Vecinal
Los vecinos de Sedassos de Tarragona, contrarios a que la plaza acoja actos y fiestas
Recuerdan las molestias que originaban las actividades antes de la covid mientras el Ayuntamiento recibe propuestas para dinamizar el espacio
El vecindario de la plaza Sedassos está preocupado. El área de Patrimoni de l'Ajuntament está recibiendo propuestas ciudadanas para dar un uso cultural en el espacio y dinamizarlo con diferentes actividades, y los que viven allí tienen miedo de que se repita lo que ya pasaba antes de la pandemia: actos festivos que se alargaban hasta bien entrada la madrugada con la música demasiado fuerte y reuniones de gente que también imposibilitaban el descanso de los vecinos. Y con todo, las críticas en las obras en las graderías del circo romano, que dicen que no han servido, en ningún caso, para dignificar el monumento. Ahora se han convertido en «unas escaleras de madera» que, entre las diferentes opciones, hay la de abrirlas al público, incluso por la noche.
«Se plantea la utilización de las gradas de la plaza Sedassos, como elemento dinamizador, con el objetivo de fomentar y llevar a cabo acciones que mejoren la convivencia cotidiana y la cohesión social y cultural de la PartAlta de Tarragona, revirtiendo dinámicas excluyentes y generando nuevas oportunidades, acompañando y facilitando dinámicas vecinales y comunitarias». Así anuncia la concejalía de Patrimonio el debate abierto a la web participa.tarragona.cat, en el cual los ciudadanos pueden aportar sus ideas. Entre otras propuestas, hay la de convertir la plaza en un escenario que acoja una obra de teatro y las graderías en el espacio donde ubicar al público, o la de proyectar una película en la fachada que hay justo delante. En esta línea, también hay quien pide que las gradas se abran al público y se conviertan en un espacio de descanso, incluso con la propuesta de colocar algunas plantas para hacer el espacio más amable, y quien pone sobre la mesa la opción de hacer actividades musicales. En contraposición, hay quien ya vaticina que se convertirá en un foco de botellones si finalmente se permite acceder, y alguien más que pide que se llegue a un acuerdo con los vecinos para equilibrar el uso del espacio con la convivencia. De hecho, es lo que piden los que viven en la zona. En este sentido, Andreu Ximenis, recuerda que, con el anterior gobierno, ya se reunieron en varias ocasiones y se llegó a la conclusión que «los vecinos no queríamos que se hicieran actividades y quedamos en que simplemente se musealizaría la bóveda para organizar visitas guiadas». «Todo viene de hace años, cuando empezaron a dar conciertos de 'gralles' con el sonido amplificado y después ya vinieron las verbenas con disc-jockey, bailes y otras actividades musicales, y ahora buscar más actos y elementos que harán que no podamos descansar creo que no toca», lamenta Ximenis, que añade que, «si no fuera porque tengo la casa en propiedad, ya se hubiera marchado, como han hecho muchos».
Con todo, el vecino reconoce que «se pueden hacer cosas en la plaza, pero sin levantar el volumen y respetando los vecinos y su descanso». Ximenis señala que durante la pandemia, con las restricciones, eso ha sido posible. «Hacía diez años que no dormía una noche seguida, y lo que quieren hacer perjudica la salud de las personas que vivimos aquí.
Por otra parte, Ximenis también critica las obras que se han hecho en las graderías del Circo romano, revestidas de madera. «Creo que ha sido una idea errónea, con eso no se ha dignificado el monumento, sino que han creado un teatro al aire libre», denuncia. En esta misma línea, un vecino del mismo bloque que se llama Antonio y tiene 89 años, se muestra todavía más crítico. «Para mí es una vergüenza lo que han hecho, si yo fuera de la UNESCO, de los de Patrimonio de la Humanidad, no les daría ni un duro a los del Ayuntamiento. Lo que han hecho no es de la época romana, son bancos para hacer teatro y otras actividades y molestarnos más de lo que ya nos molestan los bares», lanza. Otra vecina de la plaza, Maria, también anciana, dice estar de acuerdo con lo que dicen Ximenis y Antonio: «No quiero que hagan ninguna actividad, porque será insoportable y no nos dejarán descansar, como ya pasaba antes».
Quien también recuerda las molestias que generaban según qué actos festivos y culturales es Ginesta Paredes, una vecina que después del confinamiento decidió marcharse a vivir en otro lugar. La decisión vino motivada por el poco espacio que tenían en el piso, explica, pero asegura que «la cuestión del ruido era un problema añadido». «Sabíamos dónde vivíamos y conocíamos los inconvenientes», dice Paredes, que asegura que tanto su familia como muchos otros vecinos, los que podían, se marchaban a pasar unos días a fuera en época de fiestas, como Santa Tecla i Sant Magí. Recuerda que «nos preocupaba qué uso se daba a las gradas, porque antes ya teníamos un banco aquí en la plaza y se reunía gente que venía a hacer botellones y a tocar la guitarra, y hacían jaleo. Espero que, hagan lo que hagan, las tengan vigiladas porquesi no se acabarán degradando».
Por su parte, Toni Guerra, vecino también de la plaza Sedassos, sostiene que, «si en las gradas se mantiene un acceso controlado y cerrado y que se abra sólo para hacer ciertas visitas guiadas y actos culturales, ningúnproblema. Este vendrá si se convierte en un foco de actividades totalmente abiertas, a cualquier hora y sin que estén reguladas, ya que ocurrirá una guarida de gente y desórdenes, como ya pasaba hace unos años con el banco que había y que por estas problemáticas se retiró». Lamenta que se trata de un espacio que queda escondido y con poca iluminación de noche y al estar cerrado, cualquier ruido se amplifica y no permito el descanso de los vecinos.
Paralelamente, está la posición de los restauradores. Eva Pérez, encargada de tres negocios de la zona, defiende que se hagan actividades de dinamización y que vaya bastante gente, y más ahora que salen de una situación complicada después de la pandemia, pero entiende también que se tiene que equilibrar con el descanso de los vecinos.