Una docena de micropueblos de Tarragona, inexpugnables por|para la covid
Un total de 44 pequeños pueblos de Cataluña, casi todos con menos de 500 habitantes, se mantienen sin ningún contagio por SAR-CoV-2
Un total de 44 micropueblos catalanes, casi todos con menos de 500 habitantes, se mantienen inexpugnables en la SARS-CoV-2 y han conseguido llegar almes de diciembre sin ningún vecino afectado por el coronavirus. En Tarragona, los pueblos «limpios» de covid son doce: l'Argentera, Capafonts, la Febró, la Figuera, el Lloar, Llorac, la Morera de Montsant, Pontils, Savallà del Comtat, Senan, Vallclara y Vilanova de Prades.
Según datos facilitados a Efe por el Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la Universidad Politécnica de Cataluña (BIOCOMSC-UPC), once municipios de los 44 que han conseguido llegar al 1 de diciembre sin ningún caso de coronavirus son de la provincia de Barcelona: Alpens, Calonge de Segarra, Castellar de N'Hug, Castell de l'Areny, Fígols, Granera, Perafita, Sant Agustí de Lluçanès, Sant Jaume de Frontanyà, Sant Martí d'Albars i Sobremunt.
En la provincia de Gerona sobreviven sin coronavirus cinco: Fontanilles, Madremanya, Meranges, Sant Ferriol y Toses. Lérida es la provincia que tiene más micropueblos exentos de virus, dieciséis, hasta la misma fecha: Abella de la Conca, El Pont de Bar, Arsèguel, Bausen, Canejan, Cava, Clariana de Cardener, Esterri de Cardós, Guixers, Llimiana, La Molsosa, Sant Esteve de la Sarga, Tarrés, Tiurana, la Vansa i Fórnols y Josa i Tuixén.
Mont-ral
Los 170 habitantes de Mont-ral viven «muy dispersos y eso nos ha protegido», ha declarado Francesc Xavier Pagès, alcalde de este abrupto municipio, muy frecuentado por escaladores y excursionistas. El tráfico de forasteros ha disminuido por las medidas de contención de la pandemia, sobre todo «la prohibición de salir fuera del municipio los fines de semana», ha admitido el alcalde, que destaca que «los excursionistas siempre van en grupos muy reducidos y no tienen apenas contacto con los vecinos». Mont-ral no ha tomado precauciones extraordinarias aunque el Ayuntamiento aplica el teletrabajo y «estamos muy concienciados: cumplimos el distanciamiento social y nadie va sin mascarilla», asegura el alcalde.
La Febró (Baix Camp) tiene 40 habitantes empadronados, pero sólo viven 15 en este pueblo de las montañas de Prades, uno de los municipios más pequeños de la provincia. Uno de sus vecinos, Víctor Guerra, cree que «no hay contagio por pura estadística, somos muy pocos y a duras penas nos movemos de aquí». Enclavado en un paisaje de postal, la Febró también es un lugar histórico para excursionistas, aunque «entre semana no viene casi nadie y los fines de semana, aunque quieran, no pueden». La protección que proporciona una mínima movilidad de muypocos vecinos es fuerte, pero no exempta de riesgos porque, según Guerra, «si se contagiara uno de nosotros, al día siguiente lo estaríamos todos».
Albert Peracaula, alcalde de Madremanya (Gironès), con 303 habitantes en los más de 13 kilómetros cuadrados de término municipal, ha atribuido a la «suerte» no haber tenido ningún caso de covid, aunque reconoce que «todos los vecinos han sido prudentes y han respetado estrictamente las normas impuestas».
Se da el caso de que en Madremanya, en diciembre del año pasado había 283 vecinos empadronados, y este mes son 20 más, la mayoría personas que ya vivían en la localidad o tenían una segunda residencia y que ahora se han censado para poder pasar los confinamientos en el municipio. En esta localidad no hay ninguna entidad bancaria, ni ningún comercio, ni bar, ni lugar donde relacionarse los vecinos y por eso han creado ahora el Centro Intergeneracional Rural (CIR), donde se pueden comprar comestibles de primera necesidad, hace de bar donde jugar a las cartas y tiene salas multiusos para hacer actividades.