Educación
Las familias tarraconenses acusan la subida de precios a la hora de preparar el curso escolar
Los negocios apuntan que los hábitos de compra han cambiado, mientras que los clientes, que consideran que los productos son caros, optan por reutilizar más
Las vacaciones están llegando a su final y el cronómetro ya empieza a presionar. El lunes 5 de septiembre, los menores de la casa volverán a reunirse con amigos y profesores en las aulas de la escuela para iniciar un nuevo curso. Los mayores, los estudiantes de Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional, todavía podrán esperar un par de días adicionales.
Sólo falta una semana y media para que se produzca una vuelta a la escuela que será, este año, prematura: las clases arrancarán antes de lo que era tradición. Antes, sin embargo, hay que prepararse a conciencia: libros de texto, bolígrafos, lápices, mochilas, agendas... Todo tiene que estar listo para cuando llegue la fecha señalada. El adelanto del inicio del curso, sin embargo, ha trastocado los hábitos consumidores de las familias. La responsable de tienda de Abacus Tarragona, Mònica Pascual, detalla que, antes, la gente solía dejar de lado las compras hasta el final del verano. Este año, sin embargo, se está notando que las ventas también se han producido antes de tiempo.
«Hay gente que ha optado directamente por comprar las cosas antes de marcharse de vacaciones, sea en julio o a principios de agosto», explica. De hecho, Pascual revela que las previsiones de ventas para el mes de agosto eran «más flojas» de lo que ha acabado sucediendo, motivo por el que se espera una recta final de temporada de verano fuerte, pero «más sostenida», porque muchos clientes ya han adquirido los productos que necesitaban.
El caso contrario se ha vivido en Carlin. Jennifer González, trabajadora de cara al público, ha notado que las familias «han esperado un poco más» a comprar el material escolar. «La gente ha ido más de vacaciones y ahora, a última hora, es cuando empieza a moverse un poquito más todo», declara. González analiza que esta es una tendencia en vigor desde el estallido de la pandemia de covid-19. Antes, las ventas eran constantes a lo largo del verano.
Hacer frente a la inflación
Abel Rovira y Montse Garriga, padres de dos niños de 14 años, son dos de estas personas que han optado por esperarse a los últimos días para hacer las compras. «Somos un desastre y siempre lo dejamos todo para el final», bromea Rovira.
No obstante, la preparación para la vuelta a la escuela no está siendo como los otros años, sino que hay un factor que ha cambiado y que ha afectado de manera considerable a las carteras: la inflación. «Sí que se nota diferencia con otros años, con el tema de los lápices, los bolígrafos y en general», comenta Garriga. La misma percepción tiene María José Roda, madre de un niño de 6 años. «El material es muy caro», apunta.
Ambas familias han optado por aplicar, para el curso que se aproxima, medidas que les permitan ahorrar. Rovira y Garriga han adquirido la mayoría de libros de texto de segunda mano en un mercadillo que se organizó en el instituto de sus hijos. «La verdad es que sale mucho más a cuenta comprarlos de esta manera», analizan.
Por su parte, Roda prestaba especial atención a «las ofertas, la marca Abacus y las marcas de cooperativa, para que los productos no salgan tan caros». Con todo, se ha visto obligada a adquirir artículos de marcas de prestigio porque la escuela pedía «cosas muy específicas».
Raül Vadillo es gerente de París Papereria y ha detectado que algunos colegios buscan las opciones más económicas del mercado para reducir costes. «A una empresa privada no le vendrá de 10 céntimos de diferencia en un lápiz. A las escuelas, sí que les afecta porque tienen pocas ayudas. Si tengo un lápiz a 40 céntimos y lo encuentran a 37, cogerán el de 37», lamenta. Advierte, sin embargo, que los productos no serán de «la misma calidad» y eso puede provocar que se llegue a gastar más de lo previsto, si el artículo adquirido se rompe y se necesita sustituirlo.
Ingrid Roig aporta otra propuesta. El año pasado, diseñó su propia agenda personalizada, la imprimió y la encuadernó. Como la fecha de inicio del curso ya se acerca –el día 12 empezará cuarto del doble grado de Administración y Dirección de Empresas con Derecho–, ha decidido ir de tiendas a mirar si hay alguna opción en el mercado que la seduzca.
«Si no me gustaba ninguna, me tenía que poner las pilas ya para poder hacerla», explica. «Como ella me ha dicho que lo tenía que mirar, yo me he encaprichado y también quiero una», añade su amiga Anna Clarke. La búsqueda, sin embargo, hasta ahora no ha sido fructífera. «Si son bonitas, son muy caras, y si son feas, no nos gustan y no las queremos», concluye Clarke.
Para hacer frente a la inflación, los negocios han tenido que hacer lo imposible por intentar ofrecer tarifas que sean asumibles. Pascual detalla que, desde Abacus, han apostado por trabajar en tres direcciones: siendo previsores y haciendo las compras antes de la subida, pactando con proveedores los precios de algunos artículos y ofreciendo a los clientes vales de 10 euros de regalo si adquirían en el establecimiento los libros de texto.
Con todo, asegura que se está viviendo una temporada «con un buen nivel de compras» y que la gente, después de dos años de pandemia, «vuelve a consumir con una cierta normalidad». González coincide en valorar el verano como «bueno», aunque remarca que ha percibido que el cliente «no compra la lista entera otra vez, sino que intenta reutilizar bastante más».
Vadillo especifica que, aunque la gente está comprando «con cuentagotas», los ingresos se han mantenido. «Si antes vendía a 100 personas, ahora, con 50, con el nuevo precio, generas lo mismo. No sacas un beneficio extra», concluye. En su caso, ha optado por dividir el incremento de los costes entre el negocio y el cliente para paliar los efectos de la inflación.
Familias
Abel Rovira y Montse Garriga Padres de dos hijos de 14 años «Sí se nota diferencia con otros años, con el tema de los lápices, los bolígrafos... Muchos libros los hemos podido comprar de segunda mano y sale mucho más a cuenta».
Anna Clarke Estudiante de Educación Infantil «Las agendas siempre han sido caras. Si son bonitas, son muy caras, y si son feas, no nos gustan y no la queremos. No he comprado nada».
Ingrid Roig Estudiante de ADE y Derecho «He venido a mirar. El año pasado me hice yo la agenda y me la imprimí y encuaderné. Si no me gusta ninguna, tengo que ponerme las pilas ya para poder hacerla».
María José Roda Madre de un niño de 6 años «Empiezas a mirar y el material es muy caro. Sí hemos notado la subida. Nos estamos fijando en las ofertas y marcas de la cooperativa».