Diari Més

Sant Magí 2021

La plaza de las Cols se emociona con un Sant Magí de terapia colectiva

Los Xiquets, la Jove, el Serrallo y Sant Pere i Sant Pau se reencuentran en la plaza casi dos años después y alzan hasta 17 pilares

Las cuatro collas de la ciudad ofrecieron una imagen para el recuerdo, con una plaza de las Coles llena con los 17 pilares formados por grupos burbuja de 25 castellers, prácticamente del todo coordinados.

La plaza de las Cols se emociona con un Sant Magí de terapia colectivaGerard Martí

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Más que una festividad castellera o un acto simbólico, la plaza de las Cols de Tarragona vivió ayer un Sant Magí de terapia colectiva. Como cada 19 de agosto al mediodía, los Xiquets de Tarragona, la Colla Jove, los Xiquets del Serrallo y i la Colla Castellera de Sant Pere i Sant Pau pisaron los guijarros de la emblemática plaza. No fue una festividad castellera cualquiera, sino que fue una jornada de Fiesta Mayor mucho más emotiva de lo que es habitual. La última vez que los cuatro grupos de la ciudad se encontraron en plaza fue, precisamente, en las Cols, durante Mercè –24 de septiembre– del 2019. Ayer, casi dos años después, los 17 pilares alzados tomaron un simbolismo de grandes dimensiones.

Pocas veces todo el mundo sale contento de plaza después de la festividad el día del patrón de Tarragona. Ayer se percibía una mezcla de sensaciones, desde la alegría hasta la euforia, pasando por el orgullo de volver a ponerse la camisa o la satisfacción de reencontrarse con caras conocidas. Sea como sea, aunque fuera con pilares de cuatro simbólicos y muy lejos del 5de9f lila, el 2de9fm rayado, el 2de8f verde o el 2de7 azul marino, las construcciones eran el de menos. Tarragona y los castillos volvieron a ir de la mano por primera vez desde el inicio de la pandemia. Buena parte del mundo casteller estaba pendiente ayer de aquello que pasaba bajo las escaleras|escalas de la Catedral y el resultado fue una imagen impecable por parte de grupos y organización, además de una imagen de unidad muy cara de ver tiempo atrás, muestra de las ganas de reivindicarse.

No hubo grandes castillos, la plaza no tenía público general sino de los grupos y se tuvo que recurrir a los grupos burbuja de 25 castellers permitidos por la Coordinadora de Colles Castelleras de Cataluña y el Procicat con el fin de poder sacar adelante el acto. Aparte de eso, fue un Sant Magí que cumplió prácticamente con el decálogo casteller tarraconense, marcado por la puntualidad británica y la agilidad. Las campanas de la Catedral sonaban para marcar las 11.45 h. En aquel momento, los grupos empezaron a hacer sus respectivas entradas en plaza separadas por grupos burbuja. Para empezar, accedieron los miembros del primer pilar de los Xiquets, después los de la Joven, series de los del Serrallo y los de Sant Pere y Sant Pau. De la misma manera y en el mismo orden, sucesivamente accedieron a las Coles los aproximadamente 400 castellers que construyeron los 17 acantilados. Durante este rato, Sant Magí hizo de las suyas. El patrón del agua decidió que toda la entrada en plaza estuviera marcada por una fina lluvia que amenazó con deslucir el acto. Sin embargo, como si se tratara de una señal, cuando a las 12 h. en punto sonaron las campanas y las primeras notas del toque de castillo salieron de las grajillas|chirimías, el agua dejó de caer e, incluso, se dejó percibir algún tímido rayo de sol.

Los 17 pilares de cuatro se alzaron de forma prácticamente coordinada para acabar ofreciendo una imagen para el recuerdo. Eran seis acantilados de la Joven, cinco de los Xiquets, cuatro de Sant Pere i Sant Pau y dos del Serrallo. La tradición manda que cada una ocupa un lado diferente de las Coles –aunque se actúa en el cruce entre las calles Major y Mercería–, pero ayer las cuatro formaciones se dispersaron y alternaron, eso sí, respetando las distancias entre grupos. Entre las 17 enxanetas, las cinco colchoneras no hicieron la aleta en señal de luto por las víctimas de la covid-19. Los xiquetsbajaron y todas las construcciones se descargaron, a pesar del poco margen de maniobra que han tenido los grupos los últimos días para ensayarlas. La ovación que se vivió en el momento de la cargada, la descargada y cuando ya se deshicieron las piñas estuvo a la altura de las que ha presenciado la plaza más emblemática de Tarragona en los momentos más célebres.

