Enseñanza
Unos 3.700 alumnos de la demarcación de Tarragona empiezan la selectividad sin incidencias
Las pruebas de la recuperación de la normalidad estrenan formularios anónimos por la lengua de los enunciados
Unos 3.700 alumnos de la demarcación de Tarragona han empezado este martes las Pruebas de Acceso en la Universidad (PAU). Repartidos en 22 tribunales -cuatro de los cuales en las Terres de l'Ebre- y un centenar de aulas, los estudiantes han iniciado la selectividades con los exámenes de castellano y lengua extranjera. Este año las PAU recuperan la normalidad después de la covid y estrenan formularios anónimos en los cuales los alumnos tienen que marcar con una cruz si querían recibir los enunciados en catalán o castellano y que, una vez llenado, tienen que dejar sobre la mesa visible para los profesores que los reparten. Entre los jóvenes, nervios y confianza para obtener la nota que necesitan para poder entrar a la carrera universitaria deseada.
Sin embargo, el formato de los exámenes se mantiene como durante la covid, con más «optativitat» para que los alumnos tengan más opciones por escoger qué preguntas quieren responder. Eso se ha hecho «por si durante el curso han perdido una parte del programa», ha indicado el coordinador, que al mismo tiempo ha adelantado que el año que viene esta consideración ya no se tendrá.
Castellano «asequible»
Al acabar el primer examen, el de castellano, los alumnos estaban bastante confiados. «Ha ido bien, no había nada súper difícil. Nos han preguntado por las figuras retóricas, sintaxis, subordinadas, un resumen de un texto... No nos ha sorprendido nada», han destacado Óscar, David y Víctor, del instituto de Altafulla. Si les llega la nota de corte quieren estudiar derecho y turismo en dirección hotelera, pero sin embargo Óscar se ha mostrado prudente: «primero hacemos la selectividad y después ya veremos».
Su compañera de instituto, Júlia Cervelló, también ha encontrado «fácil» la prueba de castellano. «Nos habíamos preparado bastante. Me ha costado escoger si hacía la opción A o B. Creo que sacaré buena nota», ha pronosticado. En su caso quiere hacer Humanidades en la Pompeu Fabra porque le gustaría trabajar en un museo en el futuro.
Por su parte, Ouissa Del Djabri, del instituto de Torreforta, ha encontrado la prueba «asequible». De todos modos ha reconocido que «hay preguntas donde se han pasado un poco». En su caso ha llegado con nervios a la prueba. «Nos han insistido mucho con las PAU y tanta propaganda te satura», ha comentado. En su caso, cree que tampoco los ha ayudado haber formado parte del bachillerato con la covid y clases telemáticas.
Desde la URV controlan que durante los exámenes no haya nadie que copie o utilice métodos ilegales para sacar mejor nota. Así, Antoni García Espanyol visita la gran mayoría de las aulas con un «detector de comunicaciones exteriores». El coordinador acerca el aparato a los alumnos y, mediante unos auriculares, puede interceptar comunicaciones por Bluetooth u otros sistemas de radiofrecuencia. «Si llevan algún pinganillo, o un reloj inteligente, o se comunican con el exterior, los detecto. He pasado por todas las aulas del Campus Catalunya e iré pasando por los centros de manera aleatoria», ha añadido.
De todos modos, ha reconocido que para los alumnos que quieren cometer irregularidades el método más utilizado es el tradicional. «La gente todavía utiliza chuletas y se escribe en el muslo y en los brazos. Todavía no he amortizado el aparato», ha dicho sonriente.