Playa Larga
El gobierno insta en Costas a que obligue en Las Palmeras a salir de las dunas
El concejal de Medio Ambiente de Tarragona, Xavi Puig, lo ve clave|clavo|llave para recuperar la playa Larga
El concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Tarragona, Xavi Puig, envió personalmente, hace cerca de un mes, una carta en el Costas del Estado para pedir que obliguen en el Camping a Las Palmeras a recolocar unos metros más atrás la valla que delimita el complejo turístico y que toca en la playa Larga, la cual está situada precisamente encima de la duna. Es una de las tareas que el consistorio ha llevado a cabo con el fin de recuperar la playa Larga, una de las que más sufrió el temporal Gloria y todas las levantadasque ha habido durante este 2020. De momento, sin embargo, el consistorio no ha recibido respuesta por parte del ministerio.
«El camping tiene la autorización de Costas para ocupar aquel espacio, sin embargo, aunque los temporales han hecho desaparecer parte de la playa, el límite del complejo es lo mismo y ha llegado un punto que se vuelve insostenible», defiende Puig. Aunque el edil de ERC reconoce que «la actividad del camping es lícita, necesaria y se tiene que potenciar, es una cuestión de equilibrio, y no puede ser que la ciudadanía se quede sin playa. Hace falta defender el interés público y preservar la playa Larga, en beneficio de la gente de Tarragona».
En este sentido, Puig defiende que si el camping retirara la valla unos metros más atrás, la duna sobre la cual está colocada se renaturalizaría y esta misma sería la que protegería en el camping de las levantadas y del mal tiempo, ya que es su función. Es lo mismo que pide a Lluís Estamariu, uno de los portavoces de la Coordinadora SOS Costa Dorada. «El camping tiene la valla justo encima de las dunas y, claro está, la franja de arena de protección ahora no existe», señala Estamariu, que defiende que «hay que encontrar soluciones al hecho de que no tenemos playa, que ha desaparecido» y que denuncia que desde el Glòria hasta hoy, «el camping ha ido colocando sacos de arena y rocas» para protegerse, pero esta «es la función de la duna», la cual, una vez recuperada, no permitiría que el agua del mar pusiera en peligro las instalaciones del camping.
Por otra parte, Estamariu explica que han pedido varias reuniones técnicas con la concejalía de Medio Ambiente «para que expliquen las soluciones del estudio hecho por un técnico que contrataron para la recuperación de las playas». Al respecto, Puig asegura que este especialista en dinámicas litorales ya está terminando el estudio y «en breve presentaremos los resultados». «Este técnico –apunta a Puig– nos tiene que proponer estrategias para conservar la playa Larga y recuperar el terreno perdido. El Gloria fue la gran levantada cuando no tocaba, porque no era la época de fuertes temporales y nos ponía en alerta con el cambio climático». Sobre este hecho, Puig sostiene que «nos enseñó dos lecciones». «En primer lugar, que sin sostenibilidad las ciudades no tienen futuro y, en segundo lugar, que la duna es lo que salva la Larga y la mayoría del litoral de Tarragona. Por eso, hay que apostar por la duna, que es una elevación del terreno, con la vegetación que fija la arena, creando un espacio de transición en que, si hay una gran levantada, el mar no te estropea nada».
Para proteger la costa del mal tiempo, Estamariu defiende que también hay que tomar medidas en la parte marítima. La posidonia, explica al activista ecologista, no es un alga, sino que es una planta marina que cuando venden corrientes muy fuertes amortiguan el golpe de estas y protegen el litoral. «Desde la playa del Miracle hasta Tamarit, los prados de posidonia están muy deteriorados por culpa de las anclas de los barcos deportivos, que las arrastran y destruyen la planta, y por culpa también de la pesca de arrastre», lamenta Estamariu. En este sentido y con el objetivo de recuperar estos prados, «proponemos crear una especie de santuario marítimo de distancia suficiente donde no se pueda anclar ni hacer pesca de arrastre».
Finalmente, Estamariu cree también que esta defensa del litoral «aportaría riqueza con un turismo más verde, concienciado y no agresivo, como el del submarinismo, y daría un valor añadido a la costa tarraconense».