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La Capona de Tarragona se despide de los clientes con una fiesta multitudinaria

Los propietarios están en negociaciones con una empresa que regenta otras librerías y que se podría quedar el negocio

L'afluència de clients en l'últim dia amb la llibreria oberta va ser massiva.

La Capona de Tarragona se despide de los clientes con una fiesta multitudinariaGerard Martí

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La librería La Capona se despidió ayer de sus clientes con una fiesta que superó todas las expectativas de asistencia. Poco antes de las seis y media de la tarde, el local de la calle Gasòmetre ya estaba lleno a tope: clientes comprando los últimos libros, periodistas persiguiendo a los propietarios de la librería y fotógrafos y cámaras captando las imágenes del último día de un negocio que hace más de 25 años que se abrió en Tarragona.

Las caras de Pitu Rovira, Ricard y Pau Espinosa reflejaban la satisfacción de ver cómo se iba llenando su librería de tarraconenses que no se querían perder la fiesta de despedida de una librería que ya es histórica en la ciudad. Aunque los clientes lamentan el cierre del negocio, muchos también tienen la esperanza de que en un par de meses vuelva a abrir las puertas. Y es que los propietarios están en conversaciones con una empresa que regenta otras librerías y estaría interesada en quedarse el negocio.

De hecho, según Pitu Rovira, «hoy (ayer para el lector) cerramos, pero el lunes hemos quedado con esta gente para sentarnos y hablar tranquilamente». Rovira aseguraba que «les estamos poniendo todas las facilidades del mundo y, además, si se la quedan, conservarían el nombre de La Capona y nuestra cartera de clientes». «Si finalmente la traspasamos, nosotros –añadía– nos quedaremos durante un tiempo apoyándoles desde fuera».

Emociones a flor de piel

Los últimos días han sido muy emotivos, según comentaban los tres propietarios. «Los clientes habituales han venido todos a comprar libros y algunos venían con la lagrimita colgando», explicaba Pitu Rovira. «Eso no ha ayudado demasiado a poder contener las emociones», comentaba Ricard Espinosa con una sonrisa de oreja en oreja.

Si tienen que escoger una palabra para definir su estado estos últimos días con la persiana subida, los tres propietarios escogen la palabra «agobiados». «No nos esperábamos esta respuesta por parte de los clientes y de los medios de comunicación, han estado muy pendientes de nosotros y estamos muy agradecidos», comentaba Pau Espinosa. «Supongo que eso es el retorno de lo que hemos cultivado durante muchos años, una buena relación con todo el mundo que entraba en nuestra casa», añadía Rovira.

A partir de hoy, a Rovira y a los hermanos Espinosa les queda mucho trabajo quehacer: «Tenemos que liquidar una empresa y eso es lento y pesado», decía Rovira. «Tenemos que devolver los libros a las editoriales, pero lo haremos poco a poco porque, si finalmente traspasamos el negocio, no hace falta que los nuevos propietarios tengan que volver a pedir todos los libros», añadía.

Además de este trabajo, también tienen otro: «Tenemos que digerir que cerramos la librería y eso requiere un tiempo», apuntabaRicard Espinosa. «Aunque lo estamos llevando bastante bien, ha habido días de todo y, sobre todo, han sido días muy emotivos», añadía. Para su hermano, «este último día es complicado porque te pasan muchos recuerdos por la cabeza».

«Esta mañana (ayer por la mañana para el lector) estábamos mirando fotografías del día de la inauguración de La Capona y ves gente que ya no está, como mi padre u otros familiares, autores de libros que ya no están... Ves que ha pasado mucho tiempo y muchas cosas, muchas vivencias», decía. A la hora de hacer un balance, sin embargo, Pau Espinosa lo califica de «muy bueno. De hecho, sólo hay que ver cómo está la librería en su último día de abertura», decía satisfecho.

La fiesta contó con cava, cocas, pastel, los grallers de la Colla Jovede Tarragona, la música de Keystone Cops, Richard y J. J. White y la participación de los humoristas gráficos Elchicotriste, Hugo Prades y Napi, que hicieron caricaturas a los asistentes. Si La Capona no reabre con nuevos propietarios, Tarragona se quedará con una sola librería, el Adserà, en la Rambla Nova.

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