Consejero de Comercio en el Ayuntamiento de Tarragona y presidente de Espimsa
Política municipal
«Con este contexto, sin duda que las políticas deben ser de izquierdas»
El nuevo responsable de Comercio asume la consejería con la voluntad de «dar voz a los comerciantes con auténticos instrumentos de participación»
– ¿Cómo se gestó la entrada en el gobierno de un día por el otro? En mayo parecían descartados.
– Son diez días de diferencia, en los cuales pasan muchísimas cosas. Necesitábamos unos días más. Se nos tenía que poner encima de la mesa el encaje entre todos y cada uno de nosotros. El esfuerzo de Xavi Puig (portavoz de ERC) y el alcalde Pau Ricomà, a la hora de alargar la mano a ambos lados, se hace muy ampliamente. Aquel viernes de las asambleas de los partidos ya insistimos en que no había ningún problema y dimos apoyo al gobierno. Al cabo de diez días, se llegó a la conclusión de que había muy buena relación entre todos nosotros y eso facilitaba que fuera un gobierno cohesionado y fuerte.
– ¿Buena relación también con ECP?
– Sí, muy buena.
– ¿Qué ha pasado, pues?
– Nada, sigue siendo muy buena.
– ¿Había pacto antes del 14-F?
– Había un acuerdoprácticamente absoluto. Transcurrido aquel punto de inflexión hubo un cambio de actitud.
– ¿El impàs ha acondicionado la acción de gobierno?
– No. Aunque las cosas se están haciendo mucho mejor que antes, era notorio que faltaban manos. La situación es tan excepcional que todo el mundo tendría que hacer un esfuerzo por prescindir de partidos y trabajar por la ciudad. Necesitamos personas pensando en el medio y largo plazo, y personas pendientes del corto para gestionarlo.
– ¿Donde quedan los comunes?
– Tienen que estar en el gobierno y abandonar esta contradicción hablando de políticas de izquierda sentados con los compañeros de viaje que tienen ahora. No hemos cerrado nunca la puerta, sólo faltaría. Su actitud no es la más constructiva.
– ¿Ha faltado municipalismo?
– No sería honesto que ninguna persona que se presentara en unas elecciones locales tuviera un ojo puesto en Madrid o en Barcelona.
– En el 2019 facilitan el gobierno, pero todavía no entran. ¿La pandemia es un catalizador?
– Al principio era importantísimo que hubiera un gobierno de cambio. Desde el minuto 1 habríamos optado por entrar en el gobierno, pero creíamos y sigo pensando que eso podía complicar la constitución de un gobierno republicano. Llegados estos hechos tan excepcionales, con la pandemia, por responsabilidad entramos en el gobierno.
– ¿Están cómodos con la CUP?
– Sí. Con este contexto, que nadie tenga ninguna duda que las políticas tienen que ser de izquierdas: medioambientales, de vivienda, de educación, de servicios sociales... Tiene que haber una intervención clara y una fiscalización. En el comercio, el deporte o el turismo tiene que haber máximo apoyo de la administración, pero con una intervención eficiente y mínima.
– ¿Temen la moción de censura?
– Se me haría imposible pensar que un partido de izquierdas [ECP], obviando la posibilidad de tener un gobierno de izquierdas, saque adelante un gobierno de derechas.
– ¿Qué es lo primero que hizo como consejero de Comerç?
– Se convocó la consejeríade Comerç a una reunión. Se intentará tener siempre un pie en los Mercados. Queremos reactivar y dinamizar el comercio, pero no hay un factor determinante, sino diversos, como la movilidad, el coste del aparcamiento, la propia imagen... No haremos nada si no dinamizamos la ciudad con cultura. Tenemos que tener referentes como los market place o las App y acompañarlo muchas campañas. Se tiene que trabajar con Dominio Público, Cultura, Turismo o Deporte. Así saldrá el despertar después de años de parálisis. Tenemos que dar voz a los comerciantes con auténticos instrumentos de participación.
– ¿Es viable en dos años?
– Mi misión es que el comercio alcance estándares de éxito. Tarragona fue un referente años atrás. Tenemos que empezar a tener grandes encuentros con el comercio de toda la ciudad, de todos tamaños, para corregir los déficits.
– Que son bastantes.
– Tarragona tenía cierta parálisis, pero la crisis comercial en la ciudad se repite por todas partes y especialmente en las ciudades de nuestro tamaño.
– Junts también asume Seguridad Ciudadana. ¿Es una patata caliente o un regalo envenenado?
– Es un departamento con una materia sensible y compleja. Castaño ha salido adelante muy bien, pero si hay una persona especialmente preparada para llevar el departamento, es Cristina Guzmán. No sólo es que sea Mosso d'Esquadra, sino también por su formación. Es muy interesante que una persona de su perfil haya asumido la Guardia Urbana. Puede hacer cosas brillantes.
– ¿Hay tanta inseguridad?
– No. Son cuestiones para trabajar. He tenido delante los datos de los niveles de delincuencia en Tarragona y son muy bajos con relación a los últimos años. Ahora bien, la percepción de seguridad está muy dañada. Hay cierta angustia. Existe la percepción y se tiene que trabajar en los mismos términos que la seguridad.
– Los tres socios han reafirmado que el POUM no ha sido motivo de discrepancia.
– No ha sido el punto más distorsionador del acuerdo, sino el más fácil. No hay urbanismo en Tarragona ahora mismo. Esta es otra de las herencias del PSC de Josep Fèlix Ballesteros. La Ley Catalana de Urbanismo dice que todo empieza por la participación ciudadana, con el calendario que eso comporta. Después hacen falta informes en todos los departamentos sectoriales. En este mandato no tendremos POUM. Cuando el PSC dice de coger el POUM desde la tramitación de aprobación provisional, eso quiere decir que haces un copiar y enganchar de todos los informes sectoriales que ya tienes y que omites la participación ciudadana. El informe de riesgo químico no sirve. Los de diseño de viviendas o crecimiento demográfico tampoco, después de la pandemia. Los informes de 2008, 2009 y 2010 tampoco hablaban de movilidad sostenible. ¿Cree que con estos informes podría sacar adelante un POUM?