Patrimonio
Los restos de Estanislau Figueras de Tarragona podrían ser del convento de Santa Anna
La Real Sociedad Arqueológica Tarraconense apunta que los hallazgos en tres solares podrían ser de una estructura de envergadura
«Si se han hecho hallazgos en tres solares diferentes, quiere decir que es una estructura de una cierta envergadura», apunta al presidente de honor de la Real Sociedad Arqueológica Tarraconense (RSAT), Rafael Gabriel. En concreto, sugiere que los restos encontrados en el número 14 de la avenida de Estanislau Figueras, tal como informó ayer DiariMés, junto con los descubrimientos hechos con anterioridad a los números 3 y 18, podrían pertenecer en el convento de Santa Anna, un edificio construido durante la segunda mitad de la edad media que desapareció en el transcurso de la guerra de los Segadores, entre 1640 y 1642.
Gabriel explica que en la actual avenida de Estanislau Figueras había «uno de los templos extramuros de la Tarragona medieval que desapareció con el asedio», situación que hace que plantee la hipótesis que los descubrimientos estén vinculados con las antiguas instalaciones eclesiásticas. «Es una conjetura para que, a partir de aquí, se pueda explorar con profundidad», matiza.
Construido entre los años 1194 y 1214, el convento de Santa Anna fue primero una leprosería, el espacio donde se aislaban las personas leprosas que se estaban sometiendo a un tratamiento. Más adelante, en 1372, se reconvirtió en hospital y, en 1592, se instaló la Orden de Sant Agustí. El presidente de honor de la RSAT comenta que el edificio era conocido como iglesia de los Sants, pero que adoptó la nueva nomenclatura durante la estancia de los agustinos, ya que uno de los tres altares de la capilla era dedicado a Santa Anna. Entre 1640 y 1642, en el transcurso de la Guerra de Secesión, desaparecieron «todos los santuarios o iglesias medievales extramuros», detalla Gabriel, y el convento no fue la excepción.
Por este motivo, remarca que el grabado que el belga Anton van den Wyngaerde elaboró de la ciudad en 1563, que se conserva en el museo Ashmolean de Oxford, es de gran interés histórico, ya que se pueden ver dos de los elementos que desaparecieron con el conflicto bélico: el convento de Santa Anna, en primer plano, y el convento de Sant Domènec, en la actual avenida de Cataluña.
Una sorpresa en el número 14
El derribo del edificio número 14 de la avenida Estanislau Figueras, efectuado poco antes de que empezara el verano, dejó al descubierto una construcción subterránea de grandes dimensiones que el arqueólogo Marc Dalmau, quien informó en DiariMés del hallazgo, considera que podría tratarse de una cisterna, que con el paso del tiempo se reutilizaría como subterráneo.
Un técnico de la empresa Profirex Derribos, encargada de efectuar la demolición, explica que los restos arqueológicos se encontraron una vez se había acabado el derribo y cuando se iban a hacer los cimientos del nuevo edificio. «Vino la Generalitat e hizo un informe. Me dijeron que se podía tratar de un silo. No sabían si era romana o medieval», comenta. El técnico señala que la propiedad sabía que podía haber construcciones históricas en el espacio, motivo por el cual contactó con los arqueólogos para que analizaran el terreno.
Dalmau detalló que, en el equipamiento subterráneo, se puede ver un muro construido con posterioridad, fruto de una remodelación. También aseguró que en la tierra extraída en las obras había restos de cerámica que podrían fecharse de las edades antigua, media, moderna y contemporánea e, incluso, un fragmento de tierra sigilada, una cerámica de lujo que se utilizaba en época romana. A pesar de todo, remarcó que los fragmentos eran tan pequeños que no tenían valor económico.