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Satisfacción en la restauración de Tarragona con el alivio de las restricciones

Los restaurantes de la ciudad han visto cómo muchos tarraconenses los han visitado esta última semana

La presencia de gente a las terrazas fue una imagen habitual este fin de semana a Tarragona.

Satisfacción en la restauración de Tarragona con el alivio de las restriccionesGerard Martí

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Los restaurantes y los bares de la ciudad han cerrado la primera semana desde el fin del estado de alarma y la ampliación de horario de apertura con una satisfacción generalizada. Desde el pasado otoño que los tarraconenses no podían disfrutar de una cena en alguno de los locales de la ciudad, hasta que ahora hace ocho días los comensales pudieron volver a mesa. La última semana –y especialmente viernes, sábado y ayer domingo– las terrazas de los principales lugares emblemáticos de la ciudad se han llenado hasta los topes de gente para ir a tomar alguna cosa por la noche o a cenar. Al fin y al cabo ha supuesto un cierto alivio para el sector, que desde octubre había visto la facturación muy condicionada por las restricciones a causa de la mala situación epidemiológica.

«Ha ido bastante bien», admitía Javier Escribano. El presidente de la Asociación de Hostelería de Tarragona Ciudad (AHTC) explicaba que estaba «muy contento» y relataba cómo habían ido los primeros días de apertura nocturna, en los cuales la hora de cierre se fija a las 23 h.: «Lo tenemos que tener todo recogido, es complicado porque todo el mundo viene al mismo tiempo, cabe a las 21 h. y es violento tener que decir a la gente que se levante». Además, varias patrullas de la Guardia Urbana se han encargado de vigilar que se cumpliera la normativa en los lugares más céntricos de la ciudad en términos de horarios y de aforo, dos de las restricciones todavía vigentes para la restauración. Aunque la situación todavía no sea ideal, los restaurantes se han visto llenos desde el pasado domingo.

Cuando menos, Escribano mostraba una alegría contenida y pedía prudencia tanto al resto de compañeros de profesión como a la clientela: «Ahora tampoco nos tenemos que hacer la idea que eso ya ha acabado y que no pasa nada. Por desgracia, todavía estamos a tiempo de dar pasos atrás y tenemos que ir con cuidado. Hay que respetar las limitaciones». Aunque los tarraconenses estaban ansiosos por sentarse en una terraza por la noche y por la noche, el presidente del AHTC hablaba de que el éxito de los últimos días es «un oxígeno relativo, ya que todavía no estamos trabajando con normalidad, ha estado casi un endeudamiento de un año y medio y durante los próximos cuatro o cinco años, si todo va bien, tendremos que pagarlo, por lo que no tendremos beneficios».

Optimismo a la vista

El alivio de restricciones y el buen ritmo de las vacunaciones depara un panorama esperanzador de cara a los próximos meses. «Desde el domingo pasado la respuesta ha sido muy buena, estamos muy contentos, este fin de semana hemos tenido muchísima gente e, incluso, tuvimos cola para cenar el viernes y el sábado», relataba Pili Barbadillo. La encargada de la hamburguesería Tàstum, en la plaza de la Font, reconocía que la apertura nocturna ha sido «mucho oxígeno, ya que a los mediodías cuesta que la gente coma hamburguesa». Barbadillo aseguraba que «han sido unos meses complicados, pero ahora ya toca facturar, y yo me dejaré la vida hasta octubre. En este sentido, las fiestas de Santa Tecla serán muy importantes».

Desde la plaza del Fòrum, José López coincidía en decir que «se ha notado que ha habido una apertura de las restricciones, era primordial». El propietario de la Caseta de les Tres Bessones celebraba que la hora de cierre ya no sea a media tarde: «Es una puerta abierta con aire fresco, la gente ya no va con tantas prisas, va más relajada». López también hacía referencia a la vacunación, ya que «marcará la pauta». Él ya fue vacunado y se siente «más tranquilo». En el Serrallo, Joan Anton Pijoan detallaba que «la gente se ha desconcentrado del mediodía y se ha repartido. Ahora hay gente a todas horas y, hasta ahora, por la noche en el paseo ya no quedaba mucha gente». El propietario de La Botiga esperaba que cuando se vacune la franja de los 40, la situación mejorará.

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