La grasa que rodea los tumores de próstata potencia su agresividad
Es el resultado de un estudio que plantea vías terapéuticas hasta ahora no exploradas que son claves para frenar la evolución del tumor
Un estudio liderado desde el Institut d'Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV), de Tarragona, ha hecho posible un hallazgo muy significativo en relación con el cáncer de próstata, que en España es el que tiene una mayor incidencia entre la población masculina (con más de 30.000 casos nuevos diagnosticados este año). El Grupo de Investigación en Biomarcadores de Enfermedades y Mecanismos Moleculares (DIBIOMEC) del IISPV, integrado por profesionales del Servicio de Urología y Anatomía Patológica del Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona, ha descubierto que el tejido adiposo (también llamado grasa) perirprostático, que rodea los tumores de próstata, favorece su metabolismo lipídico proporcionándole grasas y alimentando sus células. De esta forma, obtiene más energía para crecer y desarrollarse.
La investigación constata, además, que esta grasa no solo tiene un papel clave en la progresión del cáncer de próstata, sino que además potencia una serie de genes implicados en la agresividad del tumor.
«Pensamos que una vez aparece el tumor este recurre a las grasas o lípidos que secreta el tejido adiposo periprostático para alimentarse. Los tumores funcionan actuando sobre los tejidos adyacentes modificándolos, haciéndolos trabajar a su favor. Es lo que se llama un lenguaje cruzado entre ambos órganos. Con el estudio hemos visto que cuanto más agresivo es el tumor, más lípidos se requieren para mantenerlo alimentado, para hacerlo crecer. Esto hace que el tejido adiposo se vaya delipidando», explica Matilde Rodríguez Chacón, responsable del grupo de investigación DIBIOMEC.
Nuevas terapias para frenar el cáncer de próstata
Este estudio, publicado en la prestigiosa revista científica BMC Medicine, abre nuevas vías terapéuticas para el tratamiento del cáncer de próstata basadas en inhibidores de síntesis de lípidos a nivel local. Gracias a este nuevo abordaje de la enfermedad se conseguiría frenar su evolución evitando que los tumores acaben siendo agresivos (la mayoría de personas con cáncer de próstata pueden convivir con esta enfermedad; no les suele causar la muerte).
«Este hallazgo salió a la luz a raíz de un estudio de composición de grasas del tejido adiposo periprostático que provenían de pacientes con tumores de próstata, con distintos grados de agresividad. Para ratificar los hallazgos se hicieron experimentos juntando células de próstata y grasa de los pacientes, y esto resultó ser crucial para corraborar lo que habíamos observado inicialmente: pudimos ver cómo las células de próstata iban acumulando grasa y se convertían en más agresivas», explica Altuna Coy, otro de los investigadores que ha participado en el estudio.