«Tenemos demasiadas cosas que nos vienen dadas y no hemos estado a la altura»
El cantante de ópera y pregonero de Santa Tecla, Àngel Òdena, pronuncia un discurso en el cual reclama que la ciudad coja más empuje
«De todos los escenarios de todo el mundo que he pisado en 25 años, que son muchos, la casa de todos los tarraconenses es lo que me hace más respeto», ha dicho Àngel Òdena desde el balcón del Ayuntamiento de Tarragona. El cantante de ópera local ha sido el encargado de hacer el pregón de la Santa Tecla del 2021, con un discurso que repasó con nostalgia el pasado y ha dado un toque de atención a políticos y tarraconenses a fin de que la ciudad coja más empuje y deje atrás el complejo de inferioridad. Con todo, el barítono ha reconocido que «no hay más orgullo que llevar el nombre de Tarragona por el mundo». Después del pregón se han encendido los tradicionales truenos de inicio de Festes, que llenó la plaza de la Fuente de morteros, petardos y pólvora. Para acabar, Amparito Roca a cargo de la Tradiband, también toda una tradición. Todo bajo la atenta mirada de los bares. Buena parte de los establecimientos, en pie de guerra con el Ayuntamiento, han subido la persiana. Eso sí, sin terrazas y sirviendo –más bien pocas– consumiciones en el interior.
El parlamento de Òdena fue precedido de un discurso de Pau Ricomà. El alcalde ha destacado que «Tarragona tiene una de las mejores voces de la ópera, con un tarraconense que lleva el nombre de la ciudad por todo el mundo». El alcalde ha destacado la «pasión, arte, interpretación y puro talento» del barítono. «Valoramos que Òdena es nuestro, que es de aquí, que es de casa. Siempre vinculado a la actividad cultural de Tarragona, ya que se quiere la ciudad con devoción,» ha celebradoRicomà.
«En Tarragona tenemos muchas cosas que nos vienen dadas. Quizás demasiado. ¿Hemos estado a la altura? No». El pregón de Àngel Òdena –que este verano protagonizó Rigoletto en el Campo de Marte y recibir la propuesta de protagonizar el parlamento «le repentió muchísimo»-, se ha tejidoentre la acidez y la pasión. Efectivamente, el barítono picó el corrusco en la ciudad para vivir demasiado acomodada desde hace décadas. Òdena hacía referencia a bienes inmateriales que son la imagen y el motor de Tarragona, como las piedras romanas o la arena de la playa. No obstante, «las personas somos la Tarragona que vive», recordaba el cantado de ópera. Òdena ha recalcado que «demasiadas veces hay una falta de estima colectiva enfermiza» pero que «poder cambiarlo está en nuestras manos, ya que seremos lo que queremos ser». «La capitalidad nos la tenemos que ganar día a día. Tenemos el derecho y la obligación de hacerla el gozo del Mediterráneo», remachaba.
De esta manera, Àngel Òdena ha pedido «que la cultura sea parte del eje transformador» de la ciudad. Una cultura tarraconense que ha sido, también, el hilo conductor de todo el pregón. «Soy unTTV , un tarraconense de toda la vida, con más de ocho apellidos catalanes del Campo de Tarragona,» ha reivindicado. «Que Santa Tecla sea siempre la puerta de una nueva esperanza y de nuevos retos. Ya es demasiados años de mediocridad», reclamaba Òdena. Así, la vida cultural del barítono ligada a la ciudad es muy rica. El tarraconense tiene vínculos con el Conservatorio, los Nazarenus de la Semana Santa o la globalidad de Santa Tecla. «Damas y Vells es quien me impactó más. Dejaban de trapo sucio a todo el mundo. Abrieron los ojos a la nueva Tarragona, más abierta, plural y desvergonzada,» recordaba sobre la recuperación del baile, que se produjo durante su juventud. Con los años, sobre todo con el fin de la dictadura y con una explosión de la cultura popular, «la fiesta se hizo grande y todo el mundo quería salir al Seguici».
Òdena, nacido a pocos metros de la plaza de la Font, en el hospital de Santa Tecla, también ha tenido tiempo para recordar a su familia, especialmente sus padres, el Angelet del Saavedra y la Rosita de les Escales de l'Arbós. Precisamente, Òdena ha recrodado como «cada sábado íbamos a pasear por la Rambla y como mi padre conocía a todo el mundo, acabé odiando las tardes del sábado». La educación del barítono empezó en el Sagrat Cor, y también pasó por el Sant Pau, el Seminario y, finalmente, la facultad de la universidad en la plaza Imperial. «Que el Chartreuse nos ilumine y que la espineta nos marque el camino» fue la frase que Òdena utilizó para cerrar el pregón.