«Queremos dar a los estudiantes de la URV unas competencias todavía más flexibles»

— ¿Cómo han ido estos cuatro años de legislatura en los que se ha encontrado con las dificultades provocadas por la pandemia? — A pesar de los dos años de pandemia, hemos llegado a hacer muchas cosas, estamos bastante sorprendidos. Sí que nos han quedado otros proyectos en el tintero que no se han podido acabar, y también otros que visualizamos ahora como necesidades nuevas que no teníamos y que son efectos colaterales de la pandemia, como el salto cualitativo digital. La sociedad tiene unas nuevas demandas, lo que supone que tenemos que formar a los estudiantes con unas competencias todavía más flexibles. Todo eso son retos nuevos que surgen después de la pandemia. Mi balance es muy positivo porque el objetivo principal, que los estudiantes no tuvieran que perder años por culpa de la covid-19, se ha cumplido, pero tenemos que seguir trabajando para mejorar la calidad de la universidad.

— ¿Qué retos tiene la URV para estos próximos cuatro años?

— Tenemos muchos retos. Por ejemplo, ya hemos conseguido que nuestra universidad se convierta en una universidad europea a través del proyecto Alianza Aurora. Formamos parte de las 41 alianzas de toda Europa para transferir conocimiento y formar estudiantes, personal y docentes e investigadores. Estamos un poco en la primera fase, estamos consolidando las relaciones entre las universidades participantes para generar la posibilidad de que un estudiante pueda complementar su formación en los nueve países que participan. Por lo tanto, en los próximos años queremos consolidar esta proyección de la universidad en Europa. También tenemos el proyecto del Vall de l'Hidrògen, que será un elemento cohesionador de todos los agentes industriales, los agentes de conocimiento. Y vamos bien encaminados. Aquí generamos la huella carbónica con más impacto de toda Cataluña y somos los emisores de más gases de efecto invernadero. Necesitamos un cambio.

— Precisamente otro de los retos es la sostenibilidad.

— Este año hemos aprobado el Plan de Medio Ambiente. Ya teníamos uno, pero le hemos dado un impulso porque aquel se había acabado. Y ahora tenemos uno que dura hasta el 2024. Tenemos un objetivo que es la reducción de nuestra huellade carbono en el 2030, que durante la pandemia ya hizo una gran bajada. Hemos empezado un plande despliegue de energía fotovoltaica en el Campus Cataluña y en el Campus Sescelades, pero es un planextensivo, que depende de la economía, para todos los campus.

— También se potenciarán las salidas laborales de los estudiantes y que sean más emprendedores. ¿Cómo se quiere conseguir este reto?

— Nuestra universidad ya es muy puntera en la empleabilidad. Desde el observatorio del empleo hace tiempo que vamos haciendo el seguimiento continuo de cómo se ocupan nuestros estudiantes de grado, máster y doctorado. Y la realidad nos demuestra que cuantamás formación, más elevado es el porcentaje de empleoen los tres meses después de acabar la carrera. Seguimos trabajando para integrar más al estudiante en el mundo empresarial. Este año hemos empezado una primera prueba piloto de formación dual con la facultad de Química, y también la haremos con la facultad de Turismo, que da la posibilidad de hacer, en el último curso académico, un periodo de estancia remunerada en la empresa con un tutor dentro de la misma empresa. Eso supone un salario, es un trabajo. Ahora hay cinco alumnos de Química que están haciendo esta enseñanza dual y queremos potenciarlo, porque entendemos que el estudiante que está dentro tiene más posibilidades de quedarse. Tenemos una asisgnatura específica de emprendeduría, otra de sostenibilidad, otra de perspectiva de género... Estamos dando a los estudiantes una serie de competencias que, de alguna manera, les situará en ventaja y favorecerá todavía más el empleo.

— ¿Yqué mensaje das al Personal de Administración y Servicios (PAS) y al Personal Docente e Investigador (PDI) de cara a los próximos cuatro años? ¿Cómo cambiará su situación?

— Tenemos una universidad que ha evolucionado mucho, pero nuestra plantilla se diseñó hace muchos años. Hoy día todo el mundo ha evolucionado y hace trabajos muy diferentes de los que hacía cuando empezó, por lo tanto, tenemos que redimensionar la plantilla y hacer un modelo que se base en las cargas laborales que tienen los diferentes puestos de trabajo, las diferentes unidades, los diferentes servicios. Buscamos tener una forma objetiva de poder ver qué unidades están en una posición de desequilibrio de personal más elevado. Y en base a estos criterios objetivos, hacer una hoja de ruta que nos permita ir dotando aquellas unidades, en la medida en que nos permitan, que estén más deficitarias. Hasta ahora no ha habido nunca una hoja de ruta. Eso lo hemos conseguido hacer con el PDI y ahora todo el mundo sabe cuáles son los criterios sobre los cuales se distribuye el crecimiento de la plantilla. Hemos tenido que hacer una redistribución para intentar que todo estuviera equilibrado hasta un estándar medio. Esta es la misma filosofía que querríamos aplicar en el PAS, definir cuál es la hoja de ruta para ir dotando, en medida que podamos, plazas con el objetivo que esté más equilibrado. Y con el profesorado hay un aspecto muy importante: la carrera profesional. Las personas necesitan tener la esperanza de que, si se han acreditado para ser catedráticos, ensu horizonte tienen la posibilidad de ser catedráticos.