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Los paradistas del Mercado Medieval de Tarragona hacen un balance positivo a pesar de las prisas

De la sesentena de puestos anuales sólo una veintena fueron a tiempo de montar una vez confirmada la celebración de la feria

Los tarraconenses aprovecharon para pasear por las paradas|puestos y remover los productos del Mercado.

Los paradistas del Mercado Medieval de Tarragona hacen un balance positivo a pesar de las prisasGerard Martí

Publicado por
Noemí Albisua

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El Mercado Medieval de Tarragona cerró ayer con un buen balance de visitantes y compradores a pesar de los problemas burocráticos iniciales que impidieron que se celebrara con el número de puestos previstos por esta edición. Sólo una veintena de paradistas pudieron montar a toda prisa sus puestos una vez supieron que sí que se hacía la edición de este año. Hay que recordar que la celebración del Mercado se había anunciado hacía semanas, pero que al principio de la semana pasada se suspendió por problemas burocráticos. Un día antes del inicio del mercado se anunció que finalmente se realizaría.

Los habituales compradores de estos tipos de ferias de artesanía y paseantes que aprovecharon el buen tiempo de casi todo el fin de semana llenaron el Pla de la Seu y la calle de las Coques, donde se situaron los pocos puestos de este año. Los puestos de productos alimenticios artesanales, las joyas artesanas y bebidas fueron las más demandadas.

La mayor parte de los paradistas tenían sentimientos enfrentados con respecto a la edición de este año: mientras que destacaban la buena acogida por parte del público, lamentaban una organización caótica, con prisas. Uno de ellos, Manuel, del horno de pan La Reira, comentaban, mientras elaboraba rosquillas, que «después de los problemas con las licencias, los tarraconenses han respondido mucho bien, aunque muchos no sabían si podríamos montar el mercado o no». «Es evidente que hay menos gente que en otras ediciones, pero teniendo en cuenta las circunstancias estamos contentos», explicaba Manuel que añadía que «llevábamos casi dos años sin trabajar y nos tenemos que conformar con lo que hemos tenido, que no es poco».

Esfuerzo de última hora

Otra de las paradistas, Liz Carranza de Can Gaburra, destacaba «el esfuerzo mayor que hemos tenido que hacer con el fin de poder montar el puesto a tiempo», ya que «como no se tenía que organizar el mercado, nos habíamos buscado la vida y nos habíamos comprometido con otros emplazamientos». Con todo, «hemos podido llevar la mayor parte de nuestros productos y estamos lo bastante contentos con la acogida de los tarraconenses».

Por su parte Enrique Terra, paradista de joyas artesanas que hace más de 30 años que vende en diferentes mercados de la ciudad y que no se pierde una edición del Mercado Medieval, lamentaba «la excesiva burocratización que provocó que más de la mitad de los paradistas que vienen cada año ya estuvieran comprometidos por otras ferias». A pesar de eso, Terrahacía un buen balance del Mercado porque «el público ha acompañado aunque en algún momento el viento nos lo ha puesto difícil». «En el aspecto económico no ha ido como otros años, claro está, pero tampoco podemos decir que ha ido mal ya que como éramos menos puestos, había más a repartir entre nosotros», decía.

Las paradas|puestos de menjes artesanales, las más demandadas.

Los paradistas del Mercado Medieval de Tarragona hacen un balance positivo a pesar de las prisasGerard Martí

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