Cocina
Los mestres romescaires vuelven al Serrallo para mantener viva la tradición
Una veintena de vecinos se reúnen en la pérgola en una edición del concurso de elaboración de la salsa que se había suspendido dos veces
A Tarragona le costó despertar ayer. Era un día gris, nublado. No hacía frío; tampoco calor. El barrio del Serrallo, sin embargo, no tardó mucho enactivarse. Puntuales a las 9.30 horas, los 20 participantes del Concursde Mestres Romescaires se citaron en la pérgola para demostrar sus habilidades. Solo había una única premisa: preparar el mejor romesco posible de manera tradicional. Mortero en mano, empezaba una carrera a fuego lento para preparar la picada, freír el pescado y elaborar la apreciada salsa del barrio marinero. Y al final, Ariadna Torres se coronó ganadora.
Ya son 29 las ediciones que se han celebrado del certamen. Desde sus orígenes, que se remontan al1951, el concurso se ha organizado fielmente de forma bienal. No obstante, la pandemia impidió llenar el Serrallo de tomates, ajos, avellanas y almendras en el 2021, y las condiciones meteorológicas suspendieron el intento de hacerlo el pasado 25 de septiembre. A pesar de todo, las ganas de atarse el delantal continuaban intactos. «Sólo podemos hacer que haya 20 concursantes porque tenemos 20 fogones, pero había lista de espera», detalla Rafel Simó, tesorero de la entidad organizadora, el Sindicato de Iniciativa y Turismo.
Gerard Casas es uno de estos cocineros que se quedaron con la miel –o el romesco– en los labios. Se inscribió tarde al concurso y, en consecuencia, no pudo coger ayer la cuchara de madera. Ha preparado la salsa durante toda su vida. «Empecé a coger afición a través de mi padre, para ver si podía competir con él y superarlo. De hecho, así fue», comenta. Era el año 1996 cuando se coronó subcampeón en un concurso de mestres romescaires en Cambrils. Esta vez, tenía que ver cómo se preparaba la receta desde el público, pero no quería ser un espectador más. «Hay muchos conocidos que participan. Procuro aportar todo lo que sepa desde la barrera», añade.
Más suerte tuvo Pep Manresa. Hacía años que era seguidor del certamen como amante de un producto típico del Serrallo, pero nunca se había animado a concursar. Ayer hizo la excepción. Apoyándose en un banco de piedra, iba moliendo el ajo, las ñoras, la cebolla, las almendras y las avellanas para preparar la picada, «la madre de los huevos» del romesco. «La picada determina que salga bueno o malo», comenta.
Mientras Manresa picaba, Ángel Fernández lo observaba con atención. «Creo que aquí delante tenemos dos posibles ganadores», apuntaba. La experiencia lo avala: ha estado 48 años preparando el romesco en diferentes restaurantes de Cambrils. Solo había ido al concurso como aficionado, pero se encontraba ante un compromiso. «Lo más difícil es hablar de romesco enTarragona», declara. Porque la capital es, en sus palabras, «la capital del romesco» y no osa poner en duda la opinión de los expertos.
Relevo generacional
Tres horas y media pasaron volando para los 20 cocineros. En torno a las 13.45 horas, llegó el momento de conocer el veredicto final: Ariadna Torres fue distinguida como maestra mayor romescaire y Jordi Torres, Manuel Quero, Josep Maria Fonoll y Carlos Duran, como mestresromescaires. Con todo, lo más importante no era ganar, sino mantener la tradición. Ya había niños entre los fogones que demostraban estar preparados para heredar la cuchara.
Tampoco era un concurso exclusivo para tarraconenses. Dos personas provenientes de Ucrania y de Argentina, respectivamente, actuales residentes en el barrio, decidieron poner a prueba sus habilidades culinarias. «Esperamos que esto continúe adelante siempre», señala Simó. «El romesco siempre estáy estará toda la vida», concluye Casas.