Patrimonio
Encuentran una estructura subterránea en un solar de Estanislau Figueres en Tarragona
El arqueólogo Marc Dalmau cree que podía tratarse de otra cisterna, una construcción que ya se ha descubierto en dos edificios de la misma avenida
El derribo del edificio número 14 de la avenida Estanislau Figueres ha dejado al descubierto una construcción subterránea rectangular de grandes dimensiones –de unos 4,5 metros por 2,5, aproximadamente–, con una profundidad de entre 3 y 4 metros, una cubierta con bóveda de cañón y una apertura que podría haber servido como puerta de acceso al recinto. El arqueólogo Marc Dalmau, quien ha informado a DiariMés del hallazgo, señala que se podría tratar de una cisterna que, con el paso del tiempo, se habría reaprovechado como subterráneo.
Dalmau explica que en la misma calle ya se han encontrado dos cisternas más: una, en el número 3, que se fechó entre los siglos XIV y XV; la otra, en el número 18, que se consideró que era de época contemporánea. Con todo, el arqueólogo comenta que la puerta es «muy extraña». «Si fuera una cisterna, se retiraría el agua de su interior por la parte superior y, por aquella puerta, filtraría el líquido. Hay como un muro construido a posteriori dentro de la cisterna, como si se hubiera hecho una futura remodelación», detalla. Sin embargo, declara que los sedimentos que impiden el acceso al recinto parecen ser de origen orgánico, «como de fosas sépticas».
Más descubrimientos
Dalmau asegura que la posible cisterna no es el único hallazgo que se ha hecho en el solar: en la tierra que se ha extraído, ha visualizado restos de cerámica que podrían fecharse de las edades antigua, medieval, moderna y contemporánea e, incluso, un pequeño fragmento de tierra sigilada, «una cerámica de lujo que se utilizaba en la época romana», según comenta el arqueólogo. No obstante, remarca que se trata de unos fragmentos tan pequeños «que sólo sirven para testimoniar cronológicamente el momento». «No es material que tenga valor económico; tiene un valor, simplemente, histórico», puntualiza.
Dalmau explica que en la pared interior de la construcción se observa un grafito en forma de rombo y detalla que los muros están hechos de piedra y mortero. El arqueólogo tiene esperanzas que alguna empresa empiece la excavación del terreno para poder verificar qué se esconde debajo en realidad y lamenta que algunas personas ya han tirado bolsas de basura, latas, botellas y chapas en el solar.
Las cisternas subterráneas eran construcciones habituales para recoger el agua de la lluvia y disponer de ella en momentos de sequía y escasez. Según señala el arqueólogo, una vez se abandonaban, se llenaban con sedimentos, restos del hogar, materia orgánica o rechazos constructivos, motivo por el cual es «muy importante examinar todo el material que se localiza en su interior», cosa que ayudaría a establecer la fecha de construcción del equipamiento.