Urbanismo
La anchura de aceras en nuevas zonas de crecimiento de Tarragona será mínimo de 3 metros
El nuevo POUM incluirá esta medida con la voluntad de poner a los peatones en el centro del urbanismo
La anchura de las nuevas aceras que se crearán en los nuevos sectores de crecimiento de la ciudad de Tarragona tendrán que tener una anchura mínima de tres metros. Esta es la propuesta que el gobierno encabezado por ERC ha puesto encima de la mesa en la creación del nuevo Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM), con el objetivo de situar al peatón en el centro del urbanismo y de desplazar el vehículo motorizado a un segundo o tercero plano. Esta apuesta para construir unas aceras más anchas en la ciudad irá en la línea para alcanzar la calidad del espacio público. El conseller de Territori, Xavier Puig, asegura que se trata de uno de los grandes objetivos del POUM: «Hay que promover que el espacio público de Tarragona tenga una calidad que genere bienestar emocional a los vecinos, que salgan a pasear porque quieren y porque no quieren volver a casa».
Tal como declara el conseller, el consistorio quiere incluir en el nuevo Plan General este nuevo enfoque del planteamiento urbanístico: poner al vecino en el centro y desplazar el vehículo motor privado a un tercer plan. «Queremos invitar a utilizar una movilidad ecológica, centrada al andar|caminar, ya que es el más saludable, en detrimento de otros tipos de transporte motorizado, sobre todo el privado en vehículo de gasolina,» apunta. Para conseguirlo, el primer paso, según el conseller, es tener un espacio público de calidad, que pase por tener una accesibilidad universal e inclusiva, a través del cual el consistorio espera promover que la ciudad sea más atractiva para moverse a pie.
Es por este motivo que el gobierno plantea esta anchura mínima de aceras de tres metros en los nuevos sectores de crecimiento, es decir, en los nuevos Planes Parciales o Planos de Mejora Urbana. La ley marca que la anchura mínima es de 1,80 metros, pero «nosotros lo queremos superar», observaPuig. De hecho, «en los nuevos sectores también exigiremos los carriles bicicleta», provocando que el coche tenga menos espacio. «El coche seguirá teniendo su carril, pero perderá espacio a favor del peatón y la movilidad sostenible», asegura el conseller.
La relación con la seguridad
Conseguir vías más atractivas por Tarragona no afectaría únicamente en la vertiente estética por la ciudad, sino que, según Puig, también aportaría un beneficio en la seguridad. El conseller afirma que, «como más gente salga a la calle a pasear porque le apetece, se siente en un banco a ver cómo la gente pasa, o bien mira por la ventana porque la calle realmente tiene buena pinta, de manera inconsciente hay más ojos vigilando todo aquello que pasa en la vía» y que, por lo tanto, «no hace falta más policía, hay que tener calles más concurridas».
El centro para los peatones
Aunque haya encima de la mesa este nuevo objetivo sobre la nueva anchura de las aceras, el consejero|conseller asegura que «no podemos ponernos a tirar casas al suelo del centro sólo para ampliar aceras», y el consistorio prevé acciones en esta misma línea en zonas concretas de la ciudad ya construida. «Habrá acciones, las cuales se fundamentarán más en políticas y no en el POUM, para hacer para los peatones las calles de la ciudad y hacer las aceras más anchas», señala Puig. Una de las actuaciones en este sentido es el conocido proyecto de la Illa Corsini. «La idea de hacer para los peatones esta zona es incluir el Fòrum de la Colònia o la calle Canyelles, entre otros. Sin embargo, la intención es ir ampliando esta zona con otras calles con el tiempo». Otros proyectos para impulsar una transformación urbanística son el proyecto para hacer para los peatones del tramo final de la Rambla Vella o el cubrimiento de la A7 para crear zonas verdes y unir el centro con el norte, entre otros.