la mañana lo enviamos al departamento de Salud, como es preceptivo».
Todo provocó las reacciones de los grupos municipales a la oposición. Jose Luis Martín, portavoz del grupo municipal del Partit Popular, sostuvo que «es inadmisible que mientras el alcalde Pau Ricomà establece unas estrictas restricciones en la ciudad el señor Puig incumpla las medidas establecidas». En este sentido, considera que no es suficiente que ponga su cargo a disposición del alcalde, sino que cree que ayer mismo tendría que haber dimitido directamente.
Con respecto a la CUP, su portavoz, Laia Estrada, comentaba que Puig «hace bien en poner su cargo a disposición del alcalde, es una manera de reconocer que se ha equivocado en un momento en que muchos sectores están sufriendo las duras consecuencias de la pandemia». Estrada dice que Ricomà tendrá que tomar una decisión «teniendo en cuenta que este hecho le quita credibilidad después de haberse erigido como máximo garante de las medidas sanitarias». No obstante, la cupaire defiende que desde su formación no pedirán la dimisión de Puig, pero sí que «asuma las consecuencias pagando la multa que correspondería».
El PSC, lamentaba en un comunicado que «en un momento en que el mismo gobierno municipal ha pedido máxima ejemplaridad a la ciudadanía y a sectores como la cultura o la restauración, resulta difícil de explicar que un servidor público incumpla las restricciones y consideremos adecuada su dimisión». En este sentido, los socialistas defendían que «Puig ha tomado la decisión acertada» presentando su dimisión a Ricomà.
Con respecto al grupo municipal de Ciutadans, la concejala Sonia Orts calificó de «decepcionante» el comportamiento de Puig y reconocía que es «acertado» que asumiera la culpa y presentara su dimisión.
Finalmente, desde Junts per Tarragona manifestaron que «ante la gravedad de los hechos en el contexto actual, le honra haber tomado la decisión de poner su cargo a disposición del alcalde».