Policial
Desarticulada una organización criminal que introducía hachís por la costa tarraconense
La Guardia Civil ha detenido a nueve personas y ha intervenido 5 toneladas de droga
La Guardia Civil ha alertado de que varios grupos criminales especializados en el tráfico de hachís se han instalado en la demarcación de Tarragona en el último año. Desde el cuerpo han apuntado que la principal causa es la presión policial al sur de la península Ibérica, que ha hecho que las organizaciones se hayan desplazado hacia el norte. El entorno del Delta del Ebro es uno de los lugares donde más incremento de la presencia delictiva han detectado, con desembarques de narcolanchas procedentes del norte de África.
Desde la comandancia de la Guardia Civil de Tarragona se ha liderado la Operación Palika, que ha permitido detener a nueve personas en la demarcación de Barcelona y en Andalucía e intervenir hasta cinco toneladas de hachís. El jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Tarragona, Jordi Verger, ha expuesto este lunes que en 2017 se inició un plan específico contra el narcotráfico en el sur de España a causa de un incremento de organizaciones. «Eso ha provocado muchas desarticulaciones y genera un efecto de desplazamiento, y han venido más hacia el norte», ha indicado Verger.
Eso ha obligado a los policías de aquí también a incrementar esfuerzos y el año pasado desde la Guardia Civil detectaron tanto un incremento de la actividad como un cambio en el sistema utilizado por los traficantes para mover la droga. Así, desde el cuerpo estatal intervinieron hasta 4,5 toneladas de hachís en diferentes operativos en la demarcación durante el 2021, así como cuatro narcolanchas que transportaban esta sustancia.
Según ha concretado Daniel Gómez, responsable del grupo de delincuencia organizada y antidroga de la sección de policía judicial de Cataluña de la Guardia Civil, «en los últimos años se observaba que Cataluña era una zona de paso a través de la AP-7». Últimamente sin embargo, aparte de las embarcaciones también han detectado diferentes partidas en Cataluña, algunas de las cuales en el Delta del Ebro. «Eso nos hace prever que de cara al futuro pueden aumentar y tenemos indicios que se pueden trasladar a las provincias de Barcelona y Girona», ha concretado. Así, los agentes están poniendo el foco en el montaje de barcas especialmente pensadas para transportar grandes cantidades de droga y en cómo los traficantes obtienen la gasolina, un aspecto que «es complicado» para las organizaciones.
Con todo, los mandos policiales han indicado que «el hachís es una droga de paso». «A veces se queda aquí guardada temporalmente, pero va hacia Europa», ha concretado Verger. Uno de los motivos es que en otros países del continente como Bélgica o Italia el beneficio que pueden obtener los delincuentes es superior. Héctor Muñoz, jefe de la unidad orgánica provincial de la policía judicial de la comandancia de Tarragona de la Guardia Civil, ha enfatizado que una partida de cinco toneladas de hachís valorada en unos 10 MEUR en España se puede vender por 14 MEUR en Italia o por 18 MEUR en Bélgica.
Operación Palika
Los agentes han presentado este jueves el mayor operativo antidroga que han hecho en la demarcación en los últimos dos años. Lo han bautizado como Operación Palika y ha comportado la incautación de cinco toneladas de hachís y la detención de nueve personas, seis en la demarcación de Barcelona y tres en Andalucía, de las cuales ocho han ingresado en prisión.
El operativo empezó en abril del año pasado en un control policial en la AP-7 en Vila-seca para combatir el narcotráfico procedente del norte de África. «Los agentes detectaron una furgoneta con un conductor que se veía que estaba nervioso. Hizo una evasiva y huyó», ha explicado el jefe de operaciones de la comandancia de Tarragona de la Guardia Civil. El hombre acabó abandonando el vehículo y huyendo apie –fue detenido más adelante en el conjunto del operativo- y en la furgoneta se encontraron 985 kilos de hachís.
A partir de aquí los agentes estiraron del hilo e identificaron personas en la demarcación de Barcelona que constituían una organización criminal. Una de las operaciones que intentó hacer el grupo era un desembarque en la playa de la Waikiki de Tarragona, que los agentes neutralizaron y pudieron recuperar 68 fardos de droga. Al tener problemas de financiación los traficantes optaron por conseguir dinero yendo a comprar droga a Andalucía, transportarla hasta Barcelona para después venderla en pequeñas cantidades. En Málaga y Algeciras los agentes detuvieron a tres personas e intervinieron 1.400 kilos de hachís y una «guardería» que tenían para almacenar el producto.
En el marco de la Operación Palika se llegaron a hacer nueve entradas y registros en el área metropolitana de Barcelona. Una de estas fue en un cine del Masnou. Allí uno de los miembros del grupo trabajaba haciendo tareas de mantenimiento, y aprovechó una espacio abandonado para hacer un laboratorio, en el que se cortaba la droga y se mezclaba con diferentes sustancias, con el objetivo de incrementar el peso del producto para poder vender más cantidad y, por lo tanto, obtener más beneficios.
Más delincuentes
El aumento de organizaciones criminales es también evidente en el ámbito de la marihuana. «El problema en este caso es que el cultivo está en Cataluña. Hay un incremento significativo de grupos dedicados a la marihuana en Tarragona. Cada vez están más especializados, violentos y requiere una atención prioritaria de los cuerpos policiales», ha manifestado Verger. El responsable ha destacado la «coordinación» entre policías, que se materializa con herramientas informáticas compartidas y reuniones trimestrales «donde el tema principal son las investigaciones criminales», ha dicho.
En el caso del hachís, Verger ha explicado que muchos grupos lo utilizan para financiarse y crecer, «y después dedicarse a la cocaína que da más dinero». El subdelegado del gobierno español en Tarragona, Joan Sabaté, ha reconocido que «hay riesgo de que las organizaciones criminales corrompan las instituciones», pero ha remarcado que los cuerpos «tienen sistemas de investigación interna para detectarlo». «No hay condescendencia», ha finalizado.