Patrimonio
Martorell: «El último año antes de la declaración de Tarraco fue frenético»
El 30 de noviembre se cumple el vigésimo aniversario de la incorporación del conjunto romano en el listado de Patrimonio de la Humanidad
El 30 de noviembre, último día de este mes, se conmemora el vigésimo aniversario de la declaración del conjunto romano de Tarraco como Patrimonio Mundial de la Humanidad por parte de la Unesco. El camino hasta llegar a la asamblea celebrada en la ciudad australiana de Cairns, donde fue aprobada la candidatura de Tarragona, no fue fácil. Fueron necesarias muchas horas de trabajo y de contactos con diferentes administraciones, y también se tuvo que pagar algún tipo de peaje en forma de concierto de música y de conjunto escultórico. Eran las cuatro de la madrugada cuando la noticia de la declaración llegó a Tarragona.
Maria Mercè Martorell, concejala del grupo municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Tarragona como independiente, y teniente de alcalde de Patrimonio, fue la responsable de trabajar a fondo la candidatura y de conducirla a buen puerto, primero, y después conseguir que el conjunto romano de Tarraco se incorporara al Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, hecho que tampoco fue nada sencillo conseguir y requirió muchas horas de conversaciones. «El escenario ha cambiado desde entonces», remarcó Martorell.
El 30 de noviembre del 2020 la ciudad estaba pendiente de lo que se decidía en una lejana ciudad de la gran barrera coralina. Martorell fue la persona encargada de llamar al alcalde Joan Miquel Nadal para informar de la aprobación de la candidatura de Tarraco. Unos días después, Martorell escribía que «los tarraconenses no podíamos esperar una manera mejor de acabar el siglo XX, ya que toda la movilización ciudadana que la declaración ha comportado dentro y fuera de nuestra ciudad nos demuestra que, más allá de las diferencias de todo tipo, Tarragona todavía tiene la capacidad de ilusionarse por el reconocimiento de su pasado, por la consolidación de su presente y, lo que es más importante, por la proyección a todos los niveles de su futuro».
Transcurridos veinte años, y volviendo la mirada hacia el pasado, Martorell ha comentado a esta redacción que «en Cairns viví el mejor momento de mi carrera política, después de un último año que fue frenético, con viajes a París –sede de la Unesco– y volviendo el mismo día». «Fue memorable», dijo Martorell, quién también valoró de manera muy positiva el hecho de que «seis años después, en el 2006, consiguió cambiar los estatutos del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España para poder acoger el conjunto de Tarraco».
Martorell comentó que el equipo de personas que a inicios de este siglo eran responsables del patrimonio de la ciudad «lo dejamos todo bien encauzado, no sólo porlo que respecta amonumentos romanos, ya que también salvamos Ca la Garsa e impulsamos Tarraco Viva, pero llegó la crisis económica y, ahora, la pandemia de la covid-19». Durante su gestión, también se restauró el Pont del Diable y Tarragona se hermanó con la ciudad italiana de Pompeya.
Martorell también considera que «la Generalitat tendría que invertir más en el patrimonio de Tarragona». «En mi época de concejala, el Ayuntamiento recibió más dinero del Estado que de la Generalitat y siempre ha sido la administración que más ha invertido en nuestro patrimonio, nosotros hicimos el que pudimos», apuntó, para recordar que intervenciones destacadas como «la recuperación del Circo la inició el alcalde Recasens».