Sociedad
Tapian en Tarragona las puertas de Cal Pobre después de desahuciar a los ocupas
De esta manera se pone punto y final a la ocupación de la histórica casa del siglo XVIII
Después de muchos años de ser un edificio ocupado, Cal Pobre, ubicado en el número 6 de la calle de los Descalços de la Part Alta de Tarragona, se ha quedado esta semana sin inquilinos. Agentes de los Mossos d'Esquadra acompañaron, el miércoles a las 10 horas, a la comitiva judicial que acudió al inmueble para desalojar a las personas que ocupan la histórica casa del siglo XVIII desde hace casi veinte años.
El desahucio se produjo sin problemas y, posteriormente, se procedió a tapiar puertas y ventanas para evitar nuevas entradas en la casa. De esta manera, se pone punto y final a una demanda histórica de los propietarios del edificio que, en varias ocasiones, han mostrado su voluntad de vender el inmueble. Según fuentes vecinales, parece que los ocupas que estaban en Cal Pobre habrían producido destrozos en la casa y habrían estropeado algunas baldosas. Las mismas fuentes apuntan que «últimamente no se ha producidoningún incidente, ni fiestas ni ruidos ni molestias en el vecindario, pero es cierto que estaban dejando la casa muy estropeada por dentro». «Si los propietarios de la casa quieren venderla, tendrán que hacerse muchas reformas y, o bien el vendedor o bien el comprador, tendrá que gastarse mucho dinero», añadían.
Una casa con historia
El edificio conocido como Cal Pobre, antigua Casa Bertran, fecha del siglo XVIII y fue declarado Bien Cultural de Interés Local. Después de estar ocupado durante varios años, en el 2016, un colectivo denominado Plataforma Creativa Cal Pobre negoció con el propietario del inmueble para poder celebrar actividades sociales y culturales, una iniciativa que este aceptó.
La plataforma organizaba actos, como conciertos y espectáculos infantiles y ferias de artesanía, entre otros, y también ofrecía salas a las entidades de Tarragona para hacer programación diversa. De esta manera, se encargaba de mantener la casa y hacer los trabajos necesarios, una tarea que el propietario no podía asumir. Durante aquel tiempo, el edificio se convirtió en el Centro Social Autogestionat Cal Pobre.
Dos años después, sin embargo, cuando la casa ya era propiedad de la inmobiliaria Solvia, se inició un proceso para hacer efectivo el desahucio del inmueble. A pesar de las reclamaciones de la plataforma para negociar con los nuevos propietarios su cesión y conservar así el espacio para actividades culturales y sociales, la propuesta no llegó a buen puerto.
Cuatro años después Cal Pobre volvía a estar ocupado y la Justicia ha optado, esta semana, por poner punto y final a esta ocupación y tapiar puertas y ventanas para evitar volver a encontrarse con la misma situación.