Restauración
Desesperación en el sector de la restauración de Tarragona: «Morirá el 30% del tejido empresarial»
Los empresarios piden la reapertura inmediata de los negocios y cargan contra el Gobierno por prorrogar las medidas
La posibilidad de ofrecer comida para llevarno resulta lo bastante rentable para el sector, que reclama la reapertura inmediata de los negocios tal como permiten otras comunidades del estado español. Las familias están al límite. «La Generalitat no nos ha ayudado y no nos ayudará. Pedimos que nos dejen trabajar», afirma a la ACN el presidente de la Asociación de Empresarios Hostelería de Tarragona (AEHT), Francesc Pintado.
Según el representante de los restauradores, la situación es insostenible y desesperante, y lamenta que no les dejen volver a levantar la persiana hasta el 23 de noviembre. La hostelería rechaza que sólo puedan reabrir las terrazas y que se mantenga el confinamiento municipal durante los fines de semana. «Esta medida se ha tomado con mucha falta de sensibilidad porque no les obliga a cerrar pero les ahoga», opina Pintado.
Por esta razón, el presidente del AEHT pide al ejecutivo catalán que deje «el orgullo y los intereses» y vele por la economía y las empresas tanto como lo hace por la salud. Pintado recuerda que el sector tuvo que cerrar tres meses durante la primera ola de la crisis sanitaria y que ahora acabará soportando dos meses más duras restricciones. El resultado, avisa, será el cierre de un tercio de los negocios. «Si a partir del 23 de noviembre sólo pueden abrir terrazas, este 30% será directo. Es imposible que los restauradores puedan asumir todo el gasto del invierno sin que ingresen dinero», reflexiona.
En paralelo, el gremio se queja de que no puede pedir ayudas si hace entregas a domicilio, cuando esta opción, apunta el AEHT, representa una facturación «residual» y «con un poco de suerte da para pagar el alquiler». Es el caso del restaurante SolRic, en la plaça de la Font de Tarragona, que elabora una decena de pedidos diarios para llevar. Con este nivel de ventas, pueden pagar poco más que los sueldos de los trabajadores, según el director comercial del grupo, Robert Iserte. Inicialmente este establecimiento abría cada día al mediodía y por la noche, pero actualmente ha limitado las cenas a los viernes y sábados ante la poca demanda que hay entre semana.
La pizzería Da Nicola ha apostado por adaptarse a las actuales circunstancias y ya prepara una carta nueva. Su propietaria, Maria Teresa Valldossera, explica que las entregas a domicilio les permiten «resistir» y, sobre todo, mantener el contacto con la clientela para «no perder el espíritu comercial» que ha preservado durante 35 años. A pesar de la experiencia acumulada, Valldossera calcula que han perdido un 60% de la facturación anual desde que empezó la pandemia.
Ambos restaurantes tienen la mayoría de la plantilla en ERTO pero de momento se resisten a bajar la persiana. En el caso de la pizzería sólo trabajan cuatro de los nueve trabajadores, mientras que los restaurantes del grupo Sol Ricmantienen activo a un 20% del personal. «El sector cuelga de medio hilo y, como no nos ayuden, el día 23 los que no tengan terraza estarán acabados del todo», opina Valldossera. El propietario de Sol Riccree que no podrán incorporar a los trabajadores que todavía se encuentran en ERTO. «No se dan cuenta de que estamos en invierno y que la gente en las terrazas podrá estar relativamente», completa. Además, hay mucha preocupación por la campaña de Navidad. Si la situación no se endereza, los restauradores dan las cenas de empresa casi por perdidas.