Política
Ricomà rechaza la dimisión de Puig pero le retira el cargo de portavoz
El alcalde de Tarragona cree que la decisión es proporcionada a los hechos y Manel Castaño será la nueva cara pública del consistorio
El alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, decidió ayer no cesar al concejal Xavier Puig después de que este pusiera su cargo a disposición del alcalde al reconocer que el pasado sábado había asistido a una celebración con una quincena de invitados cuando la Generalitat de Catalunya no permite hacer reuniones de más de seis personas para reducir los contagios de coronavirus. No obstante, Ricomà sí que ha apartado a Puig de sus funciones como portavoz del gobierno y, a partir de ahora, Manel Castaño será el nuevo representante municipal.
Ricomà defendió que los cargos públicos, como lo son los concejales, tienen que actuar con «ejemplaridad» y, por eso, calificó el acto de Puig de «negligencia, en un contexto de pandemia donde todos y cada uno de nosotros tenemos que actuar cumpliendo escrupulosamente las indicaciones del Departamentde Salut». El alcalde señaló que ante estas «negligencias», los cargos públicos «tenemos que asumir las responsabilidades de nuestros actos y se tienen que derivar consecuencias que sean en todo momento proporcionadas al hecho sucedido». En este sentido, Ricomà consideró «desproporcionado» aceptar la renuncia del concejal, sin embargo, defendiendo que hace falta que este tipo de actos tengan consecuencias, dijo que le retiraba el cargo de portavoz del equipo de gobierno y será sustituido por Castaño. El alcalde señaló, también, que el hecho de admitir el error lo honra como cargo público.
Una vez más, las formaciones de la oposición hicieron una valoración, en este caso, de la decisión de Ricomà de mantener a Puig en el consistorio. El portavoz del Partit Popular, José Luis Martín, calificó, tanto el hecho que Puig pusiera su concejalía a disposición de Ricomà como este decidiera no restituirlo pero sí apartarlo como portavoz de un «teatro» y «una tomadura de pelo para los tarraconenses». «Es una irresponsabilidad muy grande que el alcalde tome medidas y después ni sus mismos consellers las cumplan, es alucinante», defendía a Martín, que se mantenía en que «Puig tendría que haber dimitido directamente».
Por otra parte, Laia Estrada, líder del grupo municipal de la CUP, afirmó que «era previsible que el alcalde no aceptara la dimisión del conseller Xavi Puig, ya que su gobierno todavía quedaría más debilitado de lo que ya lo está». En este sentido, Estrada aseguró que «todo el mundo sabe que tanto Puig como Fortuny llevan el peso del gobierno». Sin embargo, la cupaire considera que el hecho de retirarle el cargo de portavoz es un «gesto vacío» que Ricomà se podría haber ahorrado. «Por nuestra parte reiteramos que pensamos que no tiene que dimitir, pero sí que tiene que pagar la multa que le correspondería si no se hubiera marchado antes de que lo pudieran identificar», dijo, finalmente, Estrada.
Con respecto a Ciutadans, Sonia Orts comentó que, «una vez más, hemos visto como a Ricomà le ha temblado el pulso y no ha actuado como alcalde de Tarragona» y se preguntaba «¿Qué sanción aplicará ahora a un ciudadano que no cumpla las normas?». «Es decepcionante», añadía.
Sandra Ramos, portavoz del Partit Socialista, también calificaba de «decepcionante» la «maniobra de no aceptar la dimisión de Puig», de la cual decía que «se enmarca dentro de la política de gestos vacíos y símbolos de este gobierno». Ramos se preguntaba «¿Qué confianza tendrán los ciudadanos en su gobierno si ni ellos son capaces de cumplir las normas? Es, directamente, una falta de respeto».
Finalmente el portavoz del grupo municipal de Junts per Catalunya, Dídac Nadal, se limitó a decir que consideran «acertada y proporcionada» la decisión tomada ayer por el alcalde Pau Ricomà con relación a la asistencia de Puig en una fiesta incumpliendo las restricciones del Departamentde Salut para frenar los contagios de covid-19.