«He condensado hechos que han pasado en diferentes lugares, tanta maldad junta no puede ser real»

Un hombre nombrado Tallaferro agoniza destripado en la bodega de su casa, en un pueblo ficticio denominado Saurri, en el Pirineo, cerca de Andorra. ¿A partir de aquí, cabe donde avanza, la novela?

Es una historia que pasa en un pueblo fronterizo donde hay contrabando y especulación por unas pistas de esquí. Allí está el personaje de Tallaferro, que lo rechaza. La trama está ambientada en los sucesos de la montaña de Tor, que es una cosa que influyó mucho en mi familia, y por eso muchos sucesos que explico han sucedido de verdad. Después, hay otros personajes, más o menos secundarios, y otros sucesos más o menos bestias, que presento desde la perspectiva del humor negro, porque es lo que te salva cuando el ambiente es tan oscuro y truculento.

Saurri es inventado, pero el entorno sí que es real. Usted es nacido en Pont de Suert y creció en la Vall de Boí.

Sí, he planteado el pueblo como un lugar|sitio donde todas las casas se conocen. Un valle cerrado, donde tienes que salir por donde has entrado, y una comunidad aislada. Yo lo entiendo casi como si fuera una persona aislada, que se obsesiona y se siente ofendida por cosas que son nimiedades. Al final, coges manía al vecino, y este odio, además, se transmite entre generaciones, eso a mí me ha pasado. Pero la novela es una exageración, una condensación de hechos que han pasado en diferentes pueblos... Tanta maldad junta no puede ser real.

Ciertamente en la novela hay mucha violencia y muchos muertos, pero todo se vive con mucha normalidad, en el pueblo.

Supongo que es como a la guerra, que matan a una persona y no haces caso del cadáver. En Saurri muere gente y lo aceptan como si fuera el día a día. De todos modos, a la historia no hay una cronología, pero se entiende que transcurre durante treinta años y, por lo tanto, el mal no es tan condensado como parece.

Las mujeres tradicionalmente han estado en un segundo plano en el entorno rural. Aquí, aparenta, también, pero en realidad los hombres bailan al ritmo de su música.

Sí, esta novela es un poco machista porque el trato con las mujeres es de machismo, pero en realidad el que los salva son las mujeres. El amor es la única forma de ternura de la novela, lo que te encuentras en la cama, el de los que se aman. Incluso para Tallaferro: quien lo marca más es Martina de Casa Coc, que es la persona que ama y no ama.

El lector se siente llamado a llegar al final para resolver el asesinato, pero nos hace romper el jefe para encontrar la solución.

Me gusta hacer pensar al lector, pero dejo pistas suficientes para saber lo que ha pasado.

Es biólogo y bioquímico de formación. ¿Qué lo lleva a escribir?

Me marché del pueblo para estudiar y me encontré con la soledad de la ciudad. Escribir era una escapatoria. Supongo que también escribo porque leo mucho, me encanta leer. También lo vivo como un pasatiempo, un reto que me pongo a mí mismo.