El Cós del Bou vuelve a respirar fiesta con un Sant Roc de pequeño formato

Durante aproximadamente dos horas, la calle del Cós del Bou de Tarragona hizo un viaje hacia el 2019. De no ser por las mascarillas, las sillas y la distancia de seguridad, el escenario era exactamente de época prepandémica. Todo un clásico del agosto tarraconense, esta emblemática calle de la Parte Alta volvió a respirar el ambiente de fiesta mayor. Los vecinos recuperaron las fiestas de Sant Roc, con una trayectoria de 177 años, aunque este 2021 tocó adaptarlo a un formato reducido y simbólico. El Drac de Sant Roc volvió a llenarlo muchas chispas, los gegants del Cós del Bou volvieron a bailar, la charanga Tocabemolls hizo bailar de nuevo al público y la Colla Jove Xiquets de Tarragona volvió a levantar pilares casi dos años después. Cuatro entidades muy ligadas al barrio que se encargaron de que la noche fuera emotiva y esperanzadora de cara al futuro.

«Especial sí, pero mejor que el año pasado no y, fiestas, tampoco», apuntaba Josep Vilar, Fer-Vi , sobre el acto de ayer, que se le hizo corto. El presidente de los vecinos de la calle explicaba que hicieron «los cuatro actos justets que hemos podido para tener todo el mundo contento» y admitía que no esperaba «el éxito» del acto de ayer. «Tarragona puede estar muy orgullosa de un barrio tan pequeño y las fiestas que damos en la ciudad, que nos lo devuelve con máxima colaboración». Y así era, porque no sólo los vecinos del barrio, sino que muchos tarraconenses se reunieron ayer para disfrutar de una cata de una de las fiestas más amadas.

Dos de los elementos de los Seguici Popular de Tarragona residen en el Cós del Bou. Ayer fue su primera oportunidad de salir a la calle desde el inicio de la pandemia. Los gegants del Cós del Bou no bailaban en Tarragona desde la Santa Tecla del 2019. De la misma manera, también lo hicieron sus réplicas para los chiquillos, los gegants pequeños del Cós del Bou. Sus vueltas|bóvedas emocionaron a más de una persona, en un contexto en el cual la cultura popular ha disfrutado de muy pocas oportunidades para mostrarse desde que llegó de la covid-19. Los gegants del Cós del Bou bailaron al ritmo de la charanga Tocabemolls, otro de los clásicos de los últimos años en las fiestas de Sant Roc. Antes, la formación tarraconense ofrecieron su habitual repertorio festivo con todo tipo de temas, desde bandas sonoras hasta canciones de dibujos animados, pasando por las típicas de las fiestas populares. Lo más difícil fue mantener el culo enganchado a la silla. «Es un barrio muy especial para nosotros y volver a hacer bailar elementos del Seguici ha sido muy bonito», detallaba Jordi Anglès, uno de los percusionistas de la Tocabemolls.

Tampoco falló el Drac de Sant Roc, otra de los iconos del Cós del Bou. Este elemento no repartía fuego desde el Carnaval del 2020, ahora hace un año y medio. También fue una tarde especial para los miembros del Drac. «Vuelto a sentir el olor de la pirotecnia, cambiarte al local, el tacto del vestido|traje y las alpargatas, volver a salir al barrio con nuestra gente, nos hace muy contentos, aunque sea poco a poco,» confesaba a Martí Caparrós. El presidente del Drac, sobre un Sant Roc a medio gas, afirmaba que «antes que no hacer nada y estar cerrados a casa, y que no sea la fiesta tal como la conocemos, vale|paga la pena ver las ganas de fiesta de la gente».

Pilars de homenaje emotivos

Las fiestas de Sant Roc también fueron el escenario del retorno de la Colla Jove. Al lado de su local se vivió el momento más emotivo de la tarde. Los de la camisa lila quisieron que su vuelta a plaza fuera en forma de homenaje a los cuatro castellers y los simpatizantes traspasados durante la pandemia. Los tres pilares de duelo, sin el sonido de las chirimías, acabaron con unos largos y cálidos aplausos del grupo y el público hacia los familiares. Después, la Jovealzó tres pilares más, ya con las grajillas|chirimías marcando el ritmo. «Después de un año y medio nos hemos vuelto a poner la camisa por un motivo muy importante. Nos comprometimos», explicaba Jordi Alomà. El cap de colla valoraba que el barrio «haya podido volver a disfrutar con el acto simbólico».