Tarragona celebra la Diada de Sant Jordi en la Rambla Nova con aforo controlado
Los libreros prevén facturar un 50% de lo que hacían antes de la pandemia pero se dan por satisfechos
Tarragona vuelve a celebrar la Diada de Sant Jordi en unas condiciones bastante similares a las de antes de la pandemia. Después de un 2020 sin fiesta el 23 de abril y de una jornada descafeinada en julio, los tarraconenses se vuelven a reunir en la vía más icónica de la ciudad para comprar libros y rosas.
Sin embargo, la covid-19 ha obligado a tomar medidas extraordinarias. De entrada se ha reducido el espacio expositivo a dos tramos, sólo se ha permitido la presencia de librerías y floristerías profesionales y se ha establecido un control de aforo para evitar aglomeraciones. Eso ha hecho que desde casi primera hora se hayan formado colas. Todo hace que los libreros prevean facturar un 50% de lo que era habitual, pero a pesar de eso se dan por satisfechos.
A pesar de las limitaciones y restricciones el ambiente en la Rambla Nova es parecido al tradicional. Personas paseando con libros y rosas en la mano, removiendo las paradas o simplemente dando una vuelta. Eso sí, sin masificaciones y con un volumen de ciudadanos menor al habitual, pero el contraste con el año pasado es más que evidente. «Siempre es una alegría volver a ver la Rambla llena de vida. Es una manera de hacer diferente pero estamos muy satisfechos. La gente se ve con muchas ganas porque el año pasado estábamos encerrados en casa y repartíamos flores a domicilio», ha explicado Mireia González, de Floristería Romeu.
Los tarraconenses han asumido las medidas con resignación, puesto que la satisfacción de poder disfrutar de un Sant Jordi lo más normal posible compensasobradamentlas limitaciones. «Es maravilloso», ha comentado Neus Sendra, vecina de la ciudad mientras hacía cola para acceder al espacio delimitado. «El año pasado no pudimos salir de casa y este año aprovechamos que podemos pasear un rato. Ya estamos acostumbrados a los aforos», ha añadido Pilar Checa.
Ya de buena mañana, parejas y amistades se han intercambiado rosas y libros. «Somos mucho de Sant Jordi, a pesar de que él es más de San Valentín», le reprochaba irónicamenteArletPascual a su pareja,VictorVillacorta, con una rosa en la mano. «Siempre había la Rambla llena, las actuaciones castelleras, más paradas... ahora es más pequeño, pero al menos se puede celebrar», ha añadido Pascual.
Menos ventas y menos libros locales
La covid-19 y las restricciones han hecho que haya menos gente paseando. Los libreros prevén que este Sant Jordi facturarán alrededor de un 50% del que era habitual antes de la pandemia. «Este jueves fue un buen día y yo creo que la mitad de las ventas de un 23 de abril normal este año han quedado repartidas entre tres y cuatro días», ha ejemplificadoGertriAdserà, de la libreríaAdserà. Su compañero de la librería LaCapona, Ricard Espinosa, ha confirmado la previsión de ventas y ha remarcado el buen tiempo y que hay más calma. «No será un Sant Jordi como el del 2019, la gente irá a un ritmo más suave», ha dicho, y ha agradecido que «los clientes han avanzado bastante las compras y han tenido mucha paciencia por las colas fuera de la librería».
De hecho, además de las seis paradas de libros y las trece de flores de la Rambla Nova, el Ayuntamiento de Tarragona ha autorizado a los libreros a colocar una parada en la fachada de su establecimiento. En cuanto a títulos,Adseràha preferido no hacer previsiones sobre cuáles pueden ser los más vendidos y ha puesto en valor la variedad que ofrecen. Espinosa ha afirmado que en la parada no han puesto tantos libros como otros años y ha apuntado que no hay muchas novedades locales.
Respecto a las rosas, las ventas tampoco serán como las de años anteriores. Mireia González se ha mostrado satisfecha por el hecho que la principal avenida de la ciudad se haya reservado a los profesionales. «Es una buena noticia y esperamos que sea un precedente. Librerías y floristerías salimos a la calle con los mejores productos para sorprender la gente y quien sale beneficiado es el consumidor porque se asegura un producto de calidad y más personalizado».
Las más vendidas, como es habitual, son las rojas. «Es una apuesta segura, la diferencia está en las presentaciones», ha manifestado. En este sentido, ha afirmado que la tendencia de los últimos años es que los clientes cada vez busquen más empaquetados naturales y respetuosos con el medio ambiente. Como novedad, aen la Floristería Romeu han diseñado junto con el diseñadorOctaviusunas etiquetas de un dragón.
La edición del año pasado, en la que tuvieron que hacer toda la venta en línea, parece que ha supuesto un punto de inflexión y también este año han vendido bastantes rosas a través de la página web. «Hemos podido planificar los pedidos a domicilio y nos está funcionado», ha valorado. De todas maneras, y a diferencia de los libreros, las compras anticipadas no han funcionado mucho, puesto que «la rosa es un producto natural» y lo que quieren los clientes es «pasear, remover y ver qué hay».