Cabeza de lista de Ciudadanos por Tarragona a las elecciones autonómicas
«Estamos convencidos de que renovaremos la confianza que ya tuvimos de los catalanes»
Califica de «falta de compromiso» la marcha de Orts y Calderón, de «nefasta» la gestión de la pandemia de Sánchez y propone equilibrar salud y economía
—¿Qué resultado esperan de Cs en estas elecciones?
—Vemos las encuestas como fotografías del momento, pero que quizás no son tan exactas como se quieren vender. Estamos fuertes y convencidos de que podemos renovar la confianza en que ya tuvimos de los ciudadanos de Cataluña y de Tarragona, y trabajamos con la idea de volver a ganar.
—Cs ganó elecciones del 2017, pero desde entonces ha ido perdiendo fuerza.
—Parece que seamos el eterno enfermo, en ojos de otros. La realidad es muy diferente. Somos un partido fuerte, somos un partido que acabamos de renovar los órganos de la formación y estamos en plena forma. Hemos sido el partido que más iniciativas ha llevado al Parlamentdurante esta legislatura. Hemos hecho pactos con PSC, aunque a veces nos ha cerrado la puerta, buscando sinergias con Podemos y con Esquerra en lugar de con Ciutadans, pero estamos muy contentos del trabajo hecho y estamos convencidos, en este sentido, de que renovaremos la confianza de los ciudadanos de Cataluña. Hay barrios de Tarragona en que una de cada dos personas nos votó.
—¿Con quién estaría dispuesto a pactar su partido en caso de poder evitar un gobierno independentista?
—Tenemos muy claro que hace falta un cambio de gobierno. Lo que queremos es que este gobierno no piense en una parte de los catalanes, sino en todos. Hemos estado muchos años perdiendo en convivencia, en salud, en educación y en economía, hemos perdido todos. Incluso los independentistas, porque los han estado enredando. Por lo tanto queremos tener un gobierno fuerte y unido y la opción no es un tripartito y, por lo tanto, lo que hace falta es un gobierno liderado por Ciutadans. A partir de aquí, como hemos demostrado por todas partes, somos un partido de centro, un partido liberal, que estamos acostumbrados a cerrar acuerdos. Lo hemos hecho con Sánchez y sabemos quién es, sabemos que el PSC quiere repetir el acuerdo que tiene en el Congreso con ERC y Bildu avalados por Podemos, pero eso no es lo que queremos para Cataluña. Hace falta un gobierno que recupere el prestigio y el impulso económico de Cataluña, así como las instituciones catalanas tan estropeadas por este proceso.
—¿Entonces descarta un posible pacto con el PSC?
—No descartemos nada, lo que queremos es liderar este nuevo gobierno. Tenemos muy claro que si el PSC tiene opción de escoger, como ya hizo en las últimas elecciones en 2017, cuando dijo que no haría de ninguna manera presidenta de la Generalitat a Inés Arrimadas, se volverá a equivocar y pactará con ERC y Podemos.
—¿Se acerca pues a un posible pacto con la derecha o la extrema derecha?
—En absoluto. Primero tenemos que tener presente que a las elecciones llegaremos todos con el marcador a cero. No sabemos cuál será el resultado. Las diferencias en estos marcarán los posibles pactos. Nosotros hemos demostrado que somos un partido centrado y moderado. Hemos demostrado que somos un partido fiable y que huimos de populismos, por lo tanto, está bien claro. Haremos pactos en función de los resultados, pero con quienes se pueda pactar. Podría haber un pacto de centro-derecha, o centro-izquierda-derecha o sólo de centro, que creo que sería lo ideal. La extrema derecha, en el caso de Vox, que no sabremos si entrará, no les conocemos y han integrado la antigua Plataforma per Catalunya, que sí que conocemos, un partido no sólo de extrema derecha, sino que además supremacista y xenófobo y, por lo tanto, habría serias dificultades en cerrar ningún acuerdo.
—Lorena Roldán tenía que ser candidata, pero se puso a Carlos Carrizosa. ¿Por qué? ¿Motivó eso la marcha de Roldán?
—En su día la misma Roldán dijo que daba un paso al lado para que Carlos Carrizosa fuera el candidato a la presidencia, porque era la persona con mejores condiciones para agrupar sinergias con el PSC y el PP. En lugar de eso, nos hemos encontrado con que estos partidos están mucho más preocupados de debilitar la fuerza de Ciutadans, que sigue siendo muchísima, para tratar de ganar ellos con fuerza. Roldán ha tomado decisión y los motivos se tienen que preguntar a ella.
—¿Sale ganando el PP con Roldán?
—La pregunta es si Roldán sale ganando o no.
—Rubén Viñuales, quien era líder del partido en la ciudad, también se marchó y al PSC. ¿Cree que estos dos fichajes son para debilitar su formación?
—Creo que de unlado puede haber este interés, que es legítimo, y en el caso del señor Viñuales, no era el líder, era el portavoz municipal. Es una persona que siempre ha tenido la confianza del partido, hasta el minuto antes de marcharse. Lo hizo por decisión propia y a mí no me llamó ni me ha explicado nada, pero estamos hablando de Ciutadans, que nació el año 2005 y la esencia inicial sigue intacta. Siempre ha sido un proyecto colectivo con gente muy diversa pero con unas ideas claras con respecto a la necesidad de fortalecer a la sociedad y de trabajar para el conjunto de los ciudadanos. A partir de aquí, la posibilidad de tener proyectos personales siempre está.
—¿Dos concejales de Cs en el Ayuntamiento se han dado de baja, como lo valoráis?
—Ciutadans es un proyecto colectivo. Que se marchen en plena campaña electoral deja claro la falta de compromiso con este proyecto colectivo. Que lo hagan sin devolver el acta y, por lo tanto, sin respetar lo que firmaron en la carta ética y financiera cuando fueron nombrados candidatos es un indicador del hecho de que no habían asumido un compromiso firme ni con el proyecto ni con los tarraconenses que les votaron. Nadie puede obligarles a quedarse y seguir dando apoyo el proyecto de Ciutadans por la ciudad de Tarragona, pero tendrían que dejar el acta.
—¿Qué haría Ciutadans por Tarragona en caso de llegar al Palau de la Generalitat?
—Tenerla presente. Tarragona siempre ha estado en la cola de inversiones y tenemos, desgraciadamente, comarcas en la cola en situación económica y de empleo. Y no sólo eso. Estuve en las Terres de l'Ebre y vi el estado de dejadez en que la Generalitat tiene este parque natural, que no lo está defendiendo ni invirtiendo. Tiene un presupuesto de 6 millones de euros, con los cuales se podría hacer una actuación de emergencia para empezar a llenar la playa de la zona de la Illa de Buda que se lo ha comido el mar después del Glòria y el Filomena, entre otros temporales. Estamos en una situación crítica y no hay inversiones, no hay voluntad política de trabajar en el territorio.
—¿Cuáles son pues sus propuestas para el territorio?
—Hablamos de infraestructuras. El corredor del Mediterráneo ha sido siempre el arma arrojadiza que ha tenido el separatismo para apuntar hacia Madrid. Pero mucha de la culpa del retraso de esta infraestructura la encontramos aquí. Por la falta de interés de la Generalitat y la falta de capacidad política. Lo que se tiene que hacer es trabajar, con visión estratégica, y dejar de lado la servidumbre que se ha tenido con respecto a los poderes locales, que a veces han retrasado estos proyectos.
—¿Cómo cree que se ha gestionado la pandemia en Cataluña y en España?
—La gestión de la Generalitat de Catalunya no ha sido buena y la del gobierno de España ha sido más nefasta, ya que tiene el agravante que quien tiene la responsabilidad real respecto a lo que representa un estado de alarma es el gobierno de España. Y lo que ha hecho este es firmar un decreto y correr a esconderse detrás de las comunidades autónomas y decir que ya os lo haréis. Y al paso que vamos, quizás tendremos la gente vacunada a finales de 2023.
—Mucha gente ya dice que, si no se muere de covid-19, se muere de hambre.
—Lo más importante es la salud, está claro, pero sí que tenemos que tener la capacidad de ordenar las actividades económicas para conseguir que estas no tengan una incidencia sobre la salud. Proponemos un plan que tenga bastante flexibilidad para ser capaces de graduar hasta qué punto se puede abrir la puerta para que haya un mínimo de actividad que permita la pervivencia de negocios como la hostelería, entre muchos otros sectores afectados.