Educación
En diez años el porcentaje de aprobados del Instituto Escola Mediterrani de Campclar ha subido del 8% al 50%
«El rendimiento escolar de los alumnos ha mejorado mucho los últimos años», gracias al proyecto 'Comunidades de aprendizaje'
«La situación era muy delicada hace diez años y desde el centro sabíamos que convenía un cambio», explica Cristina Lara, directora del Instituto Escola Mediterrani. Para el curso 2011-12, con la esperanza de poner remedio a los problemas que se vivían en la escuela del barrio de Campclar, se decidió implementar el proyecto Comunidades de aprendizaje : «Muchos centros de fuera del país han apostado por este modelo y han tenido resultados muy positivos, aquí en diez años hemos mejorado mucho el rendimiento escolar de los alumnos».
«Había mucho absentismo, casi un 50% de los alumnos no venían a clase y eso hacía imposible que tuvieran un rendimiento escolar mínimo», comenta la directora. Diez años después de convertirse en una Comunidad de aprendizaje, este porcentaje ha bajado considerablemente. «Además, han mejorado mucho los resultados educativos. Antes sólo aprobaba a un 8% de los alumnos, que es poquísimo, y ahora superamos el 50%», confirma Lara, que reconoce que lo que han conseguido «es muy importante teniendo en cuenta la situación de vulnerabilidad en la cual se encuentran a muchas de las familias del barrio».
Aparte de mejorar el rendimiento escolar de los niños, el proyecto también vela por la cohesión social, no sólo del centro, sino también del barrio. Por eso, existen diferentes «actuaciones educativas de éxito que quieren involucrar a los padres en la actividad de la escuela», explica Lara. Una de estas son los grupos interactivos: «Organizamos clases de catalán y matemáticas en diferentes grupos de trabajo heterogéneos, en las cuales pueden venir los padres para dar un apoyo a los niños». También hay otras actividades dedicadas exclusivamente a los padres y madres de los alumnos, como las Tertulias Literarias Dialógicas, en las cuales trabajan literatura clásica universal, o los cursos de formación de familias, que se hacen mientras los hijos estudian.
Luisa Amador, madre de dos alumnos del Instituto Escola Mediterrani, está muy agradecida por lo que le ofrecen desde el centro: «A los padres también nos dan formación y disponemos de muchas opciones: clases de matemáticas, catalán, inglés, informática... Es una iniciativa muy buena y a todos nos viene muy bien porque nos ayuda a aprender cosas nuevas, nos aporta mucho». Ella, que participa mucho en los grupos interactivos, reconoce que «mi hijo, cuando era pequeño, se ilusionaba mucho cuando me veía participar en estas actividades, creo que la implicación de los padres es importante para la vida escolar de sus hijos». Por otra parte, también se ha implementado un Modelo Dialógico de Resolución y Prevención de Conflictos, para trabajar la cohesión y convivencia de la comunidad.
Cinco años de centro de verano
«Cada año hacemos una Fase del Sueño, en el cual las familias, alumnos, profesorado, voluntarios e Inspección sueñan y proyectan qué les gustaría para la escuela», explica Lara. Hace cinco años, alguien propuso que la escuela no se detuviera durante el verano y le dieron respuesta con un centro de verano. «Es un casal diferente, en lo que apostamos por el ocio pero también para ofrecer actividades científicas de mucha calidad», aclara Laura Natividad, coordinadora del casal. Además, es gratuito, ya que está financiado por el PlanIntegral del Pueblo Gitano: «Teniendo en cuenta el nivel económico del barrio y el contexto en el cual nos encontramos, es importante que todo el mundo pueda acceder al casal».
Los alumnos, durante el mes de julio, pueden hacer los deberes, actividades de ocio y talleres con los compañeros y disfrutar de diferentes salidas. «Lo que queremos es que puedan seguir ampliando su aprendizaje, aunque hayan acabado ya el curso», explica Lara. Este año, hay 76 niños inscritos. Marisa y Amira, dos de las niñas que participan en el casal, destacan las excursiones que han hecho: «Son una oportunidad para conocer lugares nuevos, lo que más me gusta es que hacemos talleres y podemos descubrir cosas nuevas». Añaden también que «son recuerdos inolvidables, hemos aprendido muchas cosas científicas».
Una de sus compañeras, Chaymae, comenta que «a veces, los deberes pueden ser aburridos y, además, los haces sola, pero en el casal eso cambia». Además, «eso nos ayuda a seguir entrenando la mente y llegar preparados a septiembre». Con respecto a los talleres, Ibitssam, que está pasando este verano en el casal, agradece que «puedo compartir mis dudas con los investigadores que vienen y también me inspiran para saber de qué quiero trabajar en un futuro». La coordinadora del casal confiesa que este es uno de los objetivos: «Queremos despertar vocaciones».
Lara valora muy positivamente la evolución que ha vivido el Instituto Escola Mediterrani desde que se convirtió en Comunidad de Aprendizaje : «Estos años han sido excelentes, se han mejorado mucho los resultados educativos y también la cohesión y armonía entre el centro y las familias».