Urbanismo
La expropiación del número 21 de la Baixada Peixateria, en punto muerto
El propietario ha presentado un justiprecio de la finca a la Junta de Expropiación y no al Ayuntamiento
La expropiación del edificio número 21 de la Baixada Peixateria por parte del Ayuntamiento de Tarragona se encuentra en un punto muerto. Hace casi un par de años que el consistorio se quiere hacer con el edificio o bien instar al propietario a que lo rehabilite, pero el proceso se encuentra atascado. Recientemente, el titular del edificio –en estado de abandono desde hace tiempo, con los bajos tapiados y una red protectora para evitar desprendimientos en la fachada– presentó una hoja al Jurado de Expropiación de Cataluña para determinar el precio de la expropiación. Cuando menos, el Ayuntamiento ha presentado alegaciones, ya que el trámite se ha realizado de forma incorrecta porque en primera instancia se tiene que dirigir al consistorio si es estequien tiene que expropiar.
Por ley, un justiprecio –el proceso que consiste en valorar económicamente una finca– no se puede hacer hasta al cabo de dos años de haber hecho la solicitud de expropiación hecha por el mismo titular. De esta manera, el propietario del edificio del número 21 de la Baixada Peixateria tampoco ha cumplido los plazos. Así pues, el titular no ha seguido el procedimiento establecido, ya que la solicitud de expropiación todavía es demasiado reciente y, además, la hoja de justiprecio se ha presentado al Jurado de Expropiación de Cataluña en vez del Ayuntamiento de Tarragona si es esta administración la que tiene que hacer efectiva la expropiación.
Una de las claves para entender la situación es que el edificio está situado bajo una parte de la cabecera del Circo Romano nunca excavada. En este sentido, el Ayuntamiento de Tarragona –que entiende que todavía no toca instar la expropiación– opina que quien tendría que llevar a cabo el proceso para cambiar la titularidad de privada a pública tendría que ser la Generalitat de Catalunya, ya que el Circo Romano está catalogado como un Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN). Ahora bien, desde el consistorio aseguran que la administración catalana hoy por hoy no comparte esta visión y opina que se tiene que hacer cargo el Ayuntamiento, por lo que la situación se encuentra atascada por una segunda vía. De hecho, cualquiera de las dos administraciones públicas tienen la potestad para ejecutar una expropiación.
Hace tres décadas, el inicio de la Baixada Peixateria ya vivió un proceso parecido, sufriendo un cambio de fisonomía muy importante. Entonces se procedió a la demolición de varios edificios en esta zona, con la finalidad de poner al descubierto los restos del Circo, una importante construcción de época romana, y que actualmente es visible desde la misma Baixada Peixateria y que se puede visitar. Un eventual derribo del edificio del número 21 permitiría dejar al descubierto una parte más de la cabecera , aunque quedaría solo, y en el medio, el número 19. Este edificio sí que se encuentra en condiciones óptimas, ya que está habitado y en los bajos ha instalado el local de la Asociación Gitana de Tarragona.
La amenaza de la expropiación, que parece que el propietario vería con buenos ojos a cambio de una cierta cantidad económica, no sólo permitiría ampliar el patrimonio de la ciudad. Sea un derribo o sea una rehabilitación, el entorno del edificio mejoraría en términos de seguridad, ya que se evitarían peligrosos desprendimientos a causa del deterioro. Precisamente, son varios los edificios de la Parte Alta que se han hundido por encontrarse en estado de abandono.