Comercio
Los restauradores de Tarragona, preocupados por la situación del sector después de la Navidad
Bares y restaurantes cierran la primera mitad de las fiestas con un descenso notable de la facturación y ven el futuro con miedo
Las terrazas del Serrallo, la Plaza del Fòrumy la Plaza Corsini tomaban ayer mucha vida. Centenares de tarraconenses aprovecharon este tipo de puente navideño para disfrutar del domingo en el exterior, aunque el gélido día nublado no acompañaba. Cuando menos, la imagen de bares y restaurantes con la mayoría de mesas ocupadas –cumpliendo las medidas, eso sí– no es la más habitual desde que se aplicaron las últimas medidas para contener la pandemia, que limitan severamente los horarios de apertura de bares y restaurantes. Los restauradores de la ciudad han vivido una primera mitad de Navidad a medio gas y ahora temenel fin de las Fiestas.
«Hoy tenemos lleno porque es festivo pero, entre semana, el Serrallo es un desierto», lamentaba Enriqueta Garcia. La propietaria del restaurante La Botiga recalcaba la delicada situación que viven los establecimientos del barrio pescador: «Nadie se atreve a abrir por las noches». Garcia reconocía que días como los de ayer, en los que casi no quedaba sitio en su terraza, «no compensan, ya que tan sólo sirven para cubrir gastos». Después del enésimo obstáculo de los últimos meses, decidieron abrir pensando en el personal.
Quien también está sufriendo las consecuencias de las últimas medidas es José López. El propietario de la Caseta de lesTres Bessones hablaba de «horarios incongruentes». Restaurante de referencia de desayunos y vermutsenla PartAlta, ayer tenía la terraza llena, pero López reconocía que no harían mucho cajón, ya que «la gente no tiene tiempo para comer», teniendo que levantarse de la mesa a las tres y media. «Estamos desolados, la ausencia de economía circular nos está haciendo mucho daño», reflexionaba el restaurador, para quien tener lleno los domingos es «la excepción de la semana». Aunque económicamente no sale a cuenta, las Tres Bessonessigue abriendo por «amor a la profesión».
La fidelidad de la clientela durante el día a día está siendo lo que está salvando el Bar Joe, cerca del MercatCentral. Su encargada, Gemma Virgili, reconocía que «la gente ha adaptado su horario de ir a hacer el café», aunque quién tiene un horario más rígido de oficina lo tiene más complicado. Virgiliha notado una reducción de la mitad de clientes durante la semana, aunque los sábados y domingos Corsini toma otro aspecto. Cuanto menos, ayer no era un día ideal: «Hace mal tiempo y la gente se marcha pronto».
Una mala Navidad
Los restauradores de la ciudad coinciden en indicar que esta no está siendo una campaña de Navidad provechosa. Especialmente malaestá siendo en la Caseta de les Tres Bessones, tal como reconocíaJosé López: «De momento hemos facturado un 80% menos de lo que es habitual, no llegamos ni a cubrir gastos». Este año, la ausencia de cenas de empresa les ha perjudicado, ya que acogían a mucha clientela que iba a hacer el aperitivo.
Pero si alguna cosa preocupa a los bares y restaurantes de Tarragona es aquello que pase después de Reyes. Si normalmente en enero y en febrero ya acostumbran a ser meses muy flojos, este año la pandemia los hará todavía más difíciles. «Después de fiestas no sé qué pasará, pero las prespectives son muy malas», lamentaba Enriqueta Garcia, muy pesimista de cara al futuro inmediato. Los restaurantes funcionan como pueden, en una situación que es incluso más perjudicial que un cierre total: «Es un cierre encubierto, ya que no hay bastante dinero para ayudas», según la propietaria de La Botiga. Gemma Virgili también sufría por después de Reyes: «No sé si saldremos adelante».
Ayer también fue el primer día de vacunaciones contra la covid-19, hecho que generó discrepancias. Para López, «un trago de oxígeno»; en cambio, paraGarcia y para Virgili, todavía pasarán meses para que la vacuna ayude a la economía a recuperarse.