Los más pequeños cogen las riendas de las fiestas y hacen disfrutar Tarragona con sus bailes
Las calles de la Part Alta se llenaron de familias para vivir la Santa Tecla Petita
La Santa Tecla Petita hace tiempo que ha dejado de ser pequeña. Tanto la implicación de los que participan en el seguici, como la ilusión y las ganas de todos los niños y niñas que lo disfrutan como público, hacen de este acto una gran fiesta. El final de las clases ayer fue más dulce que nunca, ya que muchos alumnos esperaban con ansias el momento de salir e ir hacia la Part Alta.
Poco a poco, la plaza de la Font se fue llenando de cochecitos, camisas amarillas del merchandising de las fiestas y padres con sus hijos montados en los hombros. Familias, parejas y amigos asistieron a este acontecimiento protagonizado por los tarraconenses más jóvenes. Los más pequeños de la casa cogieron las riendas de las fiestas y, con mucha seguridad y confianza, demostraron que el futuro de la Santa Tecla está en buenas manos. Berta, que sólo tiene 16 meses, ayer vivió su primera Santa Tecla Petita con sus abuelos. «Antes siempre iba a los actos de la Festa Major con mi hijo, cuando todavía no existía la Santa Tecla Petita, y ahora seguimos con la tradición yendo a las fiestas con nuestra nieta», explicó su abuela Àngels Cáceres.
A pesar de ser tan pequeña, Berta no se asustó con los petardos del Ball de Diables Petit, que como es tradición, fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a la cercavila. El Drac Petit, el Bou Petit, la Vibrieta y el Griu Petit también llenaron las calles de chispas y de aquel olor de pólvora tan característico de la Festa Major. El fuego provocó expectación y adrenalina en algunos niños y niñas, pero también miedo y llantos en otros, que buscaban refugio.
Cuando llegó l'Aligueta, siempre acompañada por la música de una gran banda, las lágrimas se secaron y las sonrisas empezaron a aparecer en las caras de los más pequeños. L'Amparito Roca, que forma parte ya de la corta vida de muchos niños, y El Bequetero, himno de Les Santes de Mataró, hicieron bailar y saltar a la ciudad.
Los cascabells de la Mulasseta, el repique de los dientes de la Cucafereta, la solemnidad del Lleonet y los característicos vestidos de los Gegants y los Nanos Petits, son señas de identidad de un Seguici Petit que ayer salió de nuevo por las calles con muchas ganas, después de dos años sin poder hacerlo.
«El año pasado no pudimos ver la actuación del seguici, así que este año teníamos muchas ganas de poder venir», comentó Irene Catalán, que disfrutó, con sus hijos, de la Santa Tecla Petita, una fiesta que no para de crecer.