Incluso los castellers devolvieron durante un buen rato los aplausos llegados de las escaleras de la Catedral. La gradería, normalmente llena de aficionados y simpatizantes, ayer estaba reservada a miembros de los grupos que no cerraban filas para ser personas de riesgo, castellers lesionados o padres y madres de xiquets. Allí, la tónica habitual fueron las lágrimas de emoción y liberación. Poco más de 20 minutos después de haber iniciado la entrada en plaza, los castellers fueron abandonando escalonadamente la plaza de las Cols, que, entonces sí, se abrió al público general. A lo largo de unas tres horas –duración habitual de la festividad de Sant Magí-, la megafonía instalada para la ocasión ofreció una experiencia inmersiva en la cual se acordaban los sonidos típicos de la festividad del 19 de agosto, con las grajillas|chirimías, timbales, caps de colla o aplausos y las vivencias de una serie de castellers tarraconenses.

Alegría y resignación

Los pilares de Sant Magí sirvieron para sacar la espineta a muchos miembros de los grupos de la ciudad, que tenían la camisa y la faja guardadas en el armario desde hacía mucho tiempo. Cuando menos, las acciones simbólicas tendrán que sustituir las festividades clásicas todavía un tiempo más. «Por Santa Tecla pedimos castillos, de la misma forma que pedimos muchas cosas a los Reyes Magos. Trabajaremos a fin de que sea igual o mejor que este Sant Magí. Todo dependerá de cómo vaya la pandemia», explicaba Alfredo González poniendo la mirada en la Fiesta Mayor dentro de un mes. El cap de colla de los Xiquets recalcaba que se trataba de un día «no para estar contentos, pero sí satisfechos». Como anécdota, González confesaba que «había una enxaneta tan nerviosa como si tuviera que subir a un 3de9f y eso quiere decir que hemos sido mucho tiempo sin hacer nada». Por su parte, Jordi Alomà detallaba las «sensaciones muy positivas», especialmente después de un año y medio con los cuatro grupos juntos. El cap de colla de la Joven calificaba el acto de «muy emotivo y bonito» y celebraba «la respuesta de la gente de los grupos». De cara a Santa Tecla, el máximo responsable técnico lila pedía prácticamente lo mismo que su homólogo rayado: «Tenemos que seguir trabajando como se ha hecho por Sant Magí entre los cuatro grupos y el Ayuntamiento. Dar esta imagen de unidad, trabajo y buena organización. Si se puede dar un paso más, estaremos dispuestos y abiertos a hacerlo».

«Estamos emocionados», resumía Nil Martínez. La cocap de grupo de los Xiquets del Serrallo destacaba que «muchos castellers nos han dado apoyo desde la grada y otros desde pie de plaza, y lo han dado todo». La demostración de unidad en este contexto pandémico estaba en boca de todos los dirigentes, también Martínez: «El sentimiento hoy ha sido de orgullo de ciudad. Los grupos nos tenemos que aplaudir para retornar como unidad, como ciudad de castillos que somos». Poniendo la mirada a las próximas semanas, el cojefe de grupo serrallenc apuntaba que «cuando salgan nuevas medidas, nos volveremos a sentar y planificar nuevos actos». Con respecto a Sant Pere i Sant Pau, David Lobo enfatizaba en el hecho de que «hicimos bandera que cuando hiciéramos una actividad de este tipo teníamos que estar todos. Para cumplirlo, hemos hecho cuatro pilares y el resto de personas entre público. Todo el mundo ha podido participar de una forma activa o pasiva». El cap de colla verde reconocía que «más que ganas, han sido muchas ilusiones depositadas por ver y demostrar» que la de ayer es «la actividad más masiva de castillos en cuanto a participación» de las que se han hecho a Cataluña y «sin ningún tipo de licencia ni privilegio».

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