Los tatuadores tarraconenses denuncian el aumento del intrusismo laboral
La cifra de ilegales crece y, según la Unión Nacional de Tatuadores, en el estado español los hay el doble que de negocios legalizados
Los tatuadores tarraconenses denuncian el intrusismo laboral y su crecimiento en los últimos años. A raíz de la pandemia, «hubo una explosión del negocio ilegal», explica el secretario de la Unión Nacional de Tatuadores, Fidel Prieto, quien calcula que en el estado español hayel doble de tatuadores ilegales que de legales. «Muchos modifican los precios a la baja y los clientes después vienen para que les arreglamos los tattoos », comenta al responsable de Tattoo Lounge TGN, Juan Cabello, sobre uno de los problemas de los negocios ilícitos, aparte de la seguridad sanitaria.
Hoy día, cualquier persona que quiera ejercer de tatuador tiene que realizar el curso higiénico sanitario. En este aspecto, los estudios también tienen que cumplir las normativas. «Tienen que ser cabinas cerradas, con un cliente máximo por cabina. En una casa no se puede hacer, ya que se necesita una infraestructura en concreto,» apunta desde de Old Roots Tattoo Anna Serret (conocida comoRyoba dentro del gremio). Serret denuncia el incremento del intrusismo laboral: Es un sector que está in crescendo . Nosotros cumplimos el protocolo diario de limpieza, si no se pueden crear infecciones. También puede salir mal el tatuaje si te lo hace alguien no profesional. A veces al cliente le sale el doble de caro hacerse uno porque después se lo tenemos que arreglar». Más allá de la legalidad, Serret también insiste en la parte ética y lógica a la hora de ejercer de tatuador, ya que considera necesario tener una formación mínima para crear buenas ilustraciones.
Por su parte, Cabello manifiesta que, además, «mucha gente ofrece cursos en Tarragona, pero el arte se gana a través de la experiencia». También comenta que algunos tatuadores ilegales pueden tener muy buenatraza, pero «no es la tónica dominante». Muchos de los negocios ilícitos se llevan a cabo en casas o a domicilio y se anuncian a través de internet y redes sociales, tal como detalla Cabello y confirma Prieto.
El mismo Prieto, como buena noticia, señala que también ha habido un repunte de negocios legalizados por todo el estado español. En esta línea, Miki López, de Zion Tattoo, expone que «el crecimiento de los negocios ilegales va en proporción con el crecimiento de los legales». En relación a la economía, Prieto asegura que coincidir «con dos o tres ilegales en la misma zona dificulta mucho conseguir beneficios».
Estabilidad postpandémica
Uno de los perjuicios que provocó la pandemia a los tatuadores fue el encarecimiento de algunos materiales, como los guantes de látex. «Pasamos de gastar unos 5 euros en cajas de guantes agastar unos 18. Ahora ha vuelto a bajar, pero todavía no hemos recuperado el precio inicial», detalla Cabello. Ahora, los problemas llegan por la parte energética, según explica López: «Gastamos casi el doble en electricidad». Más allá de las dificultades, el gremio de tatuadores ya ha recuperado el volumen de negocio de antes de la covid-19.
López, Cabello y Serret coinciden en queuno de los cambios en la demanda ha sido el tamaño de los tatuajes. «Quizás viene más gente, pero los tattoos son más pequeños», afirma Cabello. Según López, los clientes ahora siguen más las tendencias y el mainstream a la hora de escoger ilustración. A su vez, Serret expone que lepiden muchas rosas. «Vienen a Old Roots por el estilo que tenemos los tres dibujantes que somos, para hacer un tipo de tatuaje diferente, más fino,» añade.
Aunque la covid-19 trastocó relativamente la época álgida en relación a la demanda, la cual acostumbra a ser en primavera, se ha recuperado la normalidad en este aspecto. «Después de la pandemia, mucha gente se tatuó en verano, lo cual no es habitual», explica el responsable de Tattoo Lounge TGN, donde trabajan seis tatuadores, los cuales cuentan con una media de 6 o 7 clientes a la semana.