IPHES
Una nueva técnica estudia residuos microbotánicos en herramientas de piedra
El nuevo método lo han desarrollado miembros del IPHES de Tarragona
Arqueólogos del Instituto Catalán de Paleontología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona han desarrollado un método innovador para identificar residuos microbotánicos adheridos a las superficies de las herramientas de piedra de los primeros homínins, que sirve para conocer más profundamente como vivían nuestros ancestros.
Se trata de un avance en el estudio de los residuos microbotánicos adheridos a las herramientas líticas que utilizaban los hombres prehistóricos que publica la revista Scientific Reports, un trabajo que ha liderado el investigador de la Universidad de Calgary asociado al IPHES Julio Mercader.
La investigación, en la que también han colaborado Andreu Ollé (IPHES-URV), María Soto (MIAS-UAM), Juan Luis Fernández Marchena (UB e IPHES) y Antonella Pedergnana (Universidad de Zurich), ha sentado unas bases metodológicas para avanzar en el conocimiento de las actividades de percusión y trituración, características de los conjuntos olduvaianos de hace más de 2 millones de años.
Según los paleontólogos, en aquel tiempo, en el África oriental, las herramientas de los primeros homínins evolucionaron en un entorno cambiante, en el que las actividades de trituración ejercieron un papel clave en este proceso de adaptación.
La garganta de Olduvai (actualmente Oldupai), en Tanzania, es un lugar que los paleontólogos consideran fundamental para estudiar la evolución humana, y en él se descubrieron las colecciones de instrumentos relacionadas con la triuración más antiguos del mundo.
Relacionar los posibles residuos identificados con las actividades reales llevadas a cabo con estos instrumentos por parte de los homínins «no es una tarea fácil», según explican los paleontólogos.
En este trabajo, han estudiado los restos microbotánicos en fragmentos de cuarcita procedentes del principal afloramiento de esta materia prima frecuentado por los homínins de Oldupai.
Los investigadores cartografiaron los residuos naturales con técnicas GIS para cuantificar objetivamente su distribución y aplicaron varios protocolos de extracción de diferentes tipos de micro-residuos (como fitolitos, granos de almidón y de polen, o diatomees) y compararon los resultados con los obtenidos en muestras de control de diferentes suelos.
Parte de los fragmentos de cuarcita estudiados fueron cortados para obtener instrumentos, con los que replicaron actividades de trituración de diferentes materiales.
Los resultados obtenidos demuestran que, efectivamente, los soportes líticos son potentes reservorios ambientales, donde los restos de plantas quedan atrapados en litobionts, que son microhábitats asociados a superficies rocosas.
Para elaborar el estudio han utilizado herramientas experimentales, han hecho estudios microscópicos de los residuos con técnicas de microscopia óptica, digital 3D y electrónica, y microanálisis químico por espectroscopia de rayos x (EDS).
«El protocolo definido es el que empezamos a aplicar en estudios en curso de conjuntos arqueológicos, no sólo en Oldupai, sino también en otros yacimientos como los de la Sierra de Atapuerca o el Barranco de la Boella», ha concluido Andreu Ollé.