Economía
Los institutos de Tarragona desvían presupuesto de material para pagar facturas de la luz
Los centros de secundaria también están preocupados por el precio del gas, ya que durante el invierno se incrementará su consumo con el uso de la calefacción
La preocupación crece entre los institutos de secundaria de Tarragona por la subida del precio de la luz. Las facturas cada vez son más caras, pero los ingresos siguen siendo los mismos de siempre, un desequilibrio que obliga a los centros a tomar medidas para poder afrontar esta situación, como utilizar parte del presupuesto destinado a material para pagar las facturas.
«Ahora llegamos a pagar un 25% más de luz», confiesa Jordi Satorra, director del Instituto Martí i Franquès. «De momento, no es una situación alarmante, pero sí que hay cierta preocupación», añade. Satorra comenta que ahora pueden hacer frente al incremento del precio de la luz, «pero si esta situación persiste, puede ser insostenible». La incertidumbre también reina en el Instituto Vidal i Barraquer. «Como no sabemos cuál será el precio de la electricidad el mes que viene, tienes que ser más previsor con lo que podrás gastar o no», comentan. En su caso, el dinero presupuestado por las facturas de la luz se ha llegado a «doblar o triplicar».
Por otra parte, el aumento del precio del gas también supone un dolor de cabeza para el centro: «Estamos muy asustados porque no sabemos cuánto pagaremos durante los meses de invierno, si los gastos siguen siendo tan grandes, no sé si habrá un momento en el que no lleguemos a pagar todo».
El director del Instituto Martí i Franquès también se muestra preocupado porque en su centro «la caldera de gas consume mucho». Por eso, han decidido que bajarán hasta los 19°C la temperatura de confort, para reducir el consumo del sistema de calefacción: «Con el gas no tenemos alternativa». Con respecto a la luz, parece que sí que hay.
«Hace quince años se instalaron placas fotovoltaicas que nos permiten tener un autoconsumo de 2,5 kW», indica Satorra, que comenta que se presentaron hace cinco años a un proyecto europeo, gracias al cual, si acaban siendo uno de los centros escogidos, les permitirá poner más placas solares y llegar a los 15 kW.
Por ahora, sin embargo, tienen que tomar otras medidas como reducir el uso del alumbrado exterior. «También llevamos cinco años renovando luces dentro del centro, cambiando los fluorescentes por LEDs», explica Satorra. Esta iniciativa, sin embargo, está financiada con fondos propios: «Hemos gastado unos 100.000 euros, y todavía quedan muchas plantas del edificio por renovar».
El autoconsumo de energía eléctrica coge ahora mucho más protagonismo. Eso no significa, sin embargo, que los centros que han apostado por instalar placas fotovoltaicas, no estén sufriendo las consecuencias de la crisis de la luz. La administradora de un instituto de Reus que también tiene placas solares confiesa que, aunque estas ayudan a reducir el consumo, «también estamos notando que el coste se ha incrementado mucho».
«No pagamos tanto como otros centros porque nos beneficiamos de las placas, pero la subida del precio de la luz nos afecta igual», comenta. Antes, el ahorro entre tener o no era de un 15%, «ahora el impacto probablemente sea del 30%».
Ajustar presupuestos
«Pagamos mucho, con respecto a antes del estallido de la crisis de la luz», lamentan desde otro instituto del Tarragonès. Se trata de un centro que está totalmente digitalizado y eso hace que noten todavía más la subida del precio de la electricidad.
«Unos 650 alumnos hacen uso de sus ordenadores portátiles durante unas cuatro horas al día. El consumo energético sube sobre todo durante las últimas horas enlas aulas, ya que habitualmente hay 10 personas que tienen que cargar su dispositivo al mismo tiempo», indican.
Además, hay que sumar todos los ordenadores de sobremesa que utilizan los docentes y otros dispositivos como las fotocopiadoras, que están conectadas en la red eléctrica. Con respecto a las luces de las aulas, «intentamos evitar encenderlos porque en principio no nos hace falta, pero en días nublados no tenemos más opción».
Desde el centro apuntan que esta situación les obligará a usar parte del presupuesto que estaba destinado para comprar y renovar material para pagar las facturas de la luz. «Se suman los gastos de mantenimiento y los pagos en la empresa de limpieza, además de las reparaciones fortuitas que vayan surgiendo», detallan.
Y es que los centros de secundaria reciben una dotación económica por parte del Departamento de Ensenyament, pero con el incremento de los gastos, este dinero no es suficiente. «Si un año nos dan una dotación de 50.000 euros por un proyecto, hace que suba mucho el presupuesto y que el impacto de las facturas sea menor, pero si no tienes muchos ingresos de las administraciones, es más alto», comentan desde el instituto de Reus, que explica que «hemos tenido que ajustar los presupuestos, intentando no perjudicar las necesidades del alumnado».
Todos los institutos esperan que Ensenyament tome cartas en este asunto para mejorar la situación de los centros. «Confiamos en que a finales de año hagan un proceso de regularización de las dotaciones económicas que se habían previsto y nos ayuden a través de una derrama extra», concluye el director del Instituto Martí y Franquès.