Diari Més

«Las personas no son sólo un síntoma»

Ha estudiado la relación entre calidad de vida, adaptación social y estrés de jóvenes con un primer episodio psicótico

Laura Ortega, este martes, en el Campus Cataluña de la URV.

«Las personas no son sólo un síntoma»Gerard Martí

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— ¿Cuál fue el campo de estudio de su tesis?

Yo formo parte del Grupo de Investigación en Genética y Ambiente en Psiquiatría del Instituto Pere Mata-URV, y mi trabajo es un compendio de tres artículos. En el primero analicé, a partir de un corte transversal, cuál era la calidad de vida, adaptación social y estrés en jóvenes con un primer episodio psicótico o en riesgo de sufrirlo. En el segundo, mostré los resultados del seguimiento hecho durante todo un año, para ver cómo evolucionaba su calidad de vida, y en el tercero hice un análisis de la influencia del maltrato infantil en la adaptación social y la calidad de vida de estos jóvenes.

— ¿En qué contexto se sitúa su trabajo?

— En el 2006 se puso en marcha una prueba piloto en doce demarcaciones de Catalunya para atender a jóvenes con síntomas compatibles con la psicosis (la enfermedad más característica de psicosis es la esquizofrenia), y que hoy día ya cubre todo el territorio catalán. En Tarragona, se desplegó también el Programa de Atención a las Psicosis incipientes (PAE-TPI) del Hospital Psiquiátrico Universitario InstitutPere Mata, que es donde se lleva esta investigación. Es un dispositivo que atiende a jóvenes con síntomas como delirios, alucinaciones, bajada de la funcionalidad (que se puede manifestar por ejemplo en un empeoramiento de los estudios, el abandono de los amigos o comportamientos extraños). Este programa detecta de forma precoz estos síntomas y ofrece ayuda psicológica, farmacológica y de intervención de enfermería desde las fases iniciales. La idea es tratarlo de forma precoz para que de esta manera la persona no tenga síntomas muy graves o se desvincule en el ámbito social.

— ¿Ya qué conclusiones llegó con su estudio?

— El grupo de población estudiado son jóvenes con síntomas psicóticos o en riesgo de sufrirlos. Vimos que hay una relación entre la adaptación social y la calidad de vida, de manera que, a peor calidad de vida, peor adaptación social. Y, además, el factor que interviene en esta relación es el estrés: lo que hace que una persona tenga peor adaptación social es el estrés que genera la enfermedad, las tensiones familiares, etc.

— También hizo un seguimiento de un año a pacientes. ¿Qué mostraron los resultados?

— A partir del estudio de los jóvenes que ya habían sufrido un primer episodio psicótico, vimos que los que estaban mejor socialmente, su calidad de vida bajaba durante el primer año. En cambio, los que partían de una situación peor, mejoraban en aquel primer año. Es decir, no tenemos que perder de vista los que en un principio están mejor.

— El tercer campo de estudio fue la influencia del maltrato infantil. ¿A qué conclusiones llegaron?

El maltrato infantil, que no tiene por qué ser maltrato activo, puede ser por ejemplo por negligencia, tiene un impacto muy importante en la manera como la persona se desarrolla socialmente cuando empieza la enfermedad. Cuando hay antecedentes de maltrato, los pacientes tienen más dificultades para hacer actividades donde participa gente. Y también juegan un papel los síntomas depresivos.

— A partir de su estudio y de las conclusiones que se derivan, ¿cuáles tendrían que ser las intervenciones que se hagan?

— En primer lugar, no perder de vista que la persona no es sólo un síntoma, es un síntoma más su familia, su trabajo, su actividad social... Es muy importante no olvidarlo, porque la percepción interna es que, en la mayoría de casos, los síntomas remiten, pero la calidad de vida se mantiene baja. Por lo tanto, hay que hacer una intervención desde el ámbito multidisciplinar, reforzando los vínculos con la familia y los amigos. Eso, a pesar de saber que todo es un tira y afloja: hasta dónde aprieto a la persona para que salga, para que mantenga el trabajo cuando puede tener dificultades para hacer ciertas funciones...? Pero hay que potenciar que se mantenga el contacto con la realidad y el entorno habitual. Y, después, llevar a cabo intervenciones dirigidas a trabajar aspectos que no son sólo la enfermedad. A veces, a la consulta de enfermería sencillamente preguntamos: ¿Qué hiciste ayer?, con todo lo que eso implica.

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