Urbanismo
Un piso en peligro de hundimiento pone en alerta a los vecinos de Bonavista
La casa de la calle Diez, propiedad de un banco, presenta graves deficiencias estructurales y está deshabitado desde hace unos dos años
Vecinos de Bonavista están en alerta desde ya hace semanas a causa del estado de un piso de su barrio. Se trata del número 50 de la calle Diez, que es propiedad de una entidad bancaria. El inmueble, que consta de unos bajos, un primer piso y una terraza presenta graves problemas estructurales. Este edificio ya hace un par de años que no está habitado por nadie, pero el banco tampoco ha hecho ningún tipo de tarea de mantenimiento desde entonces. El balcón y la cornisa del terrado están apuntalados por varios puntos con el fin de evitar desprendimientos. Delante de la fachada también hay una valla de obra con el fin de evitar que los peatones pasen por debajo de estos elementos en mal estado. No obstante, la parte más preocupante no es visible desde la calle. Parte del techo ya se ha hundido y el lado posterior está cada vez en mayor peligro, ya que los desprendimientos son una constante. Incapaces de poder hacer nada, la Asociación de Vecinos de Bonavista pide al Ayuntamiento de Tarragona que inste en la entidad bancaria a solucionar el problema inminentemente.
«Tendremos que sufrir alguna desgracia paraque vengan a arreglarlo»?. Así de contundente se mostraba Loli Gutiérrez ante una problemática que calificaba de «alarmante». La presidenta de la Asociación de Vecinos de Bonavista avisaba de que la situación de este edificio es más delicada que la de la calle Veintitrés, en la cual el pasado 30 de noviembre de 2020 se produjo un hundimiento parcial de un terrado, que obligó a desalojar a siete personas, aunque no hubo heridos. «Es muy urgente que se pongan», reivindicaba Gutiérrez. Hasta ahora, la entidad vecinal ya ha hecho varias peticiones al Ayuntamiento de Tarragona a fin de que se ponga manos a la obra. «Esta casa tiene un problema, ya he hablado con gente del consistorio a fin de que vinieran. La Guardia Urbana ha venido y están encima», explicaba la presidenta vecinal de Bonavista.
A pesar de las reclamaciones de la asociación y los vecinos de la calle Diez, hasta ahora no ha habido manera de desbloquear la situación. «No sabemos de qué banco es el piso», alertaba Gutiérrez, que manifestaba que «pedimos al Ayuntamiento que hable con el banco y ponga remedio, no podemos esperar que pase alguna cosa mala». La presidenta del AVV de Bonavista confiaba en que el consistorio ayude a poner remedio: «Ellos pueden saber a qué banco pertenece mediante la documentación de impuestos como el IBI o el de basura».
«Cada día hay sustos», relataba Gutiérrez, que se mostraba muy preocupada con la situación del número 50 de la calle Diez de Bonavista. La presidenta de la entidad vecinal aseguraba que al horno de pan que hay en el edificio del lado «cada día escuchan como van cayendo trozos de techo y de la pared posterior», ya que «la casa se está hundiendo por detrás». Gutiérrez detallaba que los trabajadores del horno están «muy asustados» porque «tienen miedo de que su pared, que es medianera, acabe volcando sobre ellos». Cuando menos, los problemas no sólo se concentran en la parte de atrás del edificio. Según la representante vecinal, la parte de la fachada también supone un grave peligro por varios motivos. Aparte de los posibles desprendimientos, Gutiérrez destaca que «los puntales impiden el paso por la acera». Los peatones tienen habilitado un espacio en la calzada para pasar. Aun así, el cambio de desnivel al abandonar la acera o al subir hace que «no puedan pasar ni cochecitos de bebés, ni sillas de ruedas».
Por otra parte, desde la Asociación de Vecinos de Bonavista alertaban de la situación similar en la cual se encuentra el número 63 de la calle Veintidós, también apuntalada, y que queda en una zona de paso muy concurrida hacia la escuela Joan XXIII.