Robos
Unas treinta familias de Cala Romana contratan vigilancia privada
Mientras tanto, el Ayuntamiento espera instalar los lectores de matrículas en todo Llevant a finales de año para evitar más robos en casas
Una treintena de familias de Cala Romana han decidido contratar un servicio de seguridad privada para protegerse de los robos que a menudo sufre el barrio tarraconense. Por otra parte, y con el mismo objetivo, el Ayuntamiento de Tarragona ya ha empezado a trabajar con el fin de instalar los lectores de matrículas en las entradas y salidas de todos los barrios de la zona de Llevant. Los presupuestos de este año cuentan con 200.000 euros para implantar esta medida de seguridad que facilitará la identificación de los ladrones cuando las cámaras detecten vehículos sospechosos.
Cala Romana, junto con el resto de urbanizaciones de Llevant, es uno de los barrios de la ciudad que más sufre robos dentro de las casas. Es una demanda constante de los residentes la necesidad de aumentar la seguridad en la zona. Por eso, los vecinos de una treintena de viviendas se pusieron de acuerdo y decidieron contratar los servicios de la empresa Securitas, cuyos trabajadores hacen patrullajes aleatorios por las calles de sus clientes haciendo tareas de vigilancia. Jordi Vidal es uno de los impulsores de esta iniciativa. «Durante la segunda mitad del año pasado la incidencia de robos se incrementó de manera considerable y se extendió por el barrio una psicosis importante ante esta situación», relataba Vidal, que recordaba que hace unos 15 años hubo una temporada parecida a nivel de inseguridad. Explicaba que entonces se pusieron de acuerdo cerca de 80 familias y contrataron también vigilancia privada, hasta que al cabo de dos o tres años dieron el problema por solucionado. Ahora, ante la oleada de robos del año pasado, sumada a los que se van produciendo habitualmente, han decidido hacer lo mismo. Lamentaba, sin embargo, que esta vez son muchos menos y, por eso, sale muy caro, más de 100 euros por vivienda, según Vidal.
El impulsor de la iniciativa comentaba que empezaron el patrullaje el pasado 20 de enero y que, por ahora, el contrato con la empresa durará seis meses. Los técnicos de seguridad van dando vueltas por las calles de las casas de sus clientes y controlan que todo esté en orden. Además, apuntabaVidal, cada una de estas viviendas tiene un código de barras a través del cual los vigilantes pueden demostrar que han pasado por aquel domicilio, el día y la hora. Vidal aseguraba que el malestar psicológico y la inseguridad han bajado mucho desde que patrullan por el barrio, y desea que más vecinos se sumen a la iniciativa, reconociendo que muchos de los que no pagan también se aprovechan, ya que una de las principales funciones del servicio es asustar a los delincuentes. «Se trata de tener tranquilidad y cuantasmás barreras ponemos a los ladrones mejor», añadía, refiriéndose también la instalación de los lectores de matrículas por parte del consistorio en las entradas y salidas.
Precisamente al respecto hablaba ayer el concejal seguridad del Ayuntamiento, Manel Castaño, a DiariMés. Celebraba que con la aprobación definitiva de los presupuestos municipales, los departamentos de Ingeniería, Tecnología y la Guardia Urbana han llevado a cabo ya una primera reunión para empezar a trabajar en el proyecto. Este se encargará en una empresa externa y, una vez esté terminado, se procederá a la licitación. Castaño espera, teniendo en cuenta los plazos de la administración, a que los 22 puestos de control estén instalados en todos los barrios de Llevant entre finales de este 2021 y principios de 2022.
Quien también se mostraba satisfecho por esta noticia era Saul Garreta, presidente de la Asociación de Vecinos de Cala Romana. «Estamos muy contentos y tenemos que felicitar tanto en el equipo de gobierno como en el resto de grupos municipales que se hayan preocupado por la problemática de la inseguridad en Llevant», decía. Explicaba también que la reunión entre los vecinos y los Mossos d'Esquadra sobre consejos a tener en cuenta en caso de que entren a robar en casa y para minimizar los riesgos que eso pase, fue productiva. «Nos explicaron que va muy bien, por ejemplo, tener un perro o poner rejas y elementos que dificulten a los ladrones poder entrar», relataba el representante vecinal, que añadía que «nos recomendaron también ser activos en el chat que tenemos entre todos y avisar rápidamente cuando vemos alguien o alguna cosa extraña, y hacerlo saber también a la policía a través de un contacto específico que nos proporcionaron». Garreta destacaba, por otra parte, que los Mossos ya les aseguraron que los lectores de matrículas disponen de un sistema muy sofisticado que en ningún caso vulnera la intimidad y privacidad de los vecinos.
Paralelamente, calificaba «legítimo» que una serie de vecinos hayan decidido contratar seguridad privada. «Nos limitamos a ayudar a que encontraran esta empresa, pero creímos que no nos teníamos que involucrar más allá», dice Jarrete, ya que asegura que algunas de estas familias reprochó a la entidad vecinal que no se apuntara a la iniciativa. «Desde la junta creímos que cada uno tiene que decidir si formar parte o no, nuestra función es hacer de puente entre los vecinos y la administración», señalaba Garreta. Precisamente para no crear el agravio comparativo que supone que los residentes que no pagan en la empresa también salgan beneficiados del servicio, Garreta decía que «apostamos por lo que es público, que por eso pagamos impuestos».
Finalmente, Gemma Fusté, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Llevant, también valoraba positivamente que se instalen los lectores de matrículas en todos los accesos. «Por fin salimos en los presupuestos, eso ya es una buena noticia porque es muy difícil que pase», decía Fusté, que recordaba que «siempre que se tenían que hacer mejoras en Llevant estaba sujeto en venta de patrimonio para conseguir el dinero».