Tarragona trabaja para proteger sus 35 masías en suelo no urbanizable

El Ayuntamiento de Tarragona ha elaborado su catálogo y una normativa específica con el fin de conseguir la efectividad de las medidas urbanísticas de preservación de las masías situadas en suelo clasificado como no urbanizable. La ciudad cuenta con un total de 35 masías o casas rurales, pero en el catálogo se han incluido 25. El objetivo principal del consistorio, en la misma línea que la Generalitat, es la rehabilitación de estos espacios porrazones arquitectónicas, históricas, medioambientales, paisajísticas o sociales, así como la recuperación de las volumetrías preexistentes en el asentamiento.

La mayoría de masías y casas rurales que figuran en el catálogo se encuentran en la zona de Levante. Dentro de la normativa, también se indican los usos admitidos para cada una de las 25. Aparte de la vivienda familiar, los usos contemplados son el hotelero, el establecimiento de turismo rural, la realización de actividades o como equipamiento o servicio comunitario, como, por ejemplo, residencias de la tercera edad, centros de rehabilitación o instalaciones sanitarias. Con respecto a los usos permitidos, varían para cada una de las masías. Al mismo tiempo, también se establece una hoja de ruta para cada una de las casas, qué actuaciones hay que realizar con el fin de alcanzar el objetivo, qué condiciones y limitaciones se establecen.

Entre las 25 que figuran en el catálogo, se encuentran dos de titularidad pública –Mas dels Arcsy Mas d'en Granell- y 23 de titularidad privada, entre las cuales hay Mas del Frare, Mas d'en Garrot y Mas Rabassa. Tal como indican las fichas del catálogo, la mayoría están abandonadas o en desuso (13), lo cual comporta que, en 12 de los casos, el estado de conservación sea considerado malo. Otras 7 están en buen estado y 6 en un punto intermedio. De las 25, un total de once se utilizan como vivienda (7 con explotación agrícola, una con taller y espacio de exposición y tres únicamente de vivienda).

Precisamente, el propósito de la administración pública es rehabilitarlas siempre que se respete la composición volumétrica original. Por lo tanto, no se admitirán ampliaciones de la edificación, excepto si es necesario. El documento elaborado por el Ayuntamiento también expone la importancia de preservar el entorno de las edificaciones y los elementos de interés patrimonial y medioambiental. Otros de los aspectos regulados son los materiales y colores con el fin de dar coherencia al conjunto de la parcela, los accesos y el acondicionamiento de las áreas de visita.

Aunque el catálogo esté formado por 25 masías y casas rurales ubicadas en suelo no urbanizable, existen otras 10 que el consistorio ha dejado fuera de las fichas por varios motivos. En tres de los casos, es porque la edificación se encuentra en el catálogo de bienes a proteger –Mas de Pinyolet, Mas de Martí Mas yMas d'en Sorder-, mientras que otros seis no se incorporan porque están en malas condiciones o en ruina y, por lo tanto, no pueden alojar ninguno de los usos que se prevén en el catálogo.

En la mayoría de las masías se empezó a detectar, hacia los años ochenta, un proceso de despoblación relacionado con la industrialización de la ciudad, de la pérdida de valor de la tierra y de la imposibilidad de los propietarios de asumir las obras necesarias para mantenerlas, lo cual provocó que muchas empezaran un proceso de degradación. El catálogo y la normativa pretenden salvaguardar sus valores porque, según indican, se trata de elementos mediante los cuales es posible «vehicular la recuperación de todo un territorio bajo unos criterios de modernidad, equilibrio y sostenibilidad».