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Muchos comercios de Tarragona evitarán encender la calefacción para no automatizar puertas

Es obligatorio disponer de mecanismos de cierre automáticos en los accesos desde el 30 de septiembre, a raíz de la aplicación de un Real Decreto Ley

Alguns instal·ladors de portes automàtiques s'han vist saturats per l'increment de la demanda i la pujada del preu dels materials.

Muchos comercios de Tarragona evitarán encender la calefacción para no automatizar puertasACN

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El invierno se está acercando y se augura que no será nada plácido para los comercios. Algunos establecimientos ya se están planteando tomar una medida drástica para reducir costes: no encender la calefacción. Al incremento del precio de la electricidad, se ha sumado la obligatoriedad, mediante un Real Decreto Ley, de disponer de un sistema automático de cierre de puertas en todos los locales climatizados en los que se pueda acceder desde el exterior.

Esta medida, vigente desde el 30 de septiembre, pretende evitar el despilfarro de la energía utilizada para generar frío o calor, pero supone un enorme gasto para algunos negocios, que tienen que modificar sus entradas si quieren cumplir las directrices y, al mismo tiempo, mantener encendidos los aparatos. Una tienda ubicada en la calle de la Unióde Tarragona explica que no tiene puertas automáticas y, en principio, tampoco las instalará «porque hemos decidido no utilizar la calefacción ni el aire acondicionado», se asegura. El comercio argumenta que, de esta manera, ahorrará dinero, teniendo en cuenta el coste de la instalación de las puertas y del incremento del importe de las facturas de la luz.

Por su parte, la presidenta de la Unió de Botiguers de Reus, Meritxell Barberà, señala que es «un gasto que ahora mismo pocos comercios pueden asumir» y detalla que muchos de ellos optarán por ni siquiera tener calefacción.

El presidente de PIMEComerç Tarragona, Florenci Nieto, es más severo. Confirma que hay negocios que se plantean no sólo apagar la calefacción, sino «cerrar las puertas». Además, considera que esta medida beneficia a las grandes empresas. «Si tienes que pasar frío cuando vas a comprar, ya sabes dónde irás», manifiesta.

El elevado coste de instalar un sistema automático de cierre de puertas también ha comportado que otros establecimientos decidan aplazar las obras. «Vienen empresarios a pedir presupuestos, pero después no hacen la instalación. Cuando empiecen a multar por no tener las puertas, seguro que notaremos mucho más el aumento de la demanda», se reconoce desde Puertas y Automovilismos Moreno, del Vendrell.

A las mismas conclusiones llega una empresa de instalación de puertas automáticas de Valls. Cuando se hizo público el decreto, se repartieron folletines informativos por toda la provincia, pero muchos comerciantes consideraron que era un gasto que «no valía la pena». «La mayoría se mostró reticente. Me decían cosas como: ¿'De verdad tengo que pagar eso'? o 'Sólo lo instalaré si me lo paga Pedro Sánchez'», declara.

La medida ha sido recibida con disparidad de opiniones. Florenci Nieto explica que en el sector de las micro, pequeñas y medianas empresas han cogido la obligatoriedad con una «pésima insatisfacción», ya que considera que pone bastones en las ruedas de la economía circular y de la recuperación del sector.

Por otra parte, el presidente del Tomb de Reus, JacintPallejà, comenta que muchos negocios ya habían empezado a hacer la instalación antes del anuncio del Gobierno porque consideraban que, de esta manera, ahorrarían costes energéticos.

Este interés repentino ha provocado que los fabricantes tengan problemas para satisfacer la demanda, cosa que dificulta que, hoy por hoy, los comercios cumplan con la normativa. «Es difícil encontrar instaladores que te cambien la puerta», apunta Barberà.

Francesc Cruset, de Crusa Grup, fabricants iinstal·ladors de portes, especifica que, recientemente, les ha venido «una oleada de peticiones», motivo por el que están «saturados». «Vamos dando fechas de 60 a 90 días desde que firman el presupuesto. A nosotros nos ha ido bien, pero entendemos que, con la situación que vivimos en el país, es una inversión que no a todo el mundo le va bien», reconoce.

Un establecimiento de la calle del Comte de Rius de Tarragona tendrá que esperar sólo entre 15 y 20 días para que se instale la puerta que ha pedido. No obstante, no lo hace por voluntad propia, sino para cumplir con la ley. Incluso, se explica que no se tiene intención de encender la calefacción en invierno, pero la necesidad de conectar el aire en verano ha obligado a remodelar la entrada en el local.

Dudas con la aplicación

Con todo, los comerciantes denuncian una falta de información por parte del Gobierno. Jordi Gombau, presidente de la Asociación de Comerciantes de la calle Canyelles, comenta que en su establecimiento no puede poner puertas automáticas porque no caben, pero especifica que en la calle nadie se ha instalado, ya que se trata de una «recomendación».

Otros, critican que no tienen claro si tienen que tener puertas correderas o si ya están bien con las que se abren y se cierran con un pomo –el Ministerio detalla que sirven siempre que se les incorpore un mecanismo automático de cierre–.

Por su parte, el presidente del Centro de Iniciativas y Turismo del Vendrell, Salvador Rodríguez, reconoce que no tenía conocimiento de la entrada en vigor del decreto. «Es una medida absurda, como tener el aire a 27 grados», sentencia.

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