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La hostelería empieza a recuperar el ritmo el primer día de apertura a medio gas

Algunos profesionales han modificado la planificación de su trabajo para sacar más rendimiento ante los horarios fijados por el gobierno de la Generalitat

Marta Ferré escribe las propuestas gastronómicas que ofrece el establecimiento Cappuccino de la plaza de la Font.

La hostelería empieza a recuperar el ritmo el primer día de apertura|abertura a medio gasGerard Martí

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El sector de la hostelería empezó a recuperar el aliento ayer lunes, primer día de la reapertura de establecimientos después del segundo cierre que ha sufrido a causa de la pandemia de la covid-19. A pesar de la satisfacción para poder volver a tener contacto con los clientes, la situación en la que se encuentra la restauración no hacía que las caras de los profesionales fueran de exultante alegría. Las deudas acumuladas son muchas, las cajas perdidas son irrecuperables y la sensación es que pasará mucho tiempo antes de que llegue una situación de normalidad. Las dudas sobre el futuro inmediato persisten.

A media mañana, la presencia de clientes en las terrazas era reducida en muchos lugares de la ciudad como la plaza de la Font, la calle Lleida o el Serrallo. Los empresarios del sector comentaron a esta redacción que confiaban en que la situación mejorara a lo largo de la jornada y, sobre todo, el fin de semana, a pesar del confinamiento local y el hecho de tener que cerrar a las 9.30 horas de la noche.

Algunos profesionales han adaptado los horarios a la nueva situación. Josep y Albert Rosario, del City, del Serrallo, explicaron a esta redacción que «tener que cerrar a las 9.30 horas nos perjudica, pero lo entendemos». «Antes no abríamos por la mañana y ahora sí, lo hacemos para aprovechar todo el que podamos, hemos tenido que evolucionar», dijeron. Padre e hijo coincidieron en el hecho de que «no sabemos cómo nos puede perjudicar el cierre perimetral, teniendo en cuenta que el Serrallo es una zona gastronómica importante a la cual viene gente de poblaciones fuera de Tarragona».

Josep y Albert Rosario recordaron que la reapertura de ayer «es diferente de la que hicieron después del primer confinamiento, que fue total, cuando vino mucha gente porque había estado encerrada en casa». En esta ocasión, «la situación es diferente y, además, hemos vuelto en lunes, que es día laborable». Las dos últimas semanas «hemos hecho comida para llevary la gente ha demostrado su solidaridad con la restauración», remarcó Albert.

Este establecimiento del Serrallo dispone de una veintena de mesas a la terraza, «pero trabajamos con doce y hemos puesto mesas sin sillas porque sirven de separación, con el fin de mantener la distancia de seguridad,» subrayó Josep, quien apuntó que «nosotros trabajamos más por la tarde».

Por su parte, Marta Ferré, propietaria de tres establecimientos de la plaza de la Font, Cappuccino, Fòrumy Continental –tiene otros distribuidos por la ciudad–, estaba ajetreada escribiendo en una pizarra sus propuestas gastronómicas. «Afrontamos la reapertura con muchas ganas de volver a trabajar, pero seguimos teniendo un problema con las restricciones horarias», comentó, para añadir que «nos han obligado a cerrar sin que hubiera estado de alarma, no como ha sucedido en Madrid, pero tenemos que seguir pagando impuestos, la luz y el agua». Según Ferré, «si nos obligan a cerrar, tendríamos que dejar de pagar y recibir más ayudas, ya que nosotros no hemos podido pedir ninguna». Con la reapertura iniciada ayer «tenemos para cubrir gastos», remarcó.

Ferré no dudó en decir que «necesitamos a la gente de Tarragona, que nos ayude, porque en caso contrario el sector se puede hundir.» «El fin de semana notaremos mucho el cierre perimetral», añadió.

Con respecto al horario de cierre, las 9.30 horas de la noche, Ferré comentó que «mejor eso que nada», pero obliga a modificar el sistema de trabajo. «No tiene ningún sentido hacer cenas si la gente se tiene que marchar temprano a casa y lo que haremos serán platos al estilo de las tapas». La propietaria de los citados establecimientos de la plaza de la Fontexplicó la experiencia de la primera reapertura. «La gente no accedía al interior, se sentaba en la terraza, pero esta es la mitad de lo que podríamos tener», subrayó.

Otro punto neurálgico del sector de terrazas de Tarragona es el espacio de la plaza Corsini y de la calle Lleida. Algunas estaban muy ocupadas ayer por la mañana, en otros la presencia era limitada y en algunos casos no estaban montadas. Israel Violero, propietario de Tarraco Taverna, local ubicado en la calle Lleida, dijo que «nosotros teníamos ganas de abrir, pero nuestros clientes todavía más». En el interior del bar no ofrece servicio y en la terraza dispone de ocho mesas. Violero comentó que, «por el estilo de mi negocio, sobre todo tapas, el horario me va bien, pero que el toque de queda es a las 10 de la noche perjudica muchos negocios». En este contexto, el responsable de Tarraco Taverna añadió que «nosotros no trabajamos la cocina, pero pienso que los restaurantes tendrían que poder abrir hasta más tarde para poder hacer cenas: su horario es diferente y creo que el toque de queda tendría que ser a la medianoche».

Dos clientes del City y al fondo, de espalda, Josep Rosario.

La hostelería empieza a recuperar el ritmo el primer día de apertura|abertura a medio gasGerard Martí

Aspecto que ofrecía la calle Lleida a media mañana.

La hostelería empieza a recuperar el ritmo el primer día de apertura|abertura a medio gasGerard Martí

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