Comerç
La covid-19 acelera la desertización comercial del centro de Tarragona
Los comerciantes piden medidas urgentes ante la quiebra de negocios y la proliferación de locales vacíos
La Rambla, la joya de la corona, languidece. «La base del comercio hoy es la facilidad de aparcamiento y una buena iluminación. Los centros comerciales lo han entendido muy bien, pero aquí no tenemos ni una cosa ni la otra. Tener 10 años aquí los mercadets de venta ambulante también ha devaluado la imagen», lamenta Jordi Represa, propietario de la tienda Roba. «Ysi añadimos el problema del covid, la Rambla está en un momento crítico», remacha.
Antes de la pandemia, el porcentaje de locales vacíos en la ciudad que eran «potencialmente ocupables con actividad de negocio» se situaba en un 20%, de media. La cifra era un poco inferior enlos principales ejes comerciales y un poco más alta en las calles no comerciales, según el último informe del Plan Estratégico de Comercio de Tarragona (PECTgn 20-25). Recientemente no se ha hecho ningún censo oficial para constatar cuál está siendo el impacto de la pandemia.
Los pronósticos, sin embargo, no son nada buenos y este escenario preocupa. El presidente de La Via T, Salvador Minguella, reclama unidad y medidas para frenar la desertización comercial del centro. La situación, dice, es muy complicada y pone de ejemplo el hecho de que algunos asociados no puedan pagar a día de hoy la cuota mensual de la entidad, que es de 20 euros. Además, avisa de que no se podrán mantener los mismos precios para el alquiler. «Hay poca empatía por parte de algunos propietarios», lamenta.
El centro espera proyectos de revitalización
Las nuevas restricciones en la hostelería y el comercio han disminuido la afluencia de compradores y algunos comerciantes, ya muy tocados por el estado de alarma, hablan abiertamente, ahora sí, de bajar la persiana. En este sentido, un estudio de PIMEComerç vaticina que un 30% de los negocios no superará la crisis de la covid-19. «La situación es caótica y desesperante. Nos preocupan tantos locales vacíos y la imagen que da la ciudad y trabajamos para poner solución», afirma Florenci Nieto, presidente de PIMEComerç Tarragona.
Varios comerciantes consultados por el ACN reclaman un verdadero plan de comercio y critican la falta de liderazgo del Ayuntamiento –tanto con el gobierno actual como con el anterior. El plan de la Illa Corsini, que prevé convertir en zona de peatones el entorno del MercatCentral y reforzar el carácter comercial, todavía se tiene que redactar. Calles como Unióy Apodaca también imploran un plan de revitalización que los impulse de nuevo.
Mientras tanto, el centro comercial ParcCentral y los grandes almacenes del Corte Inglés -que este mes cumple 10 años en la ciudad-, han conformado un nuevo polo de dinamismo más apartado del centro. En las afueras también se configura una oferta alternativa con el parque de medias y grandes superficies de Les Gavarres y el futuro centro comercial de 66.500 metros cuadrados que Ten Brinke proyecta en el PP-10, en los terrenos del fallido proyecto de Ikea.
Según el presidente de La Via T, aunque los centros comerciales «tienen su razón de ser», acaban vaciando el centro de las ciudades. «Eso lo hemos visto en Francia o en los Estados Unidos; y allí ya están volviendo atrás, a intentar potenciar el centro de la ciudad, que es donde hay vida», destaca. Según Salvador Minguella, «no podemos seguir haciendo las cosas igual» porque con la covid-19, dice, el proceso que ya había en marcha «todavía será más rápido de lo que era».
La ciudad pierde músculo comercial
Según el Censo de establecimientos comerciales de Cataluña (CECC) del Departamentd'Empresa de la Generalitat, la ciudad de Tarragona pierde establecimientos y superficie comercial cada año que pasa. Los datos disponibles son del periodo comprendido entre el 2017 y el 2019, con lo cual permiten ver cuál era la tendencia antes del estallido de la covid-19.
El informe señala que el año 2017 en Tarragona había censados 1.865 establecimientos con una superficie de venta de 320.351 metros cuadrados. Dos años después, en 2019, eran 1.770 (-5%) en una superficie de 265.232 metros cuadrados (-17%). Durante este periodo la superficie media de los establecimientos pasó de 172 m2 a 150 m2.
Un dato destacable es que cada vez hay menos superficie de venta en el interior de la ciudad –lo que se considera la trama urbana consolidada (TUC). El año 2017 el 72,39% de los metros cuadrados de comercio estaban dentro de esta TUC, pero, dos años después, esta cifra se había reducido hasta el 65,93%.
En paralelo, el número de establecimientos dentro de esta zona urbana pasó del 89,54% al 87,69% del total. Se trata, pues, de una reducción inferior en términos relativos a la de la superficie de venta, por lo que los datos constatan que los grandes crecimientos actuales tienden a medias y grandes superficies en las afueras.
La reducción del músculo comercial afecta casi atodos los sectores. El denominado «cotidiano alimenticio» se mantenía como el más numeroso en la ciudad el año 2019 con 481 establecimientos y 46.000 metros cuadrados. Eso son 26 comercios menos y 11.000 metros cuadrados menos que el 2017.
En dos años, el sector del equipamiento para las personas perdió 32 de los 349 establecimientos que tenía, mientras que el sector del equipamiento para el hogar se dejó por el camino 29 establecimientos. Por su parte, el de Ocio y cultura pasó de 191 establecimientos en el 2017 en 161 en el 2019. El sector del comercio dapor hecho que, con la covid-19, la tendencia se acelerará.