Músico
«Llegamos al concierto de Tarragona con las ganas muy acumuladas»
Els Pets tocarán este sábado en Tarragona, con todas las entradas agotadas, en un concierto en que repasan los grandes éxitos de la banda
—Tocan en Tarragona después de haber pospuesto el concierto unas cuantas veces. ¿Cómo llegan?
—Es un concierto que podría entrar en el Libro Guinness como el más aplazado de la historia del rock&roll. Llegamos con las ganas muy acumuladas. Tanto, que no sé qué puede pasar. Quizás a la tercera canción nos quedemos sin aliento y tengamos que detener el concierto. Ahora seriamente, de siempre nos ha hecho más respeto tocar en Tarragona que en Barcelona, los conciertos en casa imponen más porque encuentras a la gente que conoces.
—¿Cómo han planteado esta gira?
—El repertorio es bastante divertido porque hacemos un recorrido cronológico, pero a la inversa, empezamos por lo más nuevo para llegar lo más antiguo. La idea primigenia era hacerlo al revés, pero nos dimos cuenta de que es más divertido ir desenterrando reliquias a medida que avanza el concierto. Y a nivel de tempo también es mejor, porque como ahora hacemos pop adulto, si quieres que suba la intensidad es mejor ir de alante a atrás.
—Es un concierto para cantar y bailar, pero el público no se puede mover de la silla, ni ponerse en pie.
—Yo no entiendo, pero me cuesta comprender la diferencia entre estar sentado o de pie, si no te mueves de tu sitio ni te quitas la mascarilla. En todo caso, yo no puedo propiciar que la gente se levante, y eso es un trabajo difícil, porque siempre he tenido vocación de monitor de recreo, soy de aquellos cantantes fastidiosos. Mira que intento frenarme y ser un poco más David Carabén y hacer ver que no me interesa lo que pasa, pero no puedo. Me paso el rato mirando entre el público y me gusta que la gente disfrute. Por lo tanto, aunque mi lenguaje verbal no puede decir a la gente que se anime, me temo que mi lenguaje corporal lo deja bastante claro. Y lo dejo aquí, que no quiero que venga el Procicat a ponerme una multa.
—Escoger el repertorio debe haber sido difícil.
—Hicimos la elección pensando que fuera bastante lúdica. Además, cuando vienes de una gira anterior que es de un disco nuevo, la necesidad de hacer cosas actuales ya la tienes bastante llenay te puedes permitir un ejercicio de nostalgia. Nos hemos soltado con canciones que sabemos que la gente nos pedirá, salpimentadas con otras que quizás no nos las piden tanto, pero que nos las pedimos nosotros.
—Vi el concierto en el Auditorio del mes de abril y la sensación es que se lo pasa muy, muy bien, en esta gira.
—Mucho, muchísimo. Me lo paso tan bien que muchas veces no soy muy consciente de lo que hay, me pasa todo muy deprisa. Normalmente, lo que hacemos es grabar el concierto y después cada uno loescucha...
—¿Graban cada concierto y se lo escuchan?
—Sí, soy bastante obsesivo en este aspecto.
—¿A estas alturas todavía hacen eso?
—Es una cura de humildad bastante sana y siempre tienes que intentar mejorar, ¿no? Me hace gracia porque siempre que los escucho pienso «Com xerro, tu». Vivo una especie de sensación de euforia que hace que me desinhiba y eso no me pasa en muchos más aspectos de la vida, soy una persona más bien reservada.
—Uno de los grandes momentos del concierto de esta gira está cuando se quedan los tres Pets solos en el escenario.
—Sí, hacemos la broma que vamos echando atrás hasta que nos quedamos los tres yaios, y decidimos sacar adelante una canción con toda la barra del mundo. A nivel de imagen queda mucho chulo, pero a nivel sonoro no tanto, porque la única guitarra que hay soy yo. Pero son dos minutos y medio, pasa muy rápido. Hacemos la broma que no nos hacen falta los músicos.
—Hábleme de ellos.
—En primer lugar hay el que lleva más tiempo con nosotros y ya es de la familia, Joan-Pau Chaves. Con él tengo un vínculo muy especial, ahora durante la pandemia hemos estado tocando juntos. Después está Jordi Bastida, que es un guitarrista tan bueno que lo tenemos que compartir con Carlos Sadness y Ramon Mirabet. Y finalmente Marcel Caballé, que venía de tocar con Miqui Puig y Sidonie, y que es uno bitelià de cabo a rabo y con un humor muy bueno. Después, tenemos una relación abierta con Vidal Soler, que viene cuandoBastida no puede. Son el grupo de músicos con los que ha habido más complicidad.
—No puedo acabar sin preguntar por el próximo disco.
—Cuándo empezó el confinamiento, parecía que se acababa el mundo y me puse a hacer canciones como undesesperado. Pero cuando vi que todo el colectivo de músicos hacía igual, me di cuenta de que no había prisa. Mejor que saquen los discos ellos, yo ya me espero. Con la calma, ya lo sacaremos nosotros después. La idea sería hacerlo a finales de año. Tengo las músicas, pero me falta poner las letras.