Laura Borràs: «Necesitamos una Catalunya de país y descentralizada»
Acompañada de Albert Batet, el candidato de Junts en Tarragona en el 14-F, visitó el Puerto
La candidata de Junts a presidir a la Generalitat de Catalunya enlas elecciones del 14 de febrero, Laura Borràs, defendió ayer en Tarragona que «la Catalunya que necesitamos tiene que ser descentralizada y de país» y que, por lo tanto, pueda disponer de los recursos que necesita para resolver «los problemas y limitaciones que tenemos en este momento», en referencia al Estado español y su «deriva hacia Catalunya». Lo hizo después de visitar las instalaciones del Puerto y la Cofradía de Pescadores, acompañada de Albert Batet, el candidato a los mismos comicios por la demarcación de Tarragona.
De la misma manera que Batet, Borràs puso énfasis en la potencialidad del Puerto de Tarragona y, en esta línea, defendió que la región tiene que ser, por medio de sus infraestructuras, un «nodo europeo». De hecho, lamentó los incumplimientos del Estado español, precisamente, en materia de infraestructuras, poniendo el ejemplo del «tristemente famoso Corredor del Mediterráneo» y defendió el peso que Tarragona está llamada a tener en «la república que queremos».
Por su parte, Batet empezó celebrando que el Puerto de Tarragona «es un emblema de la potencialidad del territorio y un motor económico por nuestras comarcas del sur del país». Además, aseguró que centrarán su campaña en «evidenciar estas potencialidades que tenemos en el sur de Catalunya»
Con relación a la decisión del TSJC de establecer un mínimo del 25% de la enseñanza en castellano en Catalunya, lo que Borràs calificó de «agresión muy grave», la presidenciable defendió la necesidad de una «respuesta colectiva a las injerencias judicial», remarcando que «en cuestiones de país no puede haber mercadeo de partidos».
En esta línea, Borràs defendió que el sistema educativo catalán es «inclusivo, de país, de éxito y el modelo que queremos», y tildó de «involución democrática» la decisión del TSJC, a la cual también atribuye el hecho de que el TC considere que la libertad de expresión no contempla los ultrajes a la bandera española, cuando hay sentencias europeas que sí que lo hacen.