La demanda colectiva por las pintadas en Tarragona ya recoge 34 reclamaciones particulares

Hay 34 denuncias presentadas desde el ámbito privado y 14 desde las instituciones. Este es el balance actual del proceso de demanda colectiva por daños a los intereses generales de la ciudad que la Guardia Urbana y el Ayuntamiento arrancaron a principios de año para sancionar a los autores de las pintadas vandálicas que han estropeado propiedades privadas y públicas por toda Tarragona.

«Nos hemos puesto en contacto con las administradoras de las fincas para requerirles que, por favor, se sumen a esta demanda, que formulen sus denuncias, que aporten las fotografías y los presupuestos del coste de reparación», comenta la consejera de Seguridad Ciudadana, Cristina Guzmán, al Diari Més. La Guardia Urbana ya hizo el mes de marzo un llamamiento a las entidades de vecinos y a los comercios a realizar las gestiones correspondientes para denunciar estos actos incívicos y habilitó un formulario telemático para facilitar el proceso. La idea es reunir varias reclamaciones para pedir responsabilidad penal por los daños. «Todavía tenemos el proceso abierto, todavía estamos trabajando. Seguimos recogiendo denuncias y la idea es poder cerrarlo pasada Santa Tecla», detalla Guzmán.

El Ayuntamiento también trabajó en un atestado que recogía más de 900 pintadas en la PartAlta. «Lo que hacíamos era ponernos en contacto con la administración y formulábamos la denuncia de los edificios que habían sido estropeados mediante los grafitis, hacíamos el estudio grafológico de las pintadas e identificábamos a los autores», relata la consejera.

Guzmán explica que la causa ya está en proceso judicial y que el pasado 2 de julio se citaron a los presuntos autores de los actos vandálicos. «Tenemos bastantes esperanzas que acaben siendo sancionados porque el atestado estaba muy bien hecho y tenía unos indicios probatorios irrefutables», considera la concejala.

El caso del Serrallo

El fin de semana de la Verge del Carme, los vecinos del Serrallo se despertaron con la noticia que una serie de grafitis habían estropeado algunos lugares del barrio, incluidos dos murales solidarios que se encuentran en la calle de Espinach y enla calle Gravina, respectivamente. La artista Maria Cristina Barral se ofreció a restaurar de manera altruista las dos obras y, el 10 de agosto, ya se pudieron presentar los resultados de su trabajo.

Guzmán aplaude el gesto de Barral, no sólo porque permitió recuperar un espacio muy querido por los ciudadanos, sino porque también dejó en evidencia que el barrio estaba en contra de unas pintadas que habían ensuciado su legado. «Esta es la actitud; que la gente haga pasar vergüenza a estos chicos que están desgraciando la ciudad, porque no tienen otro nombre, y que cojan conciencia del dañoque hacen», remarca la consejera.

Sin embargo, la concejala comenta que combatir el vandalismo es trabajo de «todos» y pone de relieve que los cuerpos de seguridad también denuncian a «muchísimas personas» que descubren haciendo la pintada, una actuación que permite «vincular aquel grafiti, mediante el estudio grafológico, con la persona que tenemos identificada» y, a continuación, detectar otros dibujos del mismo autor. «Nosotros seguimos picando piedra para reducir las pintadas al máximo», concluye Guzmán.