Comercio
El calor agrava la «dramática» situación de los marchantes de Tarragona
Muchos vendedores empiezan a recoger su puesto antes de tiempo, cuando los mercados ambulantes se vacían de visitantes
Este verano está siendo uno de los más duros para los marchantes de Tarragona, una comunidad que ya se sintió maltratada durante la pandemia y que, ahora, se tiene que enfrentar a una de las peores olas de calor de los últimos tiempos. «La situación es caótica con esta temperatura tan extrema. Es muy difícil estar a la intemperie», declara el paradista Josué Camacho. El problema no reside sólo en el sufrimiento de los vendedores durante su jornada laboral, sino que también incluye el descenso de la afluencia de clientes que están sufriendo durante las últimas semanas. Eso está provocando que algunos de los marchantes decidan marcharse a casa antes de tiempo.
«Es la primera vez en todo lo que llevo trabajando que termino tan pronto. Antes, hasta las 15 horas o así, no empezaba a recoger. Ahora, muchos días, me voy a las 12 h. o a las 13 h., explica el presidente de la Asociación de Marchantes de Tarragona, Juan Benítez. «Eso era una cosa impensable, que nunca me hubiera imaginado», reconoce Alfonso López, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Tarragona. La misma situación vive Carmelo Carmona, paradista, que afirma que este hecho es consecuencia del tipo de turismo que este año visita la provincia, que no gasta. Al mediodía, los mercados empiezan a vaciarse, justo en el momento que los visitantes buscan un lugar paracomer.
Josué Camacho considera que este año está siendo mucho peor que los últimos, teniendo en cuenta tanto las ventas como el calor. Benítez y López cuantifican esta bajada de clientes: la afluencia al mercado ambulante de la plaza Corsini ha bajado un 40%, mientras que en Bonavista el descenso es de un 50%. No obstante, no todos los paradistas han vivido lo mismo.
Antonia Asensio hace 43 años que es marchante. Reconoce que las ventas están «fatal» desde el estallido de la pandemia, pero añade que la situación ya hace muchos años que es «dramática». «No hay quien lo aguante», lamenta. Carmona también considera que el 2022 no está siendo un año especialmente malo porque la tendencia va a la baja desde hace una década –de hecho, explica que el 2021 fue peor para ella. «La sociedad y los mercados ambulantes han cambiado mucho», asegura.
Para Asensio, las causas del descenso de clientes recaen en la instauración del comercio electrónico y al hecho de que, según ella, otros paradistas venden productos de segunda mano. «Aquí todo está ya utilizado, incluso las bragas. En el mercado, las cosas tendrían que ser nuevas y llevar su etiqueta», critica. Por su parte, López detalla que la población se ha acostumbrado a ir a grandes superficies o a comprar a través de internet, algo que hace que el pequeño comercio «sufra». «Parece que venir al mercado sea ir a un lugar de segunda, cuando no lo es», añade Camacho.
A pesar de las altas temperaturas y el poco prestigio de que disfrutan los mercados ambulantes, en opinión de los marchantes, hay clientes fieles que no fallan a su cita, haga frío o calor. «Se tendría que dar un premio a todas las personas que vienen, porque también tienen que soportar estas temperaturas», menciona Camacho. Asensio explica que, si no fuera por la crisis consecuencia de la covid, la situación estaría mucho mejor. «Si hubiera dinero, ni que hiciera 50 grados, la gente estaría contenta y vendría a gastar. Si no hay dinero, sólo hay pena», declara.
Con todo, Camacho no es optimista con el futuro de los marchantes en Tarragona. Reclama que tendrían que recibir ayudas por parte de la administración pública, pero asegura que se encuentran con impuestos muy altos para establecer el puesto, que tienen que pagar aunque llueva. «Creo que están buscando que el mercado ambulante desaparezca», concluye.