Diari Més

La guerra de Ucrania llega a Tarragona

«Los niños tienen un poder de resiliencia mayor que los adultos»

Traductores y psicólogos forman parte del equipo de 80 personas de la Cruz Roja encargado de ayudar a los refugiados ucranianos

Imatge d'Omar Kassem, psicòleg de la Creu Roja, i Ludmila Verik, traductora voluntària.

«Los niños tienen un poder de resiliencia mayor que los adultos»Gerard Martí

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La Cruz Roja de Tarragona da vivienda ahora mismo a más de 1.400 refugiados ucranianos, repartidos entre seis hoteles y un albergue de toda la provincia. Entre personal propio y voluntarios, cerca de 80 personas están ayudándolos en su día a día, ya sea garantizando su manutención o asistiéndolos en los trámites legales correspondientes.

Dentro del grupo de voluntarios, se encuentran los traductores, una de las figuras imprescindibles para los ciudadanos de Ucrania, obligados a marcharse de su país a causa de la guerra. «Cuando estoy con ellos se relajan un poco porque ven que pueden expresar lo que quieren en su lengua y que les escucho y les atiendo», relata Ludmila Verik, voluntaria traductora de la Cruz Roja. Verik, nacida en Ucrania, llegó a Cataluña hace unos 12 años y se apuntó a la Escuela Oficial de Idiomas. Tiempo antes de convertirse en voluntaria, trabajó de guía turístico. Cuando se inició la guerra y se empezó a marchar gente de su país, enseguida intentó hacerse voluntaria para ayudar a los refugiados que llegaran. Ella misma, afirma tener tíos y primos viviendo en Ucrania actualmente.

Con respecto a los refugiados en los hoteles, uno de los cuales se encuentra en Tarragona, comenta que «algunos quieren volver, pero otros ya han empezado a buscar trabajo, a aprender la lengua y se muestran predispuestos a empezar una nueva vida», explica Verik. «Conviven con la incertidumbre de no saber qué pasará, no saben cuándo acabará», añade. Durante el día, tal como apunta Verik, hacen diferentes actividades, como «manicura, peluquería... Los más jóvenes están aprendiendo el español, buscan cursos gratis».

Ahora mismo, hay cerca de 2o traductores voluntarios colaborando con Cruz Roja. «Además, tenemos la suerte de que tres de los traductores son también conductores, lo cual también nos ayuda a hacer los traslados», hace saber Omar Kassem, psicólogo de la Cruz Roja del Programa de Acogida e Integración de Personas Solicitantes de Protección Internacional del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. El programa, activo desde hace años, ofrece ayuda no sólo a ucranianos, sino también a cualquier persona que presente el estatus de refugiado, sea cuál sea su nacionalidad.

Los trámites que tienen que llevar a cabo a través de la Policía Nacional para obtener el estatus de refugiado, la escolarización de los niños y niñas, la búsqueda de trabajo o la manutención son algunos de los temas que más les preocupan. Además, Kassem destaca la necesidad de medicamentos para algunas personas: «Encontramos desde unsimple dolor de barriga hasta enfermedades más graves, como cáncer, VIH o diabetes. Con el personal que hemos incorporado es más fácil dar una respuesta rápida y hacer seguimiento. Era una de nuestras prioridades».

Kassem también trata de explicar la situación emocional por la cual están pasando. «Llegan y pasan por una fase como de shock, pero intentan normalizarla», detalla. Uno de los grupos más numeroso entre los refugiados es el de niños, que según Kassem «tienen una resiliencia mayor que los adultos, se adaptan mejor al cambio. Puede ser que todavía no se den cuenta de lo que realmente está pasando». El psicólogo afirma que al principio los ucranianos, al verlo con el chaleco de la Cruz Roja, se enzarzaban para pedir información y ayuda. Después de las primeras semanas, desde la Cruz Roja de Tarragona esperan todavía la llegada de más ciudadanos ucranianos.

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