Salud
El Hospital Sociosanitario Francolí de Tarragona enseña a las personas mayores a prevenir caídas graves
Datos del ICS apuntan que un 30% de las mujeres de más de 50 años sufrirá una fractura por fragilidad durante su vida
«Vienen dos o tres veces por semana y hacen una parte de rehabilitación, en la que se trabaja fuerza, tono muscular, potencia y equilibrio. Con las terapeutas ocupacionales también hacen educación sobre cómo tienen que hacer las cosas en su día a día, cómo tender la ropa, hacer la cama o coger las cosas del último cajón», explica Eugenia Sopena, doctora encargada de orto geriatría y fracturas por fragilidad del Hospital Sociosanitario Francolí. Finalmente, también reciben una sesión sobre alimentos ricos en calcio y vitamina D, con el fin de reforzar los huesos. Todo el proceso dura entre seis y ocho semanas y arrancó hace aproximadamente un mes.
Según datos del ICS, la incidencia de fracturas por fragilidad en mujeres es mayor que la suma de infartos, embolias y cáncer de mama. Además, una vez se presenta la primera fractura, el riesgo de sufrir otra aumenta en cinco veces, sobre todo los 2 primeros años. «En el equipo nos sorprendió que los pacientes nos decían que ya se habían caído antes pero que no se habían roto nada. A nosotros eso nos provocaba sorpresa, pero a ellos y a la familia no, como si fuera normal que las personas mayores se caigan hasta que se rompan», exclama la doctora. Sopena incluso habla de que estas fracturas por fragilidad «tienen una historia predestinada». «A partir de entre 65 y 70 años empiezan con fracturas vertebrales, y progresan hasta que aparece la más limitante, que es la de cadera», concreta.
Los pacientes notan mejora
Carmen Pérez y Josefa Vallejo son dos de las participantes de la Escuela de Prevención de Caídas y Nuevas Fracturas. «Me caí en el plato de ducha. Resbalé y me rompí la vértebra», recuerda Pérez, de 73 años. Su compañera, de 84, sufrió el accidente en la cocina y también se fracturó una vértebra. Las dos estuvieron ingresadas unos días y acabaron la recuperación en casa. El proceso se alargó más de cuatro meses. Una vez estuvieron mejor, empezaron los talleres. «Movemos diferentes partes del cuerpo, son cosas que en casa no haríamos», afirma Pérez. Vallejo, añade: «me encuentro un poco mejor, no tengo tantos dolores. En casa voy haciendo cosas y cuando me canso, me siento».
La doctora Sopena explica que para los pacientes es complicado volver a coger confianza en caminar y, sobre todo, salir a la calle. Además, durante la convalecencia han perdido masa muscular, con lo que el riesgo de caídas es aún mayor. En este sentido, el confinamiento por la covid-19, tampoco ha ayudado, reconoce Sopena.
Por eso, considera que «ahora es el momento de poner en marcha los talleres, porque hace falta que puedan salir de casa con seguridad». En este sentido, el objetivo es que a la escuela también puedan asistir pacientes que por la edad y sus condiciones físicas ya han empezado a sufrir caídas pero todavía no han tenido ninguna fractura. «Hacen falta cambios a nivel poblacional. Es normal que con los años perdamos masa muscular y equilibrio, pero tenemos que saber cómo trabajarlo y acondicionar los domicilios», alerta a la doctora. Afirma que uno de los elementos que provoca más caídas son las alfombras, especialmente las del lavabo. «Sólo sacando las alfombras y poniendo tiradores en las paredes se evitarían caídas», señala.