La llegada del agua de Sant Magí a la ciudad busca alternativas por segundo año

Ni carros estirados por caballos, ni costaleros tirante albahaca, ni una multitud llenando hasta los topes el Portal del Carro. Tampoco gigantes, críos, bailes de bastones ni pilares de los cuatro grupos castellers de la ciudad para recibir el agua del santo. Nada de todo eso. Tarragona ha tenido que reinventar la tradición de cada 18 de agosto por la tarde para hacer llegar el agua milagrosa de Sant Magí de la Brufaganya a los tarraconenses y tarraconenses. La pandemia obligó a buscar alternativas por segundo año consecutivo. Este miércoles, como el año pasado, los bidones han llegado al Portal del Carro al mediodía –y no por la tarde– encima de un coche de época, en vez de lucir sobre los carros. El entusiasmo de la ciudad vertida a la calle se quedó en el 2019. Los costaleros del agua también han optado para hacerlo en un sol día, en vez de dos, como es tradicional y parando paracenar y dormir en Bràfim.

Hasta hace dos años, la tradición mandaba acercarse en la pequeña ermita del Portal del Carro para hacerse con botijos, botellitas, midas y albahaca. Todo, teniendo que utilizar los codos, si hacía falta, para hacerse sitio debajo el toldo. Esta imagen quedó, de nuevo, a la memoria. Con el fin de evitar aglomeraciones, el Ayuntamiento de Tarragona ha optado por repetir la fórmula del año pasado y hacer el reparto del agua de forma descentralizada. Si siempre se tenía que subir a la Parte Alta, este miércoles se ha recurrido a la descentralización, llegando también a los barrios alejados del centro. Siete fueron los puntos donde encontrar los iconos materiales de la Fiesta Mayor de verano de la ciudad: la plaza de la Pagesia, la plaza de la Fuente –a cargo de los Xiquets de Tarragona–, el local de la Cola Jove en el Cós del Bou, la plaza Verdaguer, el Muelle de Costa del Serrallo –a cargo de los Xiquets del Serrallo-, el local del Grupo Casteller de Sant Pere i Sant Pau, la plaza de la Fuente de Bonavista y enla rambla del barrio del Pilar. Las dos últimas, de la mano de las asociaciones de vecinos.

En el Cós del Bouya se han dejado ver personas a las 17 h., la hora del inicio de la distribución. Oriol Nicolau, con su pareja y su hijo, fueron de los primeros a llegar: «Hay pocas actividades, pero, como mínimo, se mantiene esta, que es tradicional. Se echa de menos ver toda la liturgia, con gigantes, niños o Magí de les Timbales. Se habría podido hacer alguna cosa más». Por su parte, Jordi Rossell, miembro de la Cofradía de Sant Magí Màrtir de Barcelona, recogió tres botijos y seis botellas para llevarlos a la capital: «Siempre lo celebramos el domingo más próximo a San Magí».«El más bonito es ver el ambiente en el Portal del Carro, pero no ha podido ser», lamentaba. Por su parte, Jesús Martínez, miembro de la organización, afirmaba que «la cuestión es hacer un poco de fiesta, que Sant Magí esté vivo y continuar la tradición». Unos metros más allá, en la plaza de la Fuente, delante de el Ayuntamiento, hacía cola Mònica del Santo. No era tarraconense, sino una leridana interesada que vive en la ciudad: «El agua y la albahaca me han llamado la atención».

Como el año pasado, el agua ha llegado a los barrios periféricos de Tarragona, un hecho inusual hasta el 2020. Las hermanas Valiente, Josefa y Mari Carmen, se han acercado a la parada de la plaza de la Font de Bonavista. «Siempre vamos al Portal del Carro a buscar el agua, pero nos va mejor aquí», decía Josefa. «Por descontado que nos gustaría que se siguiera haciendo así cuando pase la pandemia», añadía. Mari Carmen reivindicaba que «también somos tarraconenses y queremos cosas aquí».