El Seguici Popular se vuelve a reunir al completo en una Vigília satírica y musical

Después de una noche de desenfreno, los tarraconenses tuvieron ayer una tregua. Pudieron retrasar el despertador hasta al mediodía, sin embargo, cuando el repique de las campanas anunció que la Vigília de Santa Tecla ya estaba aquí, todo el mundo se puso de pie.

En el portal del Roser esperaban decenas y decenas de camisas blancas, lilas, naranjas, negras... Había de todos los colores. A las 12 horas en punto, la formación de grallers Els Bordons entornaronEls Segadors. Era la señal inequívoca que los músicos ya habían llegado a la Part Alta. De una en una, las agrupaciones fueron entrando hacia la plaza del Pallol, donde les esperaba una multitud expectante. Movimientos de cabeza al ritmo de la música, caderas que vienen y van y rítmicos aplausos daban la bienvenida a cobls, dolçainers, ministrers y el resto de artistas que seducían a jóvenes y a viejos con sus melodías.

Delante de la Antiga Audiència, la francesa Agathe Comont bailaba con sus hijos, que no se cansaban de correr, corretear y clamar por sus nuevos ídolos. Originaria de Voiron, cuna del Chartreuse, Comont inició su relación con Santa Tecla hace seis años. Desde el 2016, cuando nació su primogénito, que no se pierde ninguna fiesta mayor. «Venimos para pasárnoslo bien y para beber una mamadeta», declaraba.

Una vez enfilaban la calle de los Cavallers, los músicos se quedaban solos. Contadas personas les seguían en su recorrido. Cabizbajos, tenían que seguir llevando sus tonadas por el casco antiguo. No obstante, el esfuerzo tuvo recompensa: no cabía ni un alfiler en la plaza de les Cols, su destino final. Incluso un perro escuchaba atento los compases desde encima de las escaleras que llevan al Pla de la Seu. Cada banda se despidió con una última sonata para agradecer al público su clamor.

Mientras los tarraconenses disfrutaban degustando un vermú Yzaguirre y unas patatas al pie de la Catedral, las Tecles se reunieron un año más en el restaurante Mas Rosselló en la tradicional comida de comunión. Una treintena de niñas y mujeres llevan actualmente el nombre de la patrona. Ellas también eran protagonistas de la Vigília.

Por la tarde fue el turno de los versots y los balls parlats. El ball de Serrallonga, el de Pastorets y el de Gitanes se encargaron de entretener a los asistentes hasta que, a las 18.30 h., las Dames y los Vellscogieron el testigo. Sus retratos de la actualidad de Tarragona y de sus protagonistas, bañados en un ácido tono sarcástico e irónico, encomendaron las risas por la plaza de la Pagesia, la plaza del Rey y el resto de escenarios que fueron testigos de su hilarante espectáculo.

A las 19 h., sin embargo, todo el mundo quería estar en la plaza de la Font. El Seguici Popular al completo se volvió a reunir para desfilar por el núcleo histórico. La expectación era máxima. Els Diables, el Drac, la Víbria, l'Àliga, els Gegants, els Nanos, el Magí de les Timbales... No faltó nadie. Las calles vibraban danzando en torno a las actuaciones de sus superhéroes.

El Ballde Sant Miquel, la tanda de lluïmentdel Seguici y la representación de la Moixigangafueron los últimos actos que tuvieron lugar antes de que cayera la noche. Gegants y bèsties se fueron a dormir al consistorio. Hoy les espera un largo y vibrante día.

Conmemorando los 700 años de la llegada de la reliquia del braç de Santa Tecla a la ciudad de Tarragona, esta tarde 7.000 velas iluminarán el sendero de la Professó hasta el pla de la Seu. Llegada la noche, la luz seguirá bañando las fiestas, pero ya no provendrá de los farolillos. La Pirotecnia del Mediterráneo y su castell de foc darán el tiro de salida a una madrugada de conciertos que alargará la Diada hasta que salga el sol.