Animales
Las adopciones de perros en Tarragona crecen un 13% a la protectora durante el 2020
Los ingresos caninos a la entidad, sin embargo, también registran un incremento en un año pandémico en que se han adoptado más gatos
Las adopciones de perros a la AssociacióProtectora de Animals iPlantes de Tarragona creció un 13,4% durante el 2020. En total, 358 perros encontraron familia el año pasado. Cuando menos, el año no fue positivo del todo, ya que la entidad registró la entrada de un 12,7% más de perros con respecto al 2019, llegando a acoger 389 perros nuevos. Los datos de la protectora de la ciudad entorno los gatos mejoraron en su globalidad con respecto al año anterior. En Tarragona se adoptaron 366 felinos, cifra que supone una subida del 8,4%, mientras que la asociación que cuida de animales recibió 360 nuevos gatos, un 11% menos que los registrados en el 2019. Hoy por hoy, la protectora situada en el polígono industrial de RiuClar acoge 120 perros y 180 gatos.
Las adopciones caninas y felinas en la ciudad fueron a más el año pasado. En un contexto pandémico, en el que las horas en casa se han multiplicado los últimos meses, cada vez más gente ha apostado por un animal de compañía. «La gente ha salido mucho menos de casa, y ha buscado distraerse con la compañía de un animal», justificaba a Maria Rosa Montserrat. La presidenta de la AssociacióProtectora de Animals iPlantes de Tarragona ponía el foco sobre el estricto confinamiento de la primavera pasada, cuando se adoptaron hasta 41 perros y diez gatos: «Entonces poder salir a pasear una mascota era visto como un privilegio, así que los Mossos d'Esquadra hicieron un requerimiento en la Fiscalía para recoger los nombres de los nuevos dueños».
No todos los perros tienen los mismos números de ser adoptados. «Con perros grandes como pastores alemanes o labradores hay cola, son razas muy bonitas», detallaba Montserrat. Entre las pequeñas, las más solicitadas son los Yorkshire o los Chihuaha. Los patrones entre los gatos son parecidos, ya que «los siameses o los persas salen antes que los atigrats», según la presidenta. Cuando menos, aquello que marca más a la hora de escoger es la edad, tal como destacaba a Maria Rosa Montserrat: «Hace unas semanas que están saliendo perros viejecitos, de los más veteranos de la protectora, pero claro, la gente prefiere antes un cachorro». De los 120 perros, 30 tienen más de diez años. La presidenta de la asociación ponía el acento en el coste de una adopción, que en el caso de animales «vacunados, esterilizados, castrados y con chip puede ascender hasta los 160 euros, ya que los gastos se tienen que cubrir». Cuando menos, el coste de acoger un perro de edad avanzada o con leishmaniasis es cero.
Suben las entradas
La cara negativa del 2020 a la AssociacióProtectora de AnimalsiPlantes de Tarragona fue la de las entradas. La mayoría de gatos y perros que entran a la protectora provienen de grandes camadas o bien de gente que ya no se puede hacer cargo, a causa de mudanzas o defunciones, por ejemplo. Cuando menos, a menudo las condiciones en que los animales llegan no son óptimas, según Maria Rosa Montserrat: «Entran muy aplastados, ya que a veces han sido atropellados, y la operación puede costar entre 700 y 800 euros que asumimos nosotros». La presidenta de la protectora tarraconense también denunciaba que muchos propietarios no dan la cara y «abandonan cachorros en contenedores o en cajas a la puerta de nuestro recinto». Montserrat recordaba un cruel caso que tuvo lugar este invierno, cuando alguien «dejó unos cachorros en una caja» y, cuando los trabajadores los encontraron, «la mitad habían muerto congelados».
La protectora de la ciudad celebraba el aumento de adopciones, pero denunciaba el incremento de animales acogidos por la asociación. El remedio, según Montserrat, tendría que pasar para que «el Ayuntamiento haga campañas de esterilización, nosotros ya hacemos el que podemos». La presidenta de la entidad reconocía que no todo el mundo podía permitirse el coste, pero que la administración tendría que ayudar. Montserrat también pidió un mayor control sobre el chip de los animales y el endurecimiento de las multas por abandono